A partir de los 60 años los vasos sanguíneos se debilitan y pierden elasticidad por lo que hay más riesgo de desarrollar hipertensión, enfermedad crónica que puede desencadenar en padecimientos cardiovasculares, cerebrovasculares y falla renal.
En una persona sana, la presión arterial debe mantenerse en niveles de 120/80 mmHg, sin embargo, cuando se padece hipertensión, el nivel puede llegar a 140/90 mmHg o cifras mayores de manera constante y sostenida, explica Juan Verdejo, director médico del Instituto Nacional de Cardiología.
Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012 revelan que se registra mayor prevalencia conforme aumenta la edad de las personas: en el grupo de 50 a 59 años la prevalencia es de 19.8%, en el grupo de 60 a 69 años es de 20.4% y en el grupo de 70 a 79 años alcanza el 25.1%. En los mayores de 80 años de edad se registró una prevalencia de 18.4%.
Aunque se desconoce la verdadera causa de la enfermedad, dice el cardiólogo, hay varios factores que contribuyen al desarrollo de hipertensión como tener sobrepeso y obesidad, estar sometido a altos niveles de estrés diario, ser fumador, tener una alimentación alta en grasas saturadas y sodio.
También consumir mucho alcohol, ser físicamente inactivo, padecer diabetes, tener antecedentes familiares de hipertensión y tener más de 60 años.
Verdejo refiere que este padecimiento es considerado como un “asesino silencioso” porque no siempre presenta síntomas.
“La hipertensión arterial rara vez produce síntomas, puede ignorarse por mucho tiempo, de hecho hay algunas personas que la padecen por años sin darse cuenta hasta que se presenta un problema de salud mayor”, señala.
Sin embargo, en adultos mayores, síntomas como palpitaciones en la cabeza o el pecho y mareos pueden ser señales de hipertensión, agrega.
El control de la hipertensión, apunta el cardiólogo, debe iniciar con varios cambios importantes en los hábitos del adulto mayor.
“Es indispensable llevar a cabo cambios en los hábitos alimenticios como comer menos sal, mantener una dieta equilibrada con frutas y verduras, disminuir el consumo de alcohol, evitar el consumo de tabaco, también hacer ejercicio con regularidad y mantener un peso saludable de acuerdo a su estatura”, explica.
El tratamiento incluye fármacos cuya función principal es diminuir los niveles de presión arterial.
“Infortunadamente el adulto mayor tiene el inconveniente de que necesita más medicamentos para poder controlarse, pero cualquier medicamento que le baje la presión arterial lo que va a hacer es protegerlo contra el desarrollo sobre todo de hemorragia cerebral, que es quizá una de las primeras complicaciones que puede tener el tratamiento de la hipertensión arterial lo disminuye hasta en un 50 por ciento”, detalla.
Una vez diagnosticado con hipertensión, un adulto mayor requiere monitoreo permanente de su presión arterial para prevenir complicaciones, dice Verdejo.
“Se debe vigilar que hayan llegado a las cifras meta (por debajo de 140/90 mmHg) y en términos generales cuando menos cada tres o cuatro meses requieren vigilancia médica para saber que siguen bien controlados”, señala.
RECURRENTE
Datos de la Ensanut 2012 refieren que en México padecen hipertensión:
33.3% Hombres
30.8% Mujeres