“En la basura hay vida”, dijo Juan Muñiz Sandoval, que desde hace más de 20 años se dedica a la recolección y aprovechamiento de residuos sólidos, ahora con un espacio para trabajar, antes de llegar al relleno sanitario de Irapuato.
A sus 42 años, Muñiz Sandoval reconoce que trabajar con la basura no sólo le permite generar su propio trabajo, sino proteger a su familia económicamente, generando empleo para ellos, y convivir con sus seres queridos.
“Lo más bonito es que estamos en familia, que trabajamos todos juntos, mis hijas organizan todo desde casa, son como el personal administrativo, si alguien de la familia se queda desempleado, nosotros le echamos la mano, trabaja con nosotros”, dijo contento, mientras dobla las mangas de una chamarra rota, su ropa de trabajo.
En 1994, don Juan no pudo seguir estudiando, era su último semestre para graduarse como Contador Público en una escuela de Irapuato, ya no había dinero y tuvo que irse a la Ciudad de México, para ganar dinero y sobrevivir.
“Mi mamá es de México, donde vivía con mi abuelita, a unos 500 metros se abrió el relleno sanitario, se dieron cuenta de que la gente ganaba bien, que tenían dinero, entonces nos fuimos para allá y, comenzamos a trabajar en esto”, recordó, viendo a dos perros pequeños que duermen bajo una camioneta, donde transporta el material rescatado del relleno de Irapuato.
Muñiz Sandoval reconoce que es un trabajo difícil, sobre todo con la competencia que ahora tienen en las calles, donde quienes recolectan los residuos sólidos, como el plástico, el cartón y el papel, lo más valioso, dejan poco para quienes tienen años trabajando cerca y dentro del relleno.
“Cuando nos regresamos para acá (Irapuato) fue porque nos dimos cuenta de que se gana mejor, allá en México vendíamos mucho cartón y plástico, era lo que mejor se pagaba, nos daban tres mil pesos, de aquellos tiempos, por un kilo, que ahora serían tres centavos, pero se ganaba bien, luego nos decidimos venir para acá porque acá hay mejores sueldos”, confesó sonriendo.
Mientras don Juan platica de su experiencia en el mundo de lo que a otros ya no sirve, pasan camiones llenos de residuos al relleno de Irapuato, y sus familiares trabajan en el fondo de la bodega, que les presta un conocido y donde tienen cuatro años en actividades.
“Juntamos papel, un día nos dedicamos a limpiarlo y conseguimos este espacio, donde comenzamos a trabajar toda la familia, somos seis personas que nos mantenemos de esto (…) este trabajo alcanza a darte dinero para vivir, no hay horarios, lo que uno trabaja es lo que uno gana”, dijo.
La mitad de su vida se ha dedicado a reciclar y reutilizar la basura, a vender lo que otros consideran ya innecesario, eso le ha dado ojo para poder vender lo que más se busca, lo que en el mercado de los residuos sólidos, es lo más pedido, lo más buscado.
“El plástico ahorita lo están buscando mucho, así te das cuenta de qué sirve, nosotros ya no salimos a buscarlos, ya vienen a buscarnos a nosotros, ya tenemos clientela, lo que más compramos es el papel, que es a lo que nos dedicamos, el kilo de papel ahorita anda por mayoreo a 90 centavos, a partir de 5 ó 6 toneladas”, explica como todo un empresario.
El relleno es un lugar donde se surten, donde la actividad de los pepenadores, o como ellos han decidido llamarse, recolectores de residuos sólidos, tienen 20 minutos a partir de que los vehículos tiran la basura, para recolectar lo que les sirve.
Jorge Medina Mendiola, encargado del relleno sanitario, informó que son 70 personas, de agrupaciones como Antorcha Campesina y la CNOP (Confederación Nacional de Organizaciones Populares) los que asisten a este espacio, para aprovechar los residuos.
“Es algo que está tolerado, mas no está avalado, tienen derecho también a llevar sustento a sus familias, que son alrededor de 50 familias las que se sostienen de ahí, siempre y cuando estén sujetos a la normatividad”, comentó.
Las personas que ingresan al relleno no pueden hacerlo si tienen aliento alcohólico, si están bajo influencia de algún enervante o en estado etílico, tampoco se permite el ingreso a menores de edad y mujeres embarazadas.
“Tenemos una buena comunicación, hemos tenido reuniones y minutas de trabajo en Servicios Públicos, en el relleno sanitario, no se permiten las riñas y estamos en el entendido de trabajar en coordinación y con apoyo mutuo”, dijo.
Medina Mendiola compartió que se está actualizando el reglamento interno del relleno sanitario, pues antes, en trienios pasados, se permitía el paso de vehículos hasta la zona donde la basura es vaciada por los camiones, algo peligroso para los pepenadores y trabajadores del relleno municipal.
“Estamos en el acondicionamiento del estacionamiento o lugar asignado para sus vehículos, para que no nos afecte tanto a ellos como a nosotros, que va a estar por la caseta, se les permitía acceder hasta esa área pero eso era antes”, anunció.
El encargado del relleno sanitario indicó que no se les cobra una cuota por ingresar a este espacio, por lo que tienen total libertad de disponer de los residuos sólidos del municipio, ayudando al reciclaje de la basura de Irapuato.
Oliver Guerrero Soto, director de Imagen Urbana de Irapuato, insistió en que es una práctica que no está avalada por el Municipio, aunque no se busca detener el trabajo de los pepenadores, que se ha mantenido por parte de esta Administración.
“Es una forma de vida para ellos, hay que llevar una relación de cercanía con ellos, no los vamos a correr pero tampoco les vamos a dar más facilidades, estamos buscando que, para beneficio tanto de nosotros como de ellos, que tengamos áreas donde ellos puedan estar para que su trabajo sea más fácil y que no entorpezca los trabajos de tiempos y movimientos del relleno”, finalizó el pepenador.
Viven gracias a la basura
Al día, don Juan puede ganar hasta 150 pesos, el salario diario de una persona que trabaja en una oficina, pero tiene que estar expuesto a los rayos d