La pasión de este tipo de partidos de por sí es suficiente pólvora. Si se le agrega la chispa de una polémica arbitral, el resultado es una explosión.
Los futbolistas del Atlas gritan descontrolados. El técnico Omar Asad se va encima del árbitro. Son sus propios jugadores quienes deben detenerlo. Pierde el control. El reclamo de nada le sirve.
El Clásico Tapatío termina 1-1. A los Zorros les sabe a derrota, pues en tiempo de compensación exigían se decretara un penal tras ver a Matías Vuoso caer en el césped. Para Chivas, es distinto. Un gol de Marco Fabián, al ’84, le ha salvado de la catástrofe. El duelo entre dos de los peores equipos del Apertura 2013 ha tenido emociones, sí, pero también ha demostrado por qué ambos están al fondo de la tabla.
Apenas el viernes pasado, Jorge Vergara prometió cambios. Aseguró que se habían decidido medidas fuertes que se reflejarían en la cancha. Nada. Discurso vacío. Chivas es durante la primera parte el mismo equipo incapaz de aprender de sus propios errores, frágil cada vez que ve la pelota acercarse a su campo y hasta infantil, por ofender insistentemente de la misma forma, con la ilusa esperanza de encontrar resultados diferentes.
Atlas ha hecho bien su trabajo previo. Conoce las debilidades del Rebaño, que son muchas. Una de ella: el centro de su defensa. La línea de cinco instituida por Juan Carlos Ortega es un caos. Cada balonazo rojinegro a esa zona va cargado, inevitablemente, de una importante dosis de peligro.
Minuto ocho. Sergio Amaury Ponce cobra el tiro de esquina por el costado derecho. Al centro del área, donde sabe que duele. La zaga rojiblanca es superada con facilidad. Giovanni León conecta de cabeza. El joven rojinegro manda el esférico a las redes. Celebra con la euforia que genera el encuentro que divide a Guadalajara.
Pero un rojiblanco ha caído al césped, en un forcejeo de los que normalmente se dan en esa zona. Aparentemente, nada digno de un silbatazo. Pero Jorge Antonio Pérez piensa diferente. Marca una polémica falta y anula la anotación del Atlas, que reclama con impotencia. Chivas, en teoría, debería aprender la lección. No es así. Este equipo sufre en el campo un severo déficit de atención que le impide memorizar sus equivocaciones.
De nuevo por el centro. Gran pelota filtrada del Alfonso González para Matías Vuoso que deja solo al argentino naturalizado mexicano. Luis Michel sale a su encuentro, con apuro y logra, hincado, tapar el esférico para apagar el peligro, al ’14.
El tercer aviso del Atlas es definitivo. Una calca del gol anulado: Sergio Amaury Ponce cobra el tiro de esquina por el costado derecho. Héctor Reynoso falla en la marca, igual que en ya varias ocasiones a lo largo del Apertura 2013. Facundo Erpen salta más que nadie. El cabezazo del argentino va pegado al poste.
Luis Michel ni el intento hace por lanzarse. Increíble, pues en el futbol, por más que parezca imposible conseguir algo, dejar de intentarlo es imperdonable. La pelota mece las redes. Esta vez nadie lo puede anular. El árbitro señala el centro del campo. Gol del Atlas, al ’19. Se desata la fiesta de los rojinegros en la tribuna.
Chivas, entonces, es el obligado. Pero Guadalajara es un equipo al que la responsabilidad le pesa en la misma medida que carece de ideas. Disparos lejanos de Patricio Araujo (’22 y ’32) y Marco Fabián (’23) sirven de nada. Así no. Sólo Aldo de Nigris, acostumbrado a la presión de Clásicos que vivió antes con Monterrey y Tigres, es capaz de ofrecer algo diferente.
Tiro libre por el corredor del área, costado derecho. De Nigris mide bien el esférico. Salta justo. Golpea potente, de cabeza. Promesa clara de gol. El chileno Miguel Pinto piensa lo contrario. Se tiende y con un manotazo espectacular salva a los Zorros, al ’35. Cinco minutos más tarde, el mismo delantero regiomontano controla y saca un zurdazo de media vuelta, al poste del arquero que ya había dado un paso en busca del centro, pero regresa con enormes reflejos para apagar el peligro una vez más.
En el arranque del complemento, Juan Carlos Ortega corrige una de las fallas de inicio. El joven Carlos Cisneros se va de la cancha. El Clásico le ha pesado al novato rojiblanco. En su lugar, ingresa Rafael Márquez Lugo, el mejor goleador del equipo en los últimos tres torneos, que hoy es suplente para el técnico del Rebaño Sagrado.
Pero en la cancha rojiblanca, parece que sólo De Nigris existe. El refuerzo deja botar el esférico dentro del área y lo prende enseguida, con potencia. Nada que hacer para Miguel Pinto. Pero la redonda estremece el travesaño, al ’47.
Atlas cede la iniciativa y apuesta al contragolpe. Frente a una defensa tan frágil, parece la mejor opción. En una de esas descolgadas, Alfonso González conduce con inteligencia. Arrastra el balón desde medio campo. Cuando se aproxima al área, filtra para Omar Bravo, que enfrenta completamente solo a Luis Michel. Define por abajo, con pierna derecha. El remate pasa angustiosamente cerca del poste. El ex rojiblanco perdona, al ’56.
Un minuto después, Chivas responde con una pelota que atraviesa la zaga rojinegra para llegar hasta Márquez Lugo, que ante la salida de Miguel Pinto, define por encima del arco. Son los instantes de dominio rojiblanco. Pero en este deporte, tener la pelota es inútil si no se mueve el marcador.
Leandro Cufré pierde la pelota en la salida. Aldo de Nigris entra sin marca alguna al área. Tiene tiempo y espacio. Opta por el disparo cruzado y potente. El chileno Pinto saca un manotazo de puro reflejo y salva nuevamente, al ’63.
Guadalajara parece condenado a la derrota, por su incapacidad de aprender. Su déficit de atención ha hecho que tarde demasiado para entender que no se pueden esperar resultados diferentes resultados, haciendo las mismas cosas. Pero lo comprende, por fin, al minuto 84.
Un chispazo distinto. La sociedad de dos futbolistas con talento. Fuera del área, Marco Fabián toca para Rafael Márquez Lugo. El 7 le devuelve con suavidad al 10. Pared precisa. Zurdazo del volante, que vence por potencia más que colocación, al arquero Pinto. Gol de Chivas. Se empata el Clásico Tapatío. Explota los rojiblancos, mayoría en la tribuna del Omnilife.
El último suspiro del encuentro presenta una polémica más. Matías Vuoso recibe dentro del área. Supera a Héctor Reynoso. Hay contacto del zaguero rojiblanco. Va al césped el atacante rojinegro. Pero el silbante Jorge Antonio Pérez asegura que no hay falta. Instantes después, silba el final. Vienen los reclamos. Jugadores y técnico del Atlas van sobre el árbitro. De nada sirve.
El duelo ha terminado 1-1. Los Zorros siguen sin ganar en el Apertura 2013 y Guadalajara no ha triunfado desde la llegada de Juan Carlos Ortega. Ambos tienen ocho puntos, al fondo de la tabla. Han protagonizado, con emociones de por medio, un Clásico de equipos mediocres.
Chivas rescata empate ante Atlas
La pasión de este tipo de partidos de por sí es suficiente pólvora. Si se le agrega la chispa de una polémica arbitral, el resultado es una explosión.