Visitan Museo jefes policiacos

Las paredes no fueron las que hablaron, aunque fueron las paredes que retuvieron por décadas a personas detenidas por diferentes delitos, esta vez la ex cárcel municipal, ahora Museo de la Ciudad, recibió a autoridades federales, estatales y municipales.
José Ángel García, director del Museo y cronista de la Ciudad, guió a los visitantes, en este caso al Coronel del Arma Blindada Diplomado del Estado, Mayor Martín Jiménez Olvera; el Mayor del Arma Blindada, Roberto Luna Mendoza; así como el secretario de Gobierno, Antonio Salvador García López; y al alcalde Javier Casillas Saldaña como al director de Seguridad General Ciudadana, Francisco Javier Martínez Espinosa.
Recordaron entonces que siendo Alcalde por el año 2008, Antonio Salvador García López (hoy Secretario de Gobierno), fue que desapareció o se cerró definitivamente la ex cárcel municipal, igual que ha ocurrido con seis cárceles más en diferentes partes del estado esta semana.
Recordó el cronista de la ciudad, José Ángel García que la cárcel municipal comenzó a dar sus servicios en 1907, y a la fecha están remodeladas paredes y colocados domos de protección, con la idea de segur equipando el Museo.
Museo donde actualmente está la exposición de “La Familia”, donde se conservan fotografías de cuando velaban a los hijos, o algún difunto, retratos de fiestas o recuerdos especiales como invitaciones, promocionales y otros.
Los visitantes igualmente recibieron la explicación del cuadro que retrata la vida, costumbres, tradiciones y valores de la sociedad de San Francisco, así como de sus personajes ilustres y representativos.
Explicó la presencia de las Iluminaciones bajo el manto de la Virgen de la Inmaculada Concepción, se distinguieron rostros de personajes como “La Bala” (quien recorría diferentes ciudades en busca de limosna), de El Tejedor, de la industria del sombrero y calzado, entre otros muchos más.
Luego del recorrido los visitantes de la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) fueron invitados a degustar las paletas tradicionales de cajeta, aunque pareciera que no fue suficiente la degustación, pues luego corrieron los soldados con una hielera, que no contenía nada de gravedad o de alarma, sino que se llevaron las suficientes paletas y hielo para que resistieran el camino.