El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu criticó duramente el domingo el acuerdo de la comunidad internacional con Irán en torno al programa nuclear de ese país, al tiempo que estados árabes del Golfo Pérsico aliados de Occidente guardaron un llamativo silencio, lo que refleja el nerviosismo que recorrió todo Oriente Medio en torno a la nueva aceptación de que parece gozar el gobierno iraní en el escenario mundial.
Pero en otras partes del planeta muchos dieron la bienvenida al acuerdo como un importante primer paso para reducir el programa nuclear de Irán.
Israel y los países del Golfo Pérsico, encabezados por Arabia Saudí, han formado una improbable alianza en su oposición contra el acuerdo del domingo, unidos por los temores que comparten en torno a un Irán que llegue a tener armas nucleares.
Aunque la mayoría de las naciones del Golfo permanecieron en silencio en las primeras horas después de que el acuerdo fue alcanzado en Ginebra, Netanyahu no tardó en criticarlo, llamándolo un “error histórico” y diciendo que él no está obligado por el pacto.
En declaraciones a su gabinete, el premier dijo que el mundo se ha convertido en un “lugar más peligroso” como resultado del acuerdo. Reiteró una amenaza esgrimida desde hace tiempo de utilizar la fuerza militar contra Irán de ser necesario, al declarar que Israel “tiene el derecho y el deber de defenderse a sí mismo por sí mismo”.
El acuerdo del domingo es apenas la primera etapa de lo que se espera traiga consigo un trato final que asegure que Irán no desarrolle un arma atómica.
Bajo el pacto, Irán reducirá muchas de sus actividades nucleares durante seis meses a cambio de un alivio limitado y gradual de las dolorosas sanciones económicas que Occidente le aplicó. Ese semestre les dará a los diplomáticos tiempo para negociar un acuerdo de mayor alcance.
El paquete incluye congelar la capacidad de Irán de enriquecer uranio a un nivel de 5% como máximo, que está bastante por debajo del umbral necesario para obtener material que permita fabricar bombas atómicas, y busca apaciguar las preocupaciones occidentales de que Teherán pudiera desarrollarlas algún día. Observadores internacionales supervisarán que Irán cumpla lo prometido.
Para el gobierno iraní, mantener activo el programa de enriquecimiento era un objetivo crucial. Los líderes allí ven la capacidad del país de fabricar combustible nuclear como una fuente de orgullo nacional y una parte esencial de la autosuficiencia atómica.
Pero Israel considera cualquier enriquecimiento como inaceptable, ya que dice que fabricar uranio enriquecido a bajo nivel para utilizarlo en armas es relativamente sencillo. El gobierno israelí exige que se suspenda todo el enriquecimiento y que se cancelen las capacidades iraníes para producir uranio.
Netanyahu también había pedido un aumento en las sanciones económicas. Israel teme que Irán utilice el proceso diplomático como fachada para engañar a la comunidad internacional, en forma muy similar a como lo hizo Corea del Norte en sus avances hacia la fabricación de una bomba nuclear.
“Hoy el mundo se convirtió en un lugar mucho más peligroso porque el régimen más peligroso del mundo dio un paso significativo para obtener las armas más peligrosas del mundo”, afirmó Netanyahu.
La Casa Blanca dijo que el presidente Barack Obama había llamado por teléfono a Netanyahu para discutir el acuerdo tentativo con Irán, y que los dos líderes reafirmaron “su objetivo común de impedir que Irán obtenga un arma nuclear”.
Obama le dijo a Netanyahu que él entiende que Israel “tiene buenas razones para ser escéptico sobre las intenciones de Irán”, pero prometió “estrechas consultas” con su aliado en cuanto a los esfuerzos para negociar una solución integral que “resuelva las preocupaciones de la comunidad internacional en relación con el programa nuclear de Irán”, de acuerdo con un comunicado emitido por la oficina del secretario de prensa de la Casa Blanca.
Las autoridades israelíes reconocieron que ahora tendrán que enfocarse en influir en el desenlace de las negociaciones finales. Israel no forma parte de las conversaciones en Ginebra, pero permanece en contacto cercano con Estados Unidos y otros participantes.
Israel se siente especialmente amenazado por Irán, dadas las repetidas afirmaciones de Teherán de destruir al estado israelí, el apoyo que brinda a grupos extremistas hostiles en las fronteras judías y su desarrollo de misiles de largo alcance.
El presidente israelí Shimon Peres, ganador del premio Nobel de la Paz, expresó un optimismo cauteloso con relación a que el acuerdo del domingo pudiera traer cambios a la región.
“Me gustaría decirle al pueblo iraní: ustedes no son nuestros enemigos y nosotros no lo somos de ustedes. Hay una posibilidad de solucionar este asunto en forma diplomática. Está en manos de ustedes. Rechacen el terrorismo. Detengan el programa nuclear. Detengan el desarrollo de misiles de largo alcance”, afirmó.
Otro ganador del Nobel de la paz, Mohamed ElBaradei, líder egipcio partidario de la democracia y ex director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, de la ONU, recibió el acuerdo con beneplácito. En un mensaje en Twitter, escribió: “Después de décadas de políticas fallidas, el mundo está mejor con un acuerdo con Irán. Igualdad, generación de confianza, respeto y diálogo son cruciales para la resolución de cualquier conflicto”.
El Golfo Pérsico guardó silencio después de que los gobernantes de Qatar y Kuwait se reunieron el fin de semana con el rey saudí Abdalá para conversar sobre asuntos regionales, principalmente Irán.
Sin embargo, los pequeños países de Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos en el Golfo elogiaron el acuerdo.
“Damos la bienvenida a este acuerdo si es que pondrá fin al temor de que haya armas de destrucción masiva en la región”, dijo Jalid bin Ahmed Al Jalifa, canciller de Bahrein, a los periodistas en Manama.
En toda Europa, los países del continente recibieron el trato con beneplácito. Gran Bretaña y Francia, que participaron en las negociaciones, dijeron estar comprometidas a que tenga éxito, mientras que España, Noruega y Suecia expresaron sus esperanzas de que se alcance una solución más amplia.
Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, lo llamó un paso importante para “proporcionar seguridades que garanticen la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní”.
El presidente ruso Vladimir Putin, cuyo gobierno también participó en las conversaciones, dijo que el acuerdo reivindica las exhortaciones de Rusia para que se alcance una solución diplomática.
“El resultado de Ginebra es un triunfo para todos, el cual muestra una vez más que al trabajar en forma colectiva y con respeto mutuo es posible hallar respuestas a los actuales desafíos y amenazas internacionales”, afirmó el mandatario en un comunicado divulgado por el Kremlin.

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