“Por el brillo de los ojos, desde el comienzo de los tiempos, las personas reconocen a su verdadero amor”. (Paulo Coelho)
Ese verdadero amor fue reconocido en los ojos de Betty Robles Almanza y Gerardo Villafaña Martínez.
Esta historia comenzó en las aulas de su preparación profesional, ambos decididos en convertirse en licenciados en Comunicación, emprendieron la aventura que los llevó a descubrirse totalmente enamorados.
A seis años de noviazgo, Gerardo tomó una de las decisiones más importantes de su vida, proponerle matrimonio a su verdadero amor: Betty.
Fue así como una tarde mientras paseaban por el Centro, Gerardo llevó a Betty hasta el jardín que está ubicado frente al templo de Santiaguito, y ahí, frente al amor de su vida, como hace seis años, al proponerle ser su novia, ahora la pregunta fue ¿Te quieres casar conmigo?, el “Sí” apareció y el brillo en los ojos de Gerardo y Betty, dejó en claro el amor que ambos sienten.
En el transcurso de un año, con deseos de hacer de su boda un momento mágico e inolvidable, comenzaron los preparativos.
Los meses transcurrieron y por fin la fecha llegó, ante el altar de uno de los templos con mayor historia en Irapuato: El Hospitalito, Gerardo y Betty se prometieron amor, respeto y fidelidad.
Convertidos en esposos, al ritmo de la banda, Gerardo y Betty recorrieron el Centro Histórico, al estilo de una boda en San Miguel de Allende, con su callejoneada.
Amigos y familiares acompañaron a los recién casados en esta callejoneada, donde recibieron los aplausos de los irapuatenses, quienes detuvieron su paso para admirar a la hermosa pareja de enamorados.
El brindis en honor al enlace de Betty y Gerardo se realizó en el salón Viventti, lugar al que acudieron familiares y amigos de los recién casados.
“Somos novios” fue el tema que bailó la pareja en su primer vals como esposos.
De esos amores que erizan la piel de todos aquellos que los ven, así es el amor de Gerardo y Betty, quienes también llegan a comprobar la veracidad de la frase “El amor se refleja en la mirada”.

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