Desde que tenía 17 años de edad, Samuel Alfredo Guerrero practica malabares.
Su sueño de ser cirquero lo ha concretado en los cruceros de León. Pero contra lo que muchos creen, él no es un improvisado: es alumno de Sport Circus, una de las dos únicas escuelas de arte circense que hay en el País.
Como él, un grupo de 10 jóvenes alumnos de Sport Circus ha decidido llevar su arte y creatividad a las calles.
Aprovechan el cambio de semáforos para presentar breves espectáculos que sorprenden a los automovilistas.
Puebla es la única ciudad a la par de León que cuenta con esta carrera para una formación circense.
La calle es un espacio de proyección y entrenamiento para los estudiantes.
Alfredo Guerrero -por ejemplo- ya ha sido contratado por empresas privadas para presentar su show, además de realizar labor social de ayuda a jóvenes.
Maribel González, la única mujer dentro del grupo, ha tomado los aros como herramientas para realizar malabares. Con 23 años de edad y más de un año practicando asegura que el esfuerzo y la práctica llevan a la perfección dentro del arte circense.
Héctor Hernán Hernández Godínez, de 22 años de edad y tres dedicado a los malabares, sueña con formar parte de algún espectáculo en Europa y poder perfeccionar su técnica.
Para poder dedicarse de lleno al espectáculo Hernán brinca todos los días de los semáforos a la escuela.
“Si tienes ganas se puede todo”, dijo muy seguro Paul Rocha de 26 años de edad, quien desde hace dos años practica malabares con aros y clavas.
Cada año Paul se presenta con un show de fuego en Palenque, Chiapas, como parte de las atracciones de un hotel.
“Ver que a la gente le guste” es lo que mueve a Hugo “El Águila” a seguir perfeccionando su técnica de malabares, en la que se inició hace cuatro años.
A la par de trabajar como malabarista, José de Jesús Medina proyecta abrir en unos meses su tienda para artistas circenses.
Especializado en el monociclo y los malabares con clavas, este artista pretende llevar sus actos de circo a colonias conflictivas, como una estrategia para combatir la violencia y el pandillerismo.
A sus 22 años, José de Jesús Galindo Solano está convencido de que el arte de los objetos es una forma de crear un entorno social amigable. La sonrisa o el asombro de los espectadores es lo más gratificante de su oficio.
Cirqueros libres
Además de los alumnos del Sports Circus, los cruceros han sido tomados por otros artistas de la calle.
Es el caso de Juan David Romo “Ketto” y Edgar Rodrigo Santana “Meat”, originarios de León y del Distrito Federal respectivamente, quienes han viajado con su arte por diferentes ciudades del País y el extranjero.
Ellos realizan malabares con 6 clavas en conjunto y las alternan con acrobacias.
“Ketto” de 24 años de edad, fue elegido para un espectáculo del Cirque du Soleil, la más importante compañía de circo que tiene su sede en Canadá.
Mientras residía en Canadá conoció al artista ruso Anton Alferov, acróbata del Cirque du Soleil, quien le realizó una audición con su show de malabares con fuego.
El artista ruso quedó impresionado y decidió reclutarlo como opción para entrar a su escuela.
Pero el sueño de este leonés se vio frustrado hace un año, cuando el artista ruso fue encontrado muerto en Acapulco.
El intercambio de consejos y enseñanzas con Anton Alferov dejó en “Ketto” el deseo de seguir luchando por conseguir su sueño.
Su compañero de espectáculo, Edgar Rodrigo, dejó inconclusos sus estudios de arquitectura en la UNAM para tomar el oficio autodidacta de cirquero. Pero no se arrepiente de su decisión, pues está convencido que su vocación es la de ser un artista de tiempo completo.
Entre los proyectos que ambos tienen en puerta está realizar una escuela independiente para ejercitar el arte de los malabares, con maestros y compañeros que compartan sus consejos.
Los contratan circos
Roxana Press, directora de la escuela circense de León, informó que cuatro alumnos están por firmar un contrato con importantes circos del País, de la talla del Atayde.
Tres alumnos serán contratados por sus actos en malabares y uno en aros.
Dijo que se tiene planeado que el 17 de diciembre se formalice la integración de alumnos a los circos.
La acróbata originaria de Canadá, dijo que los muchachos que realizan malabares en los cruceros de la ciudad son instruidos por maestros de talla internacional.
Aunque reconoció que trabajar en la calle no es tan mal remunerado, pues las ganancias van de los 150 a los 200 pesos por hora, dijo que la meta es que los egresados de la escuela se integren a circos o que colaboren en el proyecto ‘Circo Social’, con el que se busca alejar a jóvenes de los vicios.
La canadiense destacó que con los 800 circos que hay en México, el campo de trabajo es amplio para los artistas nacionales.
Los alumnos que trabajan en los cruceros tienen una beca casi completa, pues aportan de su bolsillo sólo 500 pesos de los 3 mil del costo de la colegiatura. Mil pesos los otorga el Municipio y la parte restante es apoyo por parte de la escuela.
La directora de la escuela es familiar de los empresarios del “Circo Roberts”, que cada año presenta su espectáculo en la Feria de León.