Los sudafricanos cantaron, bailaron y lloraron ayer en emotivos homenajes públicos al recién fallecido Nelson Mandela, el líder antisegregacionista que unió a este país —antes dividido en blancos y negros— y que ayudó a evitar una guerra racial.
Todas las personas, sin distinción de color, se abrazaron y compartieron momentos emotivos mientras líderes contra el apartheid, como el Arzobispo retirado Desmond Tutu, pidieron a los 51 millones de sudafricanos que se sumen a valores de la unidad y democracia de Mandela.
Los honores al ex Presidente sudafricano llegaron de personas de todo el espectro social.
Uno de los dolientes, Ariel Sobel, dijo que él nació en 1993, un año antes que Mandela fuera elegido presidente.
“Lo que más me gustaba de Mandela era su capacidad de perdón, su pasión, su diversidad, el impacto de lo que hizo, no me preocupa lo que va a suceder. Vamos a continuar juntos como nación. Sabíamos que iba a suceder. Estábamos preparados”.
Muchos sudafricanos se enteraron de la noticia —anunciada en la televisión estatal por el presidente Jacob Zuma poco antes de la medianoche— al despertar el viernes. Muchos, como Sobel, se concentraron junto a la casa que habitó Mandela en sus últimos meses de vida en el barrio de Houghton, en Johannesburgo. Una mujer abrazó a sus dos hijos junto a una ofrenda floral.
Una decena de palomas fueron echadas al vuelo. Un hombre caminaba con un girasol de tallo largo. Personas cantaban canciones tribales, el himno nacional “N’kosi Sikelel Afrika” (El Señor bendiga África) e himnos cristianos. Una persona llevaba un cartel que decía: “Reinará en el Universo junto con Dios”. Líderes judíos y musulmanes estaban presentes también.
En Soweto, el brusco poblado donde Mandela solía vivir, cantantes y bailarines recorrían las calles honrando la vida del líder. Decenas de niños cargaban enormes retratos del ícono.
“Lo lamento, soy demasiado emotivo. Las lágrimas salen muy fácil”, dijo Themba Radebe, de 60 años, quien estaba filmando las celebraciones callejeras.
Sudáfrica reaccionó con profunda tristeza ante la pérdida de un hombre a quien muchos consideran el padre de la nación, quien salió de prisión para convertirse en el primer Presidente negro del país.
Las banderas ondeaban a media asta y personas de todas las razas y clases sociales rindieron homenaje al fallecido líder con canciones, lágrimas y oraciones.
Sudafricanos de todo tipo prometieron continuar con sus valores de unidad y democracia.
El presidente Zuma dijo el viernes que Mandela será enterrado el 15 de diciembre. Se realizará un servicio fúnebre el martes 10. El cuerpo permanecerá en capilla ardiente en los edificios del Gobierno en Pretoria desde el 11 de diciembre hasta el entierro.
El domingo próximo será un día nacional de oración y reflexión, dijo Zuma, quien además agradeció los mensajes de condolencias enviados desde todo el mundo. El Gobierno preparaba ceremonias fúnebres que van a contar con la presencia de gobernantes y dignatarios del mundo.
Horas después del fallecimiento, un vehículo con el ataúd del líder antiapartheid, cubierto con la Bandera sudafricana, se alejó de la casa de Mandela tras la medianoche, escoltado por una caravana de motocicletas militares, para llevar el cuerpo a una morgue en Pretoria.
Zuma, vestido de negro, anunció la noticia de la muerte de Mandela el jueves por la noche por TV. Dijo que Mandela, de 95 años y conocido afectuosamente como “Madiba”, falleció “en paz” a las 8:50 de la noche, acompañado de su familia.
F.W. de Klerk, el presidente sudafricano blanco que negoció junto con Mandela el fin del apartheid, dijo que Mandela “era una persona muy humana” y con gran sentido del humor.
La aerolínea South African Airways dijo que facilitará vuelos para los invitados a las exequias.
‘Que inspire generaciones’: Papa
El Papa Francisco le envió al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, su pésame por la muerte de Nelson Mandela, de quien dijo ha sido un ejemplo para las nuevas generaciones.
“Rezo para que el ejemplo del difunto Presidente inspire a generaciones de sudafricanos para poner la justicia y el bien común en la vanguardia de sus aspiraciones políticas”, escribió el Pontífice argentino.
