Al menos 13 personas -incluido el asaltante- perdieron la vida  ayer por la mañana en el Mando de Operaciones de la Armada en Washington, a menos de cinco kilómetros de la Casa Blanca y dos del Capitolio, cuando un hombre armado con un rifle de asalto y una pistola –algunas fuentes decían que también portaba una escopeta- abrió fuego.
El FBI confirmó la identidad del tirador a través de las huellas digitales como Aaron Alexis, 34 años, residente en Texas pero nacido en Nueva York.
El tirador resultó muerto en el ataque, según confirmó la Policía, que aseguró tener “múltiples datos” que la situaban tras la pista de otros dos posibles asaltantes, un hombre blanco y otro negro, el primero de los cuales fue absuelto de sospecha según avanzaba el día.
Siguen sin conocerse los motivos por los que Alexis abandonó la Marina, donde trabajaba como un electricista especializado en aviones.
Varios medios apuntaban a que el antiguo reservista habría muerto tras intercambiar disparos con la Policía. Los investigadores creen que Alexis entró en el recinto del Mando de Operaciones usando el pase de seguridad de otra persona, pero no está claro si se trataba de un cómplice o la identificación fue robada.
En la última rueda de prensa ofrecida pasadas las seis de la tarde hora local, la jefa de la Policía, Cathy Lanier, quiso advertir que estaba circulando mucha información que no era precisa o sencillamente falsa y recomendó ajustarse a las versiones oficiales de las autoridades.
La jefa de la Policía de Washington confirmaba que uno de los tiradores había muerto y que su gran preocupación era que existían “otros dos potenciales tiradores sin localizar por el momento”, de entre 40 y 50 años.
Según Lanier, ambos sospechosos vestían ropas militares –aunque ese dato no implicaba que fueran miembros del Ejército- e iban armados. Lanier reforzó poco después en una nueva comparecencia ante la prensa la tesis de que el tirador no había actuado en solitario, aunque no aportó información concreta.
El alcalde de la ciudad, Vincent Gray, atajó la naturaleza del asalto diciendo que en ese momento no podía “ni confirmar ni desmentir” que se tratara de un acto terrorista. Gray añadió que se desconocían los motivos del ataque.
Aprovechando una comparecencia pública con motivo del quinto aniversario del inicio de la crisis económica provocada por el hundimiento de Lehman Brothers, el Presidente de Estados Unidos condenó el tiroteo y lo calificó de “un acto cobarde”. Barack Obama informó que no se conocían todavía todos los hechos pero que sin duda se estaba ante “otro tiroteo de masas”, se lamentó el mandatario.
“Sabemos que varias personas han resultado heridas y algunas han muerto”, añadió tras asegurar que los autores de la matanza serían llevados ante la justicia. “Se trata de hombres y mujeres que estaban en su trabajo, protegiéndonos a todos”, dijo Obama.
“Son patriotas que conocen los riesgos de servir a su País fuera”, prosiguió el mandatario.
“Y sin embargo hoy se han enfrentado a lo inimaginable: una violencia que no deberían de sufrir en casa”.
Por la mañana se escucharon tres disparos en el edificio 197 del Cuartel General de la Armada, desde donde se controlan algunos de los principales centros de operaciones de la Armada, al sureste de Washington, edificio que alberga a 3 mil personas.
“Nos dijeron que corrieramos lo más lejos posible del lugar”, dijo Terry Durham, quien huyó del lugar y vio al agresor.
‘Fue un acto cobarde’
El presidente Barack Obama dijo que está de luto por lo que llamó “otro tiroteo masivo” en Estados Unidos que dice que le costó la vida de varios patriotas.
Obama se comprometió a asegurarse de que “cualquiera que llevara a cabo este acto cobarde será declarado responsable”.
Dijo que las víctimas eran “estadounidenses valientes” que sabían los riesgos de trabajar ahí.

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