Los mundos de la moda y la velocidad ya tienen algo en común, algo pequeño, pero con mucho significado: es el Fiat 500, carismático vehículo que además se muestra versátil y polifacético en sus distintas caracterizaciones.
Y es que por un lado el cinquecento puede mostrarse educado, glamoroso y fashionista, como modelo en pasarela si se trata de su versión by Gucci; pero también puede ser hosco y temperamental, estruendoso como bólido en pista de carreras si ostenta el logotipo del escorpión de Abarth.
No sólo eso, también le gusta ser exhibicionista y mostrarse “topless” en sus variantes descapotables que dejan poco a la imaginación, como el 500 Gucci Cabrio y el Abarth Cabrio, que ya están disponibles en México, el segundo como modelo 2014.
Pero al margen de la versión que se trate, todo Fiat 500 tiene un común denominador, y es el ADN de una marca icónica en un país que lo mismo le rinde culto a la belleza y a la moda que al automovilismo: Italia, el país de Florencia y de Milán, pero también de Monza, la catedral de la velocidad.
Tanto los modelos by Gucci como Abarth son el tope de la gama del Fiat 500, y en ambos casos se ofrecen en carrocería normal (hatchback 3 puertas) y Cabrio.
Uno es dócil y gentil, el Gucci Edition, y el Abarth es inquieto y venenoso. Eso sí, los dos transmiten mucho estilo, italiano, claro está, pero cada uno a su manera y con un propósito diferente; el primero es para lucirse en la llegada a noches de gala, y el segundo lo que busca es exhibir a sus rivales en la pista.
Para acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora el 500 Abarth Cabrio apenas necesita de 7.2 segundos, y si tiene el camino despejado no se detendrá hasta llegar a su velocidad tope, que son 215 kilómetros por hora.
Abarth es un apellido ilustre en el automovilismo italiano, y también es la división de Fiat que modifica sus autos para darles ese carácter tan deportivo.
Gucci es una reconocida marca italiana de artículos de lujo que en sinergia con Fiat han creado un vehículo muy “chic”, el 500 by Gucci.

Para ‘fashionistas’

No hay duda. Los Fiat 500 y 500c by Gucci son autos ideales para aquellos que van de la mano con las tendencias y se toman muy en serio los detalles.
Si llevar una bolsa con la firma Gucci, usar unos zapatos, o un reloj, de esa marca de lujo fundada en 1921 en Florencia, Italia, son desde entonces sinónimos de estatus y buen gusto, manejar un cinquecento especialmente decorado por la firma italiana es poner el estilo en movimiento.
Más aún, su caja automática de 6 velocidades con modo manual Autostick desde la palanca permite aprovechar hasta el último caballo de potencia si así se quiere.
Pero la versión by Gucci del 500 no fue pensada para romper récords en pista, sino para atraer miradas por donde vaya.
Los detalles decorativos de Gucci están en los rines de 15 pulgadas, en los estribos, en los postes “B”, en las vestiduras de piel, en los cinturones de seguridad, en el volante y en la palanca de velocidades; son sutiles, pero es que el lujo es así, discreto. Además, con las línes roja y verde en su toldo, seguro no pasa desapercibido.

Con sangre de carreras

Karl Abarth, o Carlo Abarth como se le conoció más, nació en 1908 en Viena, Austria, pero este austriaco de nacimiento no iba a ser un músico clásico, por sus venas corrían la velocidad y la gasolina, así que en su juventud adquirió también la nacionalidad italiana y se convirtió en “piloti”.
En 1949 fundó su compañía, para la que eligió como emblema el escorpión de su signo zodiacal, que pronto se volvió popular en las pistas europeas y lo mismo podían verse corriendo chasises Ferrari con sus carrocerías que Porsches 356 Abarth.
En 1971 Abarth fue comprada por Fiat y llegaron los triunfos en los rallys con el 124 y el 131 Abarth.
Posteriormente Fiat atravesó por momentos complicados y la firma Abarth fue relegada. Hace algunos años la desempolvaron y ahora da vida a autos de mayor desempeño, como el 500c Abarth.
Y vaya que este cinquecento es digno de llevar el emblema del escorpión. Al ponerlo en marcha parece que es un auto más grande por el ronco sonido de su escape, suena en verdad como auto de competencia.

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