En este sentido, elogió el compromiso de Mandela en la promoción de la dignidad humana, la no violencia, la reconciliación y la verdad.
“Rindo homenaje al firme compromiso demostrado por Nelson Mandela en la promoción de la dignidad humana de todos los ciudadanos de la nación, y en la creación de una nueva Sudáfrica basada en los firmes cimientos de la no violencia, la reconciliación y la verdad”, puntualizó.
“Con estos sentimientos, invoco sobre todo el pueblo sudafricano dones divinos de paz y prosperidad”.
El Papa no conoció a Mandela, pero sí lo hizo uno de sus predecesores, Juan Pablo II, quien se reunió con “Madiba”.
“(Mandela) pertenece a ese pequeño grupo limitado de hombres que ayudan a conseguir un mundo mejor (como) Gandhi o Juan XXIII”, indicó Sant’Egidio, que es considerada la institución de la diplomacia paralela al Vaticano.
Cinco momentos
clave en su vida
20 de abril de 1964
Acusado de sabotaje, Mandela hizo una declaración durante el juicio en Pretoria que reveló la profundidad de su determinación en la lucha contra el apartheid y su disposición de apostar su vida en los esfuerzos por poner fin al Gobierno racista blanco.
“Durante toda la vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano”, dijo Mandela. “He luchado contra el dominio de los blancos y contra el dominio de los negros. He atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática en que todas las personas viven en armonía y con las mismas oportunidades. Es un ideal que espero vivir lo suficiente para ver hecho realidad. Pero también es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”.
Dos meses después, él y otros siete acusados fueron sentenciados a cadena perpetua.
11 de febrero de 1990
Mandela salió de la prisión Victor Verster de Sudáfrica, cerca de Ciudad del Cabo, tras 27 años tras las rejas, tomado de la mano de su esposa Winnie. Alzó un puño con una amplia sonrisa. La liberación de Mandela después de tantos años era casi inconcebible para sus felices partidarios, quienes estallaron en vítores mientras cientos de periodistas batallaban por acercársele.
También recordó: “Cuando finalmente crucé el portón para subirme al vehículo al otro lado, sentí, aunque tenía 71 años, que mi vida comenzaba de nuevo”.
10 de mayo de 1994
Mandela se convirtió en el primer Presidente negro de Sudáfrica en unas elecciones democráticas, y prestó juramento en los Edificios de la Unión, sede del Gobierno.
“Nunca, nunca, nunca más deberá experimentar esta hermosa tierra otra vez la experiencia de la opresión de unos contra otros, ni sufrir la indignidad de ser los apestados del mundo”, dijo. “¡Que reine la libertad! ¡El sol nunca se ocultará ante un logro humano tan glorioso! ¡Que Dios bendiga a África! Gracias”, dijo al final de su discurso de toma de posesión.
24 de junio de 1995
Mandela entró caminando a la cancha en la Final del Mundial de Rugby en Johannesburgo, vistiendo la camiseta del equipo nacional de Sudáfrica y provocando que los más de 60 mil aficionados se pusieran de pie. Comenzaron a gritar “¡Nelson! ¡Nelson! ¡Nelson!” mientras el Presidente felicitaba al victorioso equipo nacional en un momento que simbolizó la reconciliación racial.
La decisión de Mandela de vestir la camiseta con el emblema de los Springbok, un símbolo que los negros llegaron a odiar en su momento, llevó el mensaje de que el rugby, que durante muchos años la población negra rechazó, era ahora para todos los sudafricanos.
El momento quedó plasmado en la película “Invictus”, dirigida por Clint Eastwood, que cuenta la historia de la transformación de Sudáfrica bajo el liderazgo de Mandela a través del prisma del deporte.
11 de julio de 2010
Mandela entró sonriendo y saludando a la multitud en el estadio de futbol en la ceremonia de clausura del Mundial, cuya organización permitió a Sudáfrica, y a todo el continente Africano, brillar en uno de los mayores escenarios del mundo. Mandela parecía débil y fue llevado en un carrito de golf junto a su esposa, Graca Machel.
Mandela no se había dejado ver mucho durante el Mundial, que duró un mes, y decidió no asistir a la inauguración el 11 de junio tras la muerte de una bisnieta en un accidente de tránsito después de un concierto del Mundial.
El ex Presidente decidió no hablar al público ese día en el estadio: Fue su última presentación en público.