Una familia integrada por papá, mamá y dos menores de 11 y 6 años de edad fallecieron, y una menor más está gravemente lesionada, al incendiarse su vivienda debido a una explosión por una fuga de gas.
La tragedia ocurrió alrededor de las 2:06 de la madrugada de ayer en la casa marcada con el número 114-A de la calle Río Duero, en la colonia Las Margaritas.

El incendio
Gabriel Escoto Godínez, de 45 años; su esposa Juana Alba Alcalá, de 35; y sus hijos Luis Osvaldo, de 6; Jorge Antonio, de 11, y Juana Gabriela, de 13, dormían en su casa, cuando un olor a gas despertó al padre de familia.
El papá se levantó para revisar tres cilindros de gas, que se encontraban en el patio trasero, junto al boiler.
Luego un fuerte estruendo de una explosión despertó a los vecinos, quienes asustados salieron de