Rafael Caro Quintero, detenido en Costa Rica en abril de 1985 y fundador del Cártel de Guadalajara, es considerado uno de los narcotraficantes más importante en la historia, fue el primer capo en desafiar a la Agencia Estadounidense contra las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) al matar a uno de sus agentes que se infiltró en su organización.
El agente infiltrado, Enrique “El Kiki” Camarena, logró poner al descubierto una fábrica empaquetadora de marihuana en el rancho El Búfalo, en Chihuahua, donde se ha hecho la mayor incautación de marihuana a nivel internacional.
En el rancho, acondicionado con lo mejor de la tecnología agropecuaria, trabajaban muchos hombres que con su dinero mantuvieron a una gran cantidad de familias y con ello la economía de la región se incrementó.
“Llegaban los camiones de carga a las tiendas y compraban todos los víveres; ropa, calzado y lo que hubiera, era para llevarlo a los trabajadores de El Búfalo, dijo Alberto Rivera, un periodista que entonces cubrió la información.
Ese rancho, se dijo, operaba bajo la protección de todas las corporaciones policiacas y hasta del Ejército, pues, incluso, al entonces secretario de la Defensa Nacional, Juan Arévalo Gardoqui, se le involucró de manera extraoficial con dicho predio.
En este lugar fueron aseguradas más de 6 mil toneladas de esa droga en 1984, lo que hasta ahora constituye la mayor incautación a nivel internacional.
En noviembre de ese año, 450 soldados apoyados por helicópteros ingresaron al rancho El Búfalo, cerca de Jiménez y Camargo, en la zona sur del estado de Chihuahua, donde trabajaban 10 mil campesinos en la siembra y la cosecha de marihuana.
Aquel día, las tropas incautaron la cosecha de casi mil hectáreas de marihuana.
Ese volumen hubiera representado el consumo de varios meses en el mercado de Estados Unidos; se le valuó en varios miles de dólares.
Pionero de los cárteles
Caro Quintero era originario de La Noria, localidad del Municipio sinaloense de Badiraguato, donde nació el 3 de octubre de 1952, fue uno de los pioneros del tráfico de drogas a gran escala a Estados Unidos desde la segunda mitad de los años 70, cuando emigró a Guadalajara, tras la “Operación Cóndor” en Sinaloa, Durango y Chihuahua.
En su libro “Desperados”, la periodista Elaine Shannon revela que la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) organizó en un grupo a los narcotraficantes de la época y les brindó protección, con la condición de comerciar drogas sólo en Estados Unidos y evitar disputas violentas.
Caro Quintero, junto con Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto” y Miguel Ángel Félix Gallardo eran las cabezas principales de este grupo de traficantes de drogas que emigraron de Sinaloa a Jalisco.
En su época este grupo fue el cártel dominante en México, porque fue el único que mantuvo un monopolio de la exportación de drogas a Estados Unidos en los últimos 40 años.
Nunca tuvo disputas ni competencia en el País, hasta que su organización comenzó a desquebrajarse con el descubrimiento del rancho El Búfalo, en noviembre de 1984, y el secuestro y homicidio del agente de la DEA Enrique Camarena, el 7 de febrero de 1985.
El crimen ocasionó la crisis diplomática más grave del último medio siglo entre México y Estados Unidos.
La infiltración de la DEA
Enrique “El Kiki” Camarena, oficial de la Agencia Estadounidense contra las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), logró ganarse la confianza de los narcotraficantes mexicanos Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto”, Manuel Salcido “El Cochiloco” y Miguel Ángel Félix Gallardo, considerados los “meros meros” traficantes de Jalisco.
Entre ellos se trataban como “compadres”, y “El Kiki” Camarena les prometió protección e impunidad desde el estado de Guerrero hasta Tijuana, Baja California.
Cuatro meses tardaron los perjudicados en descubrir que Camarena los había traicionado.
Camarena fue secuestrado en Guadalajara el 7 de febrero, poco después de las dos de la tarde, cuando salía del consulado norteamericano.
