Conocer nuevas culturas, trabajar legalmente en el extranjero o practicar otro idioma, son las principales razones por las que cada año jovencitas se inscriben en el programa Au Pair.
Au Pair, expresión francesa, significa “a la par”, y se usa para denominar a una persona acogida temporalmente por una familia a cambio de un trabajo auxiliar -como el cuidado de niños- por el que reciben una remuneración.
Una de las agencias en Guanajuato dedicadas al programa, Education & Care International, tiene cerca de 20 años trabajando y en promedio envía a 25 jóvenes mexicanos al extranjero.
Manzura Mubarqui Cortina, directora de la agencia, aseguró que el programa no está enfocado en el cuidado de los niños, y beneficia tanto a los jóvenes que se van como a la familia que los recibe.
Estados Unidos, Alemania, Francia y Austria son algunas de las opciones que los jóvenes interesados pueden elegir.
Otra agencia, Cultural Care, también ofrece el programa en Guanajuato; es parte de Education First (EF), una compañía que ofrece cursos de idiomas, viajes educativos, títulos académicos e intercambios culturales.
Au Pair también es un programa para hombres, pero en su mayoría son mujeres las que se unen, según comentaron las encargadas de las agencias.
Algunos de los requisitos para pertenecer al programa son: tener de 18 a 26 años, tener experiencia cuidando niños que no sean familiares, saber manejar, tener buena salud y sobre todo un espíritu aventurero.
Cuida celayense a 5 niños en Des Moines, Iowa
Iowa, Estados Unidos es un estado de agricultura, sus campos de maíz y numerosos lagos ofrecen vistas hermosas, ahí, en el suburbio de Johnston en la ciudad de Des Moines desde hace ocho meses vive la celayense Karla Cárdenas Martínez, de 22 años.
“Mi experiencia ha sido muy gratificante, el pasado mayo viaje a Nueva Jersey a recibir el entrenamiento durante cuatro días, en los que tuve la oportunidad de dar un breve tour por Nueva York y de conocer Au Pairs de diferentes países, mis compañeras de habitación eran originarias de Colombia y Brasil. Al finalizar los cuatro días por fin fue tiempo de conocer Iowa y mi ‘host family’, con quienes ya tenia contacto vía internet y teléfono”, contó Karla, quien incursionó en el programa gracias a Virginia Barrón Hernández, la representante en Celaya de Au Pair Care.
Karla llegó con la familia Christofferson, integrada por los señores Matt y Megan; Gabe, de 10 años; Carsten, de 7 y que tiene síndrome de Down; Griffin, de 4, y las pequeñas adoptadas de origen chino Elle, de 4 y Mae, de 2.
“Me ha dado la oportunidad de estudiar cursos de educación en un Community College, donde no sólo he desarrollado mi inglés al máximo mediante discursos y proyectos, también tuve la tarea de participar como observante en escuelas primaria y secundaria, así como compartir con mis compañeros de clase la traducción mexicana del Día de Muertos”, y eso la ha hecho sentirse muy orgullosa de sus raíces.
“También hay momentos no tan alegres. Llegar a una casa ajena, a trabajar con niños que nunca te habían visto y llenos de costumbres tan distintas es difícil. En mi caso, el primer descontento que me encontré fue el no adecuarme a la comida o estar lejos de tu familia cuando cometes algún error, que en mi caso fue haber chocado el carro que mi host family me proporciona. Padecer una simple gripe sin mi mamá para consentirme y valorar cada minuto en el que mis padres velaron mis sueños en el pasado”, recordó Karla, quien renovó su estadía por un año más y estará hasta mayo de 2015 en Iowa y luego planea estudiar Relaciones Internacionales en México.
Oportunidad perfecta para aprender
Disfrutar de futbol americano, paintball y asistir a shows de Broadway son algunas de las actividades de Miriam Danaé Esquivel Pasillas desde que dejó su hogar en mayo.
Con 24 años, la joven vive en Tarrytown, Nueva York, dijo que es una de las mejores decisiones que ha tomado.
Aseguró que uno de los motivos que le ayudaron a tomar la decisión de irse de su ciudad natal, León, fue encontrar algo diferente a lo que ya estaba acostumbrada.
“Fueron muchas razones que me impulsaron, principalmente fue el inglés, es la oportunidad perfecta para aprender y practicar el inglés, además de que quería la oportunidad de vivir algo más, sentía que necesitaba un cambio, llegué a una zona de confort y necesitaba algo más en mi vida”, compartió.
Danaé cuida de dos niños, aseguró que la experiencia le ha dado la oportunidad de crecer como persona, pese a renunciar a muchas cosas en su País de origen.
De igual manera, el encuentro de diversas culturas forma parte de la vivencia.
“Siempre me han gustado las culturas e idiomas, venir acá es encontrarme con gente de todas partes del mundo, es un intercambio cultural súper padre, hasta con la familia con la que vivo”, dijo.
Con poco más de siete meses como au pair, adaptarse al modo de vida de la familia con la que se vive es de las cosas que más cuestan.
“Me di cuenta de que tenía intereses que antes no tenía, hábitos también que removí, desde la alimentación resentí el cambio”, dijo.
Aunque la nostalgia la invade algunos días, Danaé aseguró que la distancia la une más a su familia y amigos.
“Esta experiencia me ha cambiado hasta la forma de verme a mí misma, se aprende un poquito de todo”, afirmó.
