Un tren de cercanías que descarriló el fin de semana en la ciudad de Nueva York, causando la muerte de cuatro personas, iba a 132 kilómetros por hora al acercarse a una curva donde la velocidad máxima permitida es de 45 kph, informó el lunes un investigador federal.
Pero aún se desconoce si el accidente fue resultado de un error humano o de un problema con los frenos, dijo Earl Weener, miembro de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés).
Weener dijo que la información de la velocidad del convoy era preliminar y que se obtuvo de las dos grabadoras de datos del tren de Metro-North que fueron recuperadas entre los restos del accidente ocurrido el domingo en el Bronx.
También dijo que los investigadores habían comenzado a entrevistar al personal de la compañía ferroviaria, pero no reveló lo que el maquinista les dijo.
Weener informó que el acelerador pasó a inactivo seis segundos antes de que el tren descarrilado se tuviera que detener por completo, “muy tarde en el proceso para un tren que va tan rápido”, y que los frenos estaban metidos a fondo cinco segundos antes de que el tren se detuviera.
Dijo que los investigadores también examinaban el teléfono móvil del maquinista, al parecer para determinar si estaba distraído al operar el tren.
Al preguntarle si el accidente fue resultado de un error humano o de frenos defectuosos, Weener dijo que “hasta este momento, no podemos dar respuesta a eso”.
Mientras los investigadores estudiaban las grabadoras de datos, cuadrillas de trabajadores levantaban los vagones descarrilados en la curva, una vuelta tan cerrada que la velocidad máxima permitida al acercarse desciende de 105 a 45 kph.
El accidente se registró dos años antes de la fecha límite impuesta por el gobierno federal para que Metro-North y otras compañías ferroviarias instalen dispositivos de frenado automático. Pero como la causa del accidente del domingo continúa siendo desconocido, no se sabe si esa tecnología hubiera marcado una diferencia.
El maquinista, William Rockefeller, resultó herido y “está totalmente traumado por todo lo que ha pasado”, dijo Anthony Bottalico, director ejecutivo del sindicato de trabajadores ferroviarios. Agregó que Rockefeller, de 46 años, estaba cooperando completamente con los investigadores.
Mientras los siete vagones y la locomotora eran erguidos sobre las vías, los
26,000 pasajeros diarios en la línea afectada en el segundo mayor sistema de trenes urbanos del país enfrentaban un día difícil para llegar a sus destinos.
Muchas personas usaron el servicio de autobuses y sus autos para volver al trabajo, pero no se reportaron retrasos en la hora pico matutina, dijo el portavoz de la compañía Aaron Donovan.
Unas 150 personas iban a bordo cuando el tren de Poughkeepsie a Manhattan se descarriló el domingo alrededor de las 7:20 de la mañana en la línea Hudson de Metro-North. Más de 60 personas resultaron heridas. El alcalde Michael Bloomberg dijo que 11 heridos que en un principio estaban en estado crítico no parecen tener lesiones que pongan en riesgo su vida.
La NTSB indicó que sus investigadores podrían tardar hasta 10 días examinando todos los aspectos del accidente en el área en que se encuentran los ríos Hudson y Harlem.
A pesar de la gravedad del accidente, la cifra de víctimas pudiera haber sido mucho mayor de haber ocurrido un día entre semana, o si el vagón delantero hubiera llegado al agua. El tren estaba a media capacidad en el momento del accidente, dijeron funcionarios.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *