La única carrera que no se puede ganar es la que todos libramos contra el tiempo. El 2013 terminó y es momento de mirar el retrovisor y reflexionar en lo bueno y en lo malo que el automovilismo nos dejó el 2013.
Por ser la categoría reina es obligado iniciar con la Fórmula Uno, cuya temporada nuevamente recibió un baño frío de esa bebida energizante que unos les da alas y a otros les da coraje.
El aún joven piloto alemán Sebastian Vettel (26 años) ganó su cuarto campeonato consecutivo, lo mismo que Red Bull como escudería. El dominio ya es insultante para Ferrari, McLaren, Mercedes-AMG y el resto. Esto es bueno para unos, y malo, muy malo, para otros.
Y como hablar de Fórmula Uno es hablar de Ferrari, es imposible dejar de criticar a los de Maranello porque nuevamente fueron incapaces de crear un auto competitivo capaz de quitarle esa sonrisa pícara a Vettel.
Ferrari es un equipo, de manera que ganan todos y pierden todos, nadie se salva, hasta Alonso se vio arrastrado por esa mediocridad, más allá de su segundo lugar y de los puntos que pregone tener. Ferrari mal.
El 2013 marcó el retiro de Mark Webber de la máxima categoría. Cansando de ser el malquerido del equipo, la sombra de Vettel, el australiano va en busca de abrazos sinceros y de la gloria en los prototipos de Le Mans con Porsche, esto no es ni bueno ni malo, es interesante.
También se despiden de la F1 los motores V8 atmosféricos para dar paso a otra era, la de los V6 turbo con un nuevo sistema recuperador de energía ERS (Energy Recovery System) que será más útil para el desarrollo de tecnologías aplicables en los autos de producción del futuro. Nuevamente, ni bueno ni malo, simplemente necesario.
En lo que a los pilotos mexicanos se refiere, lo malo fue la destitución de Sergio Pérez de McLaren, pero lo fue más por la forma que por el hecho en sí (McLaren mal). Lo bueno es que tanto Checo como Esteban Gutiérrez aseguraron su continuidad en Fórmula Uno, Pérez con Force India y Gutiérrez nuevamente con Sauber.
Es evidente que la incursión, primero del tapatío, y luego del regiomontano en “el gran circo”, revitalizó el interés del público mexicano por la Fórmula Uno, y eso siempre será bueno. Como bueno fue, en su momento, el anuncio del posible regreso del Gran Premio de México para 2014, noticia que a muchos ilusionó; lo malo es que la felicidad duró poco y a principios de diciembre la fecha mexicana fue retirada del calendario definitivo para este año. Una lástima, pero no pueden decir que no se los advertí.
Más allá de la F-1, un serial que me parece muy interesante es el Mundial de Resistencia, o WEC, y desde luego su carrera reina, las 24 Horas de Le Mans es mi favorita.
La gran carrera de un día de duración nuevamente fue ganada por Audi, con su prototipo híbrido R18 e-tron, y aunque Toyota volvió a mostrar velocidad en su también híbrido TS030, está claro que se necesita algo más que eso para derrotar a la firma de los 4 aros.
El 2014 será particularmente interesante con el regreso de Porsche a Le Mans y con su incursión en el WEC, igualmente, con un monstruo híbrido salido Stuttgart que buscará derrotar al bólido de Ingolstadt. Todo esto es muy bueno. No sé ustedes, pero yo no me lo pienso perder.
Lamentablemente, lo malo en las 24 Horas de Le Mans este año fue la muerte del piloto danés Allan Simonsen, quien apenas en las primeras vueltas de la extenuante carrera perdió el control de su Aston Martin de la categoría GTE-Am en la curva Tertre Rouge. El golpe no pareció tan serio en el momento, pero minutos más tarde se confirmó que Simonsen había fallecido a causa del impacto.
El dato
El 2013 no fue el mejor año para los pilotos mexicanos. Ni Memo Rojas ni Benito Guerra pudieron refrendar sus éxitos del 2012, año en el que Rojas fue campeón de la Rolex Grand Am Series y Guerra de la categoría de producción del WRC.