Joven transforma en libro su cuerpo

Habrá quien escriba directamente en papel y quien lo haga en computadora; Martha Leticia Martínez de León, de 33 años, escribe en su propio cuerpo.
Desde hace 18 años se tatúa plegarias en idiomas antiguos como el hebreo, el griego, el bizantino o el cuneiforme mesopotámico. Las líneas oscuras, tatuadas hacia el lado izquierdo de su cuerpo (la otra mitad simboliza la otra vida que aún viene), le han dado a su piel morena la apariencia de un leopardo o de una cebra. Ella cree en Dios y dice que vive para eso.
Tiene el cuerpo delgado y unos rizos oscuros y alborotados. En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara recorría los pasillos con una camiseta de tirantes que dejaba ver la plegaria de su pecho, y una minifalda sobre la tira de letras que resbalan en su pantorrilla.
Nadie que la mirara una vez podía resistirse a mirarla de nuevo: párpados oscuros, gafas gruesas, perforaciones bajo las cejas, otra más en la lengua. Ésta de la lengua es importante, pues las plegarias de Leticia Martínez de León, teóloga y maestra en Ciencias Bíblicas y hebreo, de la Ciudad de México, tienen que ver con el silencio.
“En los principios teológicos, así como tenemos cinco sentidos, también hay cinco silencios: el del oído, escuchar lo que tengas que escuchar sin permitir que te dañe; el de la boca, callar cuando no se tiene nada que decir”, explica.
La plegaria que le recorre el antebrazo: “He ahí al hombre, he aquí a la mujer, en silencio”. Todas son frases suyas en agradecimiento a Dios, un ser que, afirma, no le hace perder la libertad sobre su propio cuerpo aunque de vez en cuando alguien en el camión le teme o le pide que se cubra el cuerpo.
“Para mí es tener el cuerpo como un templo”, dice esta integrante de la editorial Edelvives, que vino a la FIL en busca de los libros de Israel, País invitado a esta edición de la FIL. Aunque encontró muy poco: “La presencia de Israel es casi inexistente”, se queja.
“Mira, es un libro”. Es lo que le gusta a ella que le digan.