El balero es un juguete de malabares compuesto de un tallo, generalmente de madera, unido por una cuerda a una bola horadada por uno o varios agujeros de un diámetro ajustado al tallo, cuyo objetivo del juego es hacer incrustar un el tallo al hueco del mazo.
Cabe señalar que este juego es tradicional de México, aunque ha tenido lugar en otras culturas, sobre todo de América Latina, incluso su origen se ha encontrado en la época precolombina.
Desde hace 40 años Don Miguel Fabián se dedica a la fabricación de baleros, este oficio lo aprendió con un vecino a la edad de 9 años en su pueblo natal Cherán, Michoacán, cuando quedó huérfano de padre y madre.
ES UN JUGUETE TÍPICO
A la fecha sigue laborando estos juguetes típicos, a pesar de que ya no son tan vendidos como en otros tiempos, pocas son las personas que los compran, además en la actualidad tienen que competir con artículos elaborados en otros países asiáticos, bajando las ventas de lo que se produce en México, comentó
Hacer uno de estos juguetes lleva tiempo, pues la madera de tepame que es la que se utiliza, requiere ser secada durante cuatro meses a la sombra, esto para que no se cuartee al momento de trabajarla.
Al día, Don Miguel fabrica alrededor de 70 baleros, el proceso de elaboración cosiste en: cortar la madera en trozos redondos, después se va rebajando con el torno, es decir una máquina que sirve para darle la forma adecuada, posteriormente se va moldeando de manera ovalada, cuando ya se ha terminado se perfora en los extremos, donde irá enredado el hilo de cáñamo y el tallo; antes de colocar esto, se pinta con anilina, la decoración depende de la creatividad de la persona, aunque normalmente llevan franjas de colores.
El precio de un balero es de 30 pesos, si embargo no son muy vendidos en su pueblo, ya que la mayoría de los pobladores de aquel lugar se dedican a trabajar la madera, realizando diferentes objetos.
Don Miguel, junto con su esposa, va de un lugar a otro buscando la vida y el trabajo, en esta ocasión acudieron a La Piedad, donde colocaron su puesto a afuera del Mercado Municipal Gildardo Magaña; posteriormente seguirán visitando otros municipios, aunque en fechas navideñas regresarán a su lugar de origen para estar en familia.

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