La oposición siria acusa al régimen de Bashar al Assad de perpetrar el peor ataque con armas químicas de los últimos 25 años, que, según el recuento de sus activistas, causó la muerte este miércoles a al menos 1,420 personas en el este de Damasco, en el suburbio de Ghuta.
El Gobierno reconoció que el área fue atacada por ser un baluarte rebelde pero aseguró que lo hizo con medios convencionales y negó de plano el uso de armamento ilegal.
La ya cotidiana guerra de cifras y acusaciones vino acompañada en esta ocasión de decenas de videos grabados de manera precaria que muestran a adultos y niños muertos o agonizando, sin rastro de sangre o heridas, con problemas para respirar, convulsiones, espuma en la boca y pupilas dilatadas.
“Los médicos dicen que son síntomas de gas sarín”, contó Bayan Baker, una enfermera de urgencias del cercano hospital de Duma.
Estas grabaciones, que no pudieron ser verificadas de forma independiente, son de tal dureza que llevaron a cinco países del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Luxemburgo y Corea del Sur- a pedir una reunión urgente para analizar la situación que finalmente fue convocada ayer mismo.
Estos países planean exigir que los inspectores de la ONU -recién llegados a Damasco el domingo tras meses de negociaciones para examinar el uso de armas químicas en el conflicto- puedan acceder de inmediato al lugar del ataque para aclarar lo ocurrido. Turquía y Arabia Saudita los apoyan. Aunque el hotel donde se hospedan está a un cuarto de hora en coche de la zona atacada, el mandato que les dio la ONU, previo acuerdo con el Gobierno sirio, sólo permite a los expertos investigar tres lugares pactados.
Hasta que no se pida en el Consejo de Seguridad la ampliación de su misión están atados de pies y manos. No salieron a la calle; vieron las imágenes por televisión. Ake Sellström, jefe de los inspectores, aseguró que el ataque resultaba “sospechoso” y debía ser investigado. Los restos de sarín son detectables durante una semana.
El relato que difundieron organizaciones opositoras como la Coalición Nacional Siria, los Comités Locales de Coordinación y el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos sostiene que hacia las tres de la mañana de ayer, las tropas de al Assad atacaron por aire cuatro puntos del distrito de Ghuta: Ain Tarma, Zamalka, Muadhamiya y Jobar. Lo hicieron con misiles cargados de gas nervioso.
Una docena de hospitales y centros de salud se vieron saturados ante la masiva llegada de afectados, incapaces de hacer frente a la crisis porque les faltaba atropina para bloquear los efectos del supuesto gas y aparatos para respiración asistida.
Las imágenes proporcionadas por los opositores muestran cuerpos en los pasillos sin tapar, niños inmóviles y sanitarios volcados en las reanimaciones, mientras llegan más víctimas.
De ser cierta, esta matanza no tendría equivalente desde 1988, cuando el iraquí Saddam Hussein gaseó a miles de kurdos en Halabja. “Es un punto de inflexión”, dijo Ahmed al Jarba, líder de la Coalición Nacional.
Los Comités Locales aseguraron que el 90% de los muertos de Ghuta cayeron por los bombardeos con armas químicas y el resto, por bombardeos con misiles tierra-tierra y los morteros lanzados a continuación por las tropas regulares sobre los mismos barrios.
La zona, recalcó el Observatorio (otra organización opositora), apoya mayoritariamente a los rebeldes y ha sido usada por el Frente Al Nusra -grupo vinculado a al Qaeda- como escondite.
Un oficial del Ejército sirio leyó un comunicado en la televisión oficial en el que calificó de “falsas” las acusaciones y las atribuyó a la “histeria” opositora por su debilidad.
Rusia, principal aliado de al Assad, respaldó una investigación “objetiva” de lo que entiende que es una “provocación planificada de antemano” por la disidencia para “desacreditar” al Gobierno.
Moscú siempre ha defendido que tiene pruebas de que los rebeldes han empleado armas químicas en meses pasados. El secretario de Asuntos Exteriores británico, William Hague, o el presidente francés, François Hollande, se declararon en cambio “profundamente preocupados”.
“Se hace complicado pensar que El Assad va a atacar con armas químicas justo cuando hay una delegación internacional en la zona, que puede exigir ir allá y tomar muestras. Es una situación que hay que seguir muy atentamente”, dijo una fuente militar de Israel, país que junto a EU, Francia, Reino Unido y Turquía dice tener pruebas de que el régimen ha atacado con armas químicas en estos dos años y medio. “Por lo que sabemos, los rebeldes no disponen de esos medios”, añade.
Siria, según los servicios secretos occidentales, cuenta con unas mil toneladas de agentes químicos, sobre todo gases sarín, mostaza y VX, el mayor arsenal de Oriente Próximo. Usarlos era para Washington la “línea roja” infranqueable.
Urge ONU a reunión
El Consejo de Seguridad de la ONU programó ayer consultas de emergencia sobre el más reciente episodio del supuesto uso de armas químicas en Siria, y el secretario general Ban Ki-moon dijo que está decidido a garantizar una “investigación exhaustiva” de todos los incidentes reportados.
El vocero adjunto de la ONU Eduardo del Buey dijo que el secretario general está “impactado” por el presunto uso de armas químicas este miércoles en los suburbios al este de Damasco. Activistas adversos al Gobierno sirio acusaron al régimen del presidente Bashar Assad de lanzar un ataque con gas tóxico que mató a por lo menos 100 personas, entre ellas muchos niños mientras dormían.
El Gobierno negó el uso de armas químicas.

Acusa Rusia a rebeldes de usar cohete con gas

El régimen negó enérgicamente haber usado armas químicas en el ataque y Rusia, su aliado, acusó a los grupos rebeldes del lanzamiento de un cohete que presuntamente llevaría un agente químico desconocido, mismo que habría causado importantes bajas en la población civil.

Además, calificó el hecho de “esfuerzo planeado de antemano con la finalidad de implicar al Gobierno sirio en el uso de armas químicas”, ya que el domingo pasado arribó al País una delegación de expertos de la ONU con la intención de revisar informes relativos al tema.
Aparte de las imágenes difundidas, testimonios de opositores al régimen y de personal médico refieren que hubo cientos de víctimas entre hombres, mujeres y niños. Las estimaciones más conservadoras no obstante fijan el número en mil el número de decesos.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que sigue el conflicto desde Gran Bretaña por medio de una red de contactos en el País, declaró que el ataque tuvo lugar en los suburbios de Zamalka, Ein Terba y Erbeen, localizados al este de la ciudad de Damasco y en donde existen grupos rebeldes.

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