Aunque de este lado del Atlántico sabemos del fado principalmente por sus mujeres, el emblemático género musical portugués también tiene destacados exponentes masculinos, como Camané.
Para quienes de seguro sí será memorable el fadista lisboeta es para los habitantes de Viana do Castelo, pues Camané fue el primer artista en presentarse, el pasado 19 de julio, en el nuevo Centro Cultural de esta pequeña localidad portuguesa, muy cerca de la frontera con Galicia.
De desplante horizontal con elementos de arquitectura industrial, el recinto de ocho mil 700 metros cuadrados, ubicado a la orilla del río Limia, está firmado por Eduardo Souto de Moura, uno de los más afamados arquitectos de Portugal y ganador, en 2011, del Premio Pritzker.
El edificio de Souto de Moura se añade a una envidiable racha de hitos arquitectónicos para Viana do Castelo, una pequeña ciudad portuaria de menos de 100 mil habitantes a la que la revista Wallpaper bautizó como una “Meca de la arquitectura”, tras la Biblioteca Municipal de Álvaro Siza o la Biblioteca y Auditorio de la Escuela Superior de Tecnología y Gestión, de Fernando Távora.
Pese al prestigio de su autor, no fue un camino fácil para la edificación, denominada inicialmente Coliseo y después Centro Multiusos. Su apertura estaba prevista para 2010, pero las dificultades de financiación y complejidades constructivas en su base (dada la cercanía de las aguas) fueron lastrando su avance.
Reminiscencia naval
El Centro Cultural forma parte de un complejo en la zona portuaria, llamado Plaza de la Libertad, para el que también está proyectada una biblioteca de Álvaro Siza y edificios administrativos de Fernando Távora. Otro vecino ilustre del edificio es el barco-hospital Gil Eannes, que desde hace 25 años está atracado como barco-museo en Viana do Castelo.
Es precisamente el Gil Eannes, con quien el edificio de Souto de Moura intenta dialogar visualmente. Por ello las enormes estructuras tubulares que enmarcan la parte superior de su fachada y sus tonalidades grisáceas.
El edificio de tres niveles tiene una tipología más cercana a la de arena multipropósito (de hecho, así fue diseñado). Formalmente, se define mediante una planta cuadrada que delimita todos los espacios necesarios para su funcionamiento.
Parcialmente soterrado, a fin de acomodar las gradas que delimitan su espacio central, el edificio fue pensado hace cinco años con un planteamiento multifuncional, a fin de que pudiera alojar tanto eventos artísticos, como deportivos, con una capacidad de hasta cuatro mil espectadores.
Los accesos principales se sitúan en los costados norte y sur, orientados hacia la ciudad y el río, respectivamente. Las entradas de servicio se concentran en las demás fachadas.
Lienzo en blanco
El interior es amplio y permeable: un auténtico lienzo en blanco dominado por la extensa superficie recubierta de madera de la arena central, la que se divida desde la plataforma de acceso que la rodea por todos los costados y que, gracias a la trasparencia de la parte baja y acristalada de la fachada, también permite contemplar el paisaje fluvial desde dentro.
El equipamiento interno incluye un escenario desmontable de dimensiones variables (hasta 15 x 15 metros), asientos, salas de traducción simultánea y proyección, recepción, galerías, vestidores y una sala de conferencias.
Como los grandes navíos, es el acero la materia prima principal del edificio (unas 900 toneladas), la cual intenta ocultarse, sino que por el contrario, se hace explícita en su copete, donde los tubos que enmarcan el edificio conviven con las cajas que contienen los sistemas de aire acondicionado y otras instalaciones.
El proceso de construcción supuso la perforación y la inyección de concreto para proteger la estructura de la entrada de filtraciones de agua rivereña. Se colocaron 800 columnas de concreto de 80 centímetros de diámetro que establecieron esa línea de defensa y soportaron la losa de fondo para el edificio de 70 metros de largo y 54 de ancho, con una altura máxima de nueve metros.
El proyecto de 13 millones de euros (unos 218 millones de pesos), es exaltado por las autoridades de Viana do Castelo como un ingrediente para renovar la vocación de la ciudad como un destino regional para actividades culturales y recreativas. Viana do Castelo tiene un añejo historial marítimo y fue sede de astilleros, aunque esta industria está ahora de capa caída.
Sin ser su obra maestra, el Centro Cultural de Viana do Castelo exhibe las cualidades de Eduardo Souto de Moura por las que, según Lord Palumbo, presidente de jurado, obtuvo el Pritzker en 2011.
“Ha producido un trabajo contemporáneo, pero que al mismo tiempo hace eco de las tradiciones arquitectónicas. Sus edificios poseen la habilidad única de transmitir caracteres aparentemente incompatibles -poder y modestia, coraje y sutileza, fuerte autoridad pública y sensación de intimidad- al mismo tiempo”.

El proyecto en breve

Nombre: Centro Cultural de Viana do Castelo
Cliente: Cámara Municipal de Viana do Castelo (Portugal)
Arquitecto: Eduardo Souto de Moura
Año de diseño: 2007
Construcción: 2008-2013
Inauguración: julio 19, 2013
Construcción: 8,700 m2
Costo: 13 millones de euros
Con información de: Cámara Municipal de Viana do Castelo y Pritzker Architecture Prize

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