Hoy en día, aunque no es necesario establecerse en Montparnasse para hacerse sitio en el mercado del arte, Francia sigue siendo uno de los hitos en cuanto a fomento de las artes se refiere, como por ejemplo en sus políticas descentralizadoras.
Hasta el Centro Georges Pompidou y el Museo del Louvre han abierto, en años recientes, sucursales al interior del país; pero aún más añejo es el gran proyecto de los Fondos Regionales de Arte Contemporáneo (FRAC), una red de 23 establecimientos dedicados a recopilar obra de artistas vivos y plantear programas académicos y exposiciones.
De 2012 a la fecha han abierto sus puertas FRACs en Marsella, Orléans, Rennes, Dunkerque y Besançon, diseñados tanto por arquitectos galos como Odile Decq, Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal, como por notables talentos extranjeros, como el japonés Kengo Kuma. Hay también un proyecto en construcción en Burdeos, firmado por el despacho danés BIG, de Bjarke Ingels.
Persianas japonesas
Un consentido en la nueva generación de los FRAC es el arquitecto japonés Kengo Kuma, quien firma no uno, sino dos establecimientos que abrieron sus puertas este año: el de la región Franco-Condado, en Besançon y de la región Provenza-Alpes-Costa Azul, en Marsella.
El primero no sólo abarca la sede local del FRAC, sino también la Ciudad de la Música: una escuela de música con su auditorio, para dar como resultado un complejo cultural de 11 mil metros cuadrados y un presupuesto de 26 millones de euros, cantidades superiores a las de los demás centros.
Kengo Kuma recicló una vieja bodega de paredes de ladrillo a la orilla del río Doubs, le añadió nuevos volúmenes rectangulares de vidrio y unificó todo bajo una cubierta de madera con diseño a cuadros, que dialoga con el entorno natural y tiende un gesto de invitación a los visitantes.
La cubierta con diseño a cuadros que se superpone a la fachada es un rasgo de diseño que también utiliza el arquitecto nipón en el FRAC de Marsella, sólo que ahí reemplaza la madera por placas de vidrio templado y esmerilado, amén de que por su emplazamiento en esquina y acotadas dimensiones, el edificio pareciera una de esas casas japonés ultracomprimidas.
Roja amplitud
De dimensiones algo más modestas (5 mil metros cuadrados), es el FRAC de la región de Bretaña, asentado en Rennes y diseñado por la iconoclasta arquitecta francesa Odile Decq.
Se trata de un edificio rectangular de apariencia monolítica y dramatismo espacial, cuya estructura principal está hecha de concreto reforzado, sometido a un proceso especial de pigmentación y acabado que le dio sus distintivo color negro y textura metálica.
En el primer nivel, detrás de un muro acristalado, asoman las formas dinámicas y en color rojo de los volúmenes interiores donde se acomoda un auditorio y las circulaciones verticales.
El edificio de cuatro niveles, que a ratos pareciera hacer guiños al Centro Georges Pompidou, luce un esquema de circulación en espiral ascendente a través de un núcleo central iluminado naturalmente por un amplísimo tragaluz.
De remate, el recinto luce un elemento en voladizo que aporta a la expresión formal tradicional del exterior una pieza contrastante y llamativa, que además cumple un  propósito funcional al regular el asoleamiento de los interiores.
Turbulencias en Orléans
El FRAC de más reciente apertura es el de la región Centro, en Orléans, proyectado por el despacho Jakob + MacFarlane Architectes.
Este recinto está emplazado en un estrecho bastión entre edificios antiguos, pero reacciona ante ellos con una forma metálica radical y futurista, una “turbulencia” derivada, según los arquitectos, de “una deformación de las grillas geométricas del sitio”.
Una cubierta topográfica brinda cobijo a los tres elementos del edificio, distinguidos por las extrusiones del mismo: la primera y más alta es la sala de exposiciones temporales, mientras que la más pequeña es una sala audiovisual y la tercera el lobby y área de convivencia que se extiende hacia la explanada.
El edificio está hecho a base de una estructura metálica, moldeada por computadora y recubierta con paneles con microperforaciones, a través de los cuales se filtra la luz emitida por un sistema automático que genera diseños luminosos o incluso proyecciones informativas, en una especie de “mapping” desde dentro.
Museo en el puerto
Al igual que Kengo Kuma en Besançon, Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal, han aprovechado una antigua bodega portuaria para crear el FRAC Norte-Paso de Calais, en Dunkerque.
Pero en lugar de remodelar el viejo edificio, de dimensiones y altura inmensas, los arquitectos le crearon un doble que se enlaza a aquel en el lado que apunta al mar. Esta nueva estructura con más de 9 mil metros de superficie útil es la que alojará, a partir de noviembre, el programa del FRAC.
Bajo una envoltura ligera y bioclimática, se ha acomodado una estructura prefabricada que soporta varias plataformas libres y flexibles que se adecuan a las necesidades del espacio expositivo. La transparencia de la piel exterior plantea un juego de contrastes con los volúmenes opacos del interior.
El edificio original se mantendrá disponible, tanto para proyectos especiales del FRAC (como comisiones de obra gigante), como para eventos independientes.

Con información de: FRAC y firmas
de arquitectos responsables.

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