En septiembre de hace algo más de 2 mil años, el líder militar Julio César finalmente logró aplacar a las combativas tribus galas y poner bajo el yugo de Roma al extenso territorio que hoy ocupan Francia, Bélgica y zonas de países vecinos.
A pesar de que la entrañable historieta de Ásterix pinta que su aldea era la única que no había caído en manos de los invasores, en realidad la suerte quedó echada en Alesia, donde Julio César venció a los hombres del aguerrido jefe galo Vercingétorix, después de un largo sitio.
Aunque Julio César escribió pormenorizadamente sobre su campaña en la Galia, por mucho tiempo estuvo a discusión cuál era el sitio actual donde transcurrió la definitiva batalla de Alesia, hasta que paulatinos hallazgos arqueológicos inclinaron la brújula hacia Alise-Sainte-Reine, en la región de Borgoña.
Es ahí donde el año pasado abrió sus puertas el Centro de Interpretación del MuseoParc Alesia, primer elemento de un proyecto cultural destinado a preservar los vestigios arqueológicos del lugar y a divulgar la historia de una época sumamente significativa para la conformación de la nación francesa.
El recinto, un volumen cilíndrico de 52 metros de diámetro y 15 de altura, fue diseñado por los arquitectos franceses Bernard Tschumi y Véronique Descharières. Tschumi, egresado del Instituto Federal de Tecnología de Zurich y ex decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Columbia es conocido por proyectos como las salas de conciertos Zenith de Limoges y Rouen, así como el Nuevo Museo de la Acrópolis (Grecia), inaugurado en 2009.
Torres gemelas
El esquema planteado por Tschumi y Descharières consta de dos estructuras independientes, separadas por casi un kilómetro, pero que comparten la misma forma. Uno es el museo arqueológico (aún en construcción) localizado en la posición gala, en una colina a orillas del pueblo. El otro es el Centro de Interpretación, ubicado en una de las posiciones romanas, en el valle vecino.
“La estrategia propone la creación de dos edificios con una forma cilíndrica simple y un grado suficiente de abstracción para que puedan insertarse independientemente en su contexto y a la vez, ofrecer vistas de 360° que los relacionen. Ambos elementos fomentan un sentido de respeto y admiración a través de su presencia en silencio”, señalan los arquitectos en la descripción del proyecto.
La “modestia” era un valor que los arqueólogos señalaron a Tschumi como necesario para crear edificios que fueran a la vez “visibles e invisibles”, a fin de darle presencia a los eventos históricos.
El Centro de Interpretación emerge de una extensa pradera como un cilindro envuelto en una celosía de madera que resguarda una primera piel acristalada. Tanto los muros de concreto, como los vidrios, lucen tonalidades oscuras, con lo que se crean un contraste dinámico y vívido con el patrón diagonal de la estructura amaderada.
El techo del edificio está cubierto con plantas y árboles, como un modo de hacer que se mimetice con el entorno. Desde lo alto, los visitantes pueden contemplar el paisaje de alrededor, en el que se han edificado reconstrucciones de las barricadas y torres que los romanos construyeron para sitiar Alesia.
Entre árboles
El paisajismo ha sido una parte esencial del proyecto y responsabilidad del arquitecto francés Michel Desvigne (ahorita de moda por su laureada intervención para darle un segundo aire al puerto de Marsella), quien ha difuminado el estacionamiento (situado relativamente lejos del edificio) con un bosque de abedules que, cuando estén debidamente crecidos, dialogarán abiertamente con los que se ubican arriba del inmueble, a modo de un mausoleo romano.
Los visitantes llegan por un camino serpenteante que da la impresión de atravesar de lado a lado el Centro de Interpretación para salir hacia la zona del parque donde se levantan las réplicas de fortificaciones romanas.
Se podría seguir en efecto esa ruta sugerida, o bien, una vez ubicados en el vestíbulo de doble altura, enmarcado por columnas suavemente inclinadas de concreto, ascender hacia las salas de exhibición situadas en la segunda planta, a través de una rampa en espiral.
Las salas de exhibición se distribuyen formando un anillo alrededor del centro. En todas, hay vista hacia el exterior y resguardan objetos antiguos, maquetas del sitio de Alesia, dioramas, reconstrucciones de máquinas de guerra y reproducciones facsimilares de documentos antiguos.
El proyecto completo del MuseoParc Alesia tiene un presupuesto de 15 millones de euros (unos 263 millones de pesos) y espera atraer unos 150 mil visitantes por año una vez terminado. Su siguiente elemento es el museo arqueológico, que se espera esté listo en 2016. Aunque comparte forma con el Centro de Interpretación, su material prima será la piedra, como eco de los edificios antiguos de la vecina ciudad, aunque con una técnica constructiva contemporánea, además de que estará semienterrado.
Con información de:
Bernard Schumi Architects y
The Architectural Review

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