La Zona de los Altos es una cuna de tradiciones culturales y familiares, donde por desgracias desde las familias se inculca el machismo que termina en la llamada violencia de género, aseguró Norma Cordero, diputada local del segundo distrito.
“Sí hay discriminación, sí hay machismo y debo de reconocer que para una mujer es doblemente difícil el poder desempeñarte en cualquier cargo, te estoy hablando de todos los sectores, del público y del privado, sabemos que en las empresas las mujeres ganan menos que los hombre, en iguales cargos, en el Gobierno se tiene que estar empujando para que se den las llamadas cuotas de género tan cuestionadas sean respetadas”, señaló.
Reconoció: “Yo estoy de acuerdo en las cuotas de género siempre y cuando sean transitorias, que sí nos apoyen, en mi caso yo entré por primera vez a un espacio de elección dentro de estas llamas cuotas de género”.
La familia alteña
“Qué te digo de las familias de los Altos de Jalisco, yo creo que somos una familia muy tradicional, así como presumimos nuestra tradición, usos y costumbres, también somos una región muy tradicional y eso obedece a que todavía existe en la mujer esa sumisión hacia el hombre. Todavía las mujeres les piden permiso a sus maridos para decidir, para saber si pueden trabajar, para saber si pueden seguir estudiando, sí existe esa discriminación y desgraciadamente también hay violencia”, comentó.
Agregó que en el estado no existe un lugar, unas estancias donde las mujeres que acuden a denunciar un caso de abuso tengan dónde resguardarse y así en el proceso de conseguir ayuda psicológica y legal, poder dejar esa dependencia.
“Es complicado, porque por una parte les das la asistencia psicológica, pero siguen viviendo con el agresor. Y por otra parte ellas siguen siendo dependientes económicos de ellos, y no puede haber esa liberación total, porque ni el Municipio ni el Estado le ofrecen estancias o albergues donde ellas puedan recuperar su autoestima, donde puedan enseñarse a hacer un adiestramiento, capacitarse para que ellas puedan ser las jefas de familia y puedan darse también el seguimiento hacia los hijos, mientras no se dé esto va hacer muy difícil. Porque hay una total dependencia del agresor y todo el tiempo y los logros obtenidos en las terapias, no sirven de nada porque al tiempo regresan a vivir con el que las está agrediendo”, explicó Norma Cordero.
Y agregó que se debe trabajar en la igualdad de género desde el interior de las familias. “Desde chicos enseñarles el respeto del hombre a la mujer, o de las mujeres hacia el hombre. Creo que si no lo hacemos a través de una cultura de igualdad de género, en donde todos nos respetemos por independencia del género, será más difícil”.
Machismo nace “en las familias”
Propician “tradiciones culturales y familiares” la violencia de género; también persiste la discriminación hacia la mujer.