Los pozos del fraile, que en el Siglo XVIII sirvieron como fuentes de abastecimiento de agua, hoy son criaderos de insectos y los vecinos temen que haya moscos transmisores del dengue.
Autoridades sanitarias confirmaron cinco casos de esta enfermedad en la colonia Bellavista y sus habitantes consideraron que deben limpiarse los pozos, localizados en la calle Apaseo.
“Los pozos están descuidados. Son un criadero de zancudos. Cuando pasan fumigando les decimos que fumiguen los pozos, pero nos dicen que deben de tener una orden especial porque se consume mucho producto”, señaló María Guadalupe Guzmán Rodríguez, habitante de toda la vida de esa zona.
Su hermana Marcela Guzmán, aseguró que los dos pozos eran un emblema, pero ahora son problema de sanidad por el agua estancada que contienen y que propician la fauna nociva.
“En la Administración de Roberto Plascencia se construyeron dos fuentes con una bella iluminación; el agua que brota de los manantiales era aprovechada por los bomberos y para el riego de parques.
“Ahora el agua se tira al drenaje. Pasadas administraciones construyeron ductos para tirar el agua. Ya no se aprovecha a pesar de que son veneros, y ahora sólo es criadero de moscos que hay por millones”, señaló Marcela Guzmán.
Los vecinos están preocupados por los brotes de dengue que hay en el lugar.
“Están descuidados. Sólo hay basura y suciedad en estos pozos que en otros años fueron centros de abasto de agua”, señaló Arturo Muñoz Ontiveros, propietario de una carnicería.
Aseguró que las autoridades no atienden el problema con el argumento de que al tratarse de pozos son competencia federal, de la Conagua.
Los dos pozos, que en realidad son dos veneros, en el Siglo XVIII sirvieron para abastecer de agua a León.
La leyenda
En el Archivo Histórico se informó que los pozos del fraile deben este nombre a una leyenda.
Ésta relata que indios mataron con flechas al fraile Juan de Cuenca Virúes, y uno de ellos al ver el color azul de sus ojos se los sacó y los arrojó.
Cuando el homicida, según la leyenda, regresó a buscar los ojos, sólo encontró dos hilos de aguas cristalinas en el sitio donde cayeron. Escarbó y descubrió dos veneros”.
“Cuando la gente de la Villa se enteró de los sucesos verdaderos empezó a visitar los veneros del fraile y al correr del tiempo y con el aumento del caudal del agua clara construyeron dos pozos, uno por cada venero, y desde entonces se les llaman pozos del fraile”, se informó.

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