Mucho amor y gratitud
Ellicott City es un condado ubicado en el estado estadounidense de Maryland, y es hoy el hogar de la guanajuatense Mariana Leyva del Río.
Con el objetivo de reforzar su inglés y complementar su carrera en Mercadotecnia, la joven de 25 años vio una buena oportunidad en trabajar en el cuidado de los niños.
Mariana ya había vivido y cuidado de pequeños antes de trabajar como niñera, también en Estados Unidos con algunos de sus familiares.
“Pensé en hacer algo con mi carrera fuera del País, y fue como si la empresa me buscara a mí y no al revés, aunque después de enterarme del programa de inmediato comencé a reunir papeles, fue algo muy difícil”, dijo.
Con la primera familia que contactó a Mariana no se concretó nada, pero hubo una segunda con la que sintió una conexión, y es con la que actualmente vive.
“Con ellos desde el principio hubo una conexión, aunque yo le pensaba no porque fueran cuatro niños sino por el perro”, recordó Mariana, “pero ahora lo amo”.
La joven estuvo en contacto con la familia norteamericana seis meses antes de irse y el hecho de que tuvieran otra au pair durante sus primeros días fue algo complicado para adaptar sus horarios.
“Mi estancia ha sido increíble con la familia, sin embargo no es una experiencia para todas, es mucho trabajo, pero sobre todo emocional, eres el ejemplo de los niños a los que cuidas.
“La familia me quiere mucho y yo a ellos, he viajado mucho con ellos a lugares como Jamaica, Virginia, Pennsylvania… he ido a esquiar, es muy padre pero todo el tiempo estoy trabajando”, platicó.
Otra de las cosas que disfruta Mariana es el intercambio cultural.
“El español ha sido un fuerte impacto para la familia, a las dos chicas les hablo en español y entienden perfectamente; me alegra que hayan aprendido de mí”, aseguró.
Ganar la confianza de la familia y terminar con las comparaciones con la au pair anterior fueron los principales retos a los que se enfrentó la joven de 25 años que radica en Mérida, Yucatán.
“Me han dado experiencias increíbles, cada miembro de la familia, mucho amor y gratitud”, concluyó.
Se vuelve ejemplo para cinco niños
Con 19 años, Edda Priscilla Marún Gama se lanzó a la aventura y ahora es au pair en un pequeño pueblo llamado Phoenix, en Maryland, al norte del estado norteamericano de Baltimore.
La joven lleva casi seis meses lejos de su hogar, pero desde 2011 consideró vivir la experiencia de trabajar en el extranjero.
Motivada con la idea de irse cuando terminara su preparatoria, Priscilla comenzó a trabajar para obtener las referencias y el dinero que necesitaba.
Su papá al principio no estaba de acuerdo, pero al final toda su familia la apoyó.
La jovencita fue contactada por una familia que tiene cinco hijos.
“Es un proceso difícil, extraño pero a la vez mágico por todo el enriquecimiento que trae. No comienza cuando tienes el pie en otro País, sino desde el momento en que tu cerebro trabaja desde lo emocional, en desprenderte de tu zona de confort para conseguir lo que necesitas con cronómetro en mano”, dijo.
“Aquí estoy cumpliendo mis objetivos y aprendiendo a pensar en otro idioma, estudiando, siendo feliz, tratando de ser un gran ejemplo para cinco niños, conociéndome mejor, enfrentándome a nuevos retos, viviendo cosas nuevas”, declaró Edda Priscilla con entusiasmo.
“Como en todo hay el lado no tan bueno, pero de uno depende de cuál se toma para seguir escalando, es muy difícil estar lejos de tus seres queridos cuando están pasando por situaciones complejas y no poder hacer nada”, compartió.
Miriam Danaé Esquivel trabaja en Tarrytown, en el estado de Nueva York; en la imagen con los dos niños que tiene a su cargo.
Mariana Leyva del Río (a la derecha) ha hecho viajes con la familia que vive en Ellicott City, y habla en español a las niñas que cuida.
Edda Priscilla Marún (sentada, con una niña), vive con una familia de cinco hijos en Phoenix, en el estado de Baltimore.
Para Federica García Ruiz, la niña que en Boston cuidó un año fue como su hija, y sufrió al despedirse de ella.
Vive la mejor experiencia en Boston
Federica García Ruiz, de 23 años, no pensó que la decisión de irse a Boston, Massachusetts la llevaría a conocer al amor de su vida.
Luego de que terminara la preparatoria, decidió “abrir un ciclo”, yéndose a trabajar a Estados Unidos por un año, dentro del programa Au Pair.
“Lo decidí en un fin de semana, hice mi papeleo y como fue cuando se dio lo de la influenza, pensé que no me iría porque nadie me llamaba, finalmente me llegaron dos familias y con una tercera fue con la que decidí irme”, platicó.
Según palabras de Federica, ese año fue uno de los mejores de su vida, cuidando a una bebé de 2 años y medio que era como su hija.
“La amaba muchísimo, la enseñé desde a comer hasta a caminar, es la mejor experiencia que he vivido, pero la más triste cuando me despedí de ella”, contó la joven leonesa.
“Aunque lo más difícil de estar allá son estas temporadas (Invierno), es una experiencia que todo el mundo debe de hacer: irse a lo desconocido y adentrarse en otras culturas”, platicó.