La guerra civil que desangra Siria desde hace dos años y medio ha dado el salto, definitivamente, a Líbano, donde la lucha sectaria entre Hezbolá, la milicia chií afín al régimen de Damasco, y los opositores al régimen de Bashar al Assad, suníes, es abierta y diaria.
Ayer, una veintena de personas murieron en el sur de la capital, Beirut, tras la explosión de un coche bomba. Hay al menos 120 heridos, según confirma la Cruz Roja local. El lugar, el barrio de Dahiyeh, es un bastión del partido-milicia de Hasan Nasralá.
El Ministerio del Interior libanés reconoció esta noche que iba a elevar el nivel de vigilancia en las grandes ciudades por temor a nuevos atentados y choques directos entre los dos bandos. Siria era la cerilla que necesitaba Líbano, ya de por sí dividido en facciones religiosas con décadas de guerra a sus espaldas, siempre un terreno empapado en alcohol.
La tensión se había contenido relativamente al inicio de la crisis siria.
Desde Primavera, la escala de la violencia ha ido subiendo hasta llegar a estos ataques.
Mata a 20 explosión en Líbano
La guerra civil que desangra Siria desde hace dos años y medio ha dado el salto a Líbano