A los 2 años, Christian Castillo Valentín fue diagnosticado con diabetes, después de tener fiebre y vómito, siendo hospitalizado y después cambiando su vida de los dulces por la fruta.
A sus 11 años, las inyecciones de insulina y las revisiones en el médico son algo normal en su rutina, acompañado y apoyado por su familia, quien ha luchado para inculcarle mejores hábitos de alimentación.
“Estaba chiquito cuando se dieron cuenta de que tenía diabetes, mi mamá me cuida mucho y me dice que tengo que cuidar mucho lo que como, en lugar de refresco tomo agua, en lugar de dulces como fruta”, dijo sonriendo.
Alejandra Valentín, mamá de Christian, dijo que nunca le dijeron los médicos la razón por la que desarrolló la diabetes, pudiendo ser un virus, pues ellos no padecen diabetes, aunque se acostumbraron a cuidarlo.
“Es complicado porque son niños, entonces tienes que estar vigilando que no coman chucherías, que no tomen refrescos, es complicado pedirles que cambien algo que les gusta por fruta, por verdura”, confesó.
Christian se ha ido acostumbrando, no sólo al control médico que debe tener, revisando sus niveles de azúcar, sino a tener una alimentación diferente a la de sus compañeros en la escuela.

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