Una vieja creencia popular, producto del sincretismo religioso tan arraigado en este País centroamericano, asegura que lo que se haga en las primeras horas de un nuevo año, se repetirá a lo largo de los 12 meses venideros. Si esto fuera cierto, 2014 se adivina como otro año deficitario en materia de seguridad, la gran asignatura pendiente y principal promesa de campaña del presidente Otto Pérez, quien, según la opinión generalizada, ganó las elecciones merced a su ofrecimiento de “mano dura” en contra de la criminalidad.
Las cifras oficiales de asesinatos ocurridos entre la medianoche del 31 de diciembre y el amanecer del día 1°, aunque marcan una ligera mejoría -11 menos en relación a la misma fecha de 2013- no dan pie al optimismo: 24 personas murieron asesinadas, 17 de ellas por arma de fuego, según la información ofrecida ayer por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).
La frialdad de las estadísticas no eclipsa el horror, ni el nivel de inseguridad ciudadana. Durante al año anterior, seis mil 072 personas murieron violentamente, un promedio de 16 asesinatos diarios. Esto coloca a Guatemala, por detrás de Honduras y El Salvador, como uno de los países más violentos del mundo, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Inician año violento en Guatemala
Una vieja creencia popular, producto del sincretismo religioso tan arraigado en este País centroamericano, asegura que lo que se haga en las primeras