A la mañana siguiente se supo con certeza que había sido capturado por hombres armados.
Los cadáveres de ambas aparecieron castrados y con signos de tortura en un rancho entre Michoacán y Jalisco, lo que promovió la puesta en marcha de la Operación Leyenda, destinada a dar con el paradero de los responsables de la muerte del agente.
La autopsia reveló que habían sido castrados, empalados y enterrados vivos, ya que se encontraron muestras de tierra en sus pulmones.
La DEA se dedicó en cuerpo y alma durante casi una década a la detención de todos los implicados en el secuestro y asesinato de Camarena.
La agencia insistió durante un tiempo a las autoridades mexicanas para que detuvieran al médico Humberto Álvarez Machain, a quien varios informadores señalaban como la persona que prolongó su vida a base de fármacos durante la tortura.
Ante la falta de respuestas, en 1985 agentes de la DEA detuvieron o secuestraron más bien al médico y lo trasladaron a El Paso, Texas.
La actuación desencadenó un conflicto diplomático entre los países. Un juez federal estadounidense anuló los cargos contra Álvarez Machain y ordenó su liberación en 1992.
La fuga y la captura
Caro Quintero huyó a Costa Rica con una “charola” de la DFS firmada por su entonces director José Antonio Zorrilla, quien hasta hoy continúa preso por el asesinato del periodista Manuel Buendía.
El 17 de marzo de 1985, Rafael Caro Quintero salió de México rumbo a Costa Rica acompañado de Sara Cristina Cosío, de 17 años, quien era hija de una prominente familia de Guadalajara y sobrina del que después fuera gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri.
La familia de Sara denunció que Caro Quintero la había secuestrado en Guadalajara, pero según la versión del capo, ella había aceptado acompañarlo voluntariamente.
El 4 de abril de 1985 fue detenido en San José, capital costarricense, y luego extraditado al País. Casi al mismo tiempo, “Don Neto” fue detenido en México. El único que sobrevivió en aquel momento a la persecución fue Félix Gallardo, quien sería capturado hasta 1989.
El caso Camarena no sólo acabó con el grupo más poderoso de la historia del narcotráfico en México, sino también fue la tumba de la DFS, la cual desapareció el Presidente Miguel de la Madrid en 1985.
Narcos se reparten territorio
El error fue grave y las consecuencias peores aún. Washington presionó al Gobierno mexicano y la DEA atrapó a Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo, Manuel Salcido y Félix Gallardo, dejando al cártel sin sus principales cabezas.
En esos años, Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul”, uno de los más respetados jefes mafiosos, convocó a una junta de “principales y antiguos” para proponer una solución salomónica: la repartición del territorio mexicano.
Así fue como, a la postre, surgieron cuatro grandes cárteles: Tijuana, a cargo de los hermanos Arellano Félix y Jesús “Chuy” Labra; Sinaloa, dirigido por Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera y Héctor Luis “El Güero” Palma Salazar; del Golfo, controlado por Juan García Ábrego, y el de Juárez, liderado por Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”.

los delitos que le imputan

– El secuestro de Enrique Camarena Salazar y Alfredo Zavala Avelar, el 7 de febrero de 1985, así como el homicidio de ambos al día siguiente.
– Delitos contra la salud (narcotráfico).
– Asociaciones delictuosas entre 1976 a 1985 para traficar marihuana y cocaína.
– Privar ilegalmente de la libertad a más de cuatro mil personas para que trabajaran en sus sembradíos de droga, en el estado de Chihuahua.
– A principios de 1985 cometió delitos relacionados con el tránsito aéreo.
– Introducción clandestina de armas de fuego al País.
– El homicidio de los ciudadanos norteamericanos John Clay Walter y Alberto Felipe G. Radelat, el 30 de enero de 1985, y la inhumación clandestina de sus cuerpos en el bosque “La Primavera”, de Guadalajara, Jalisco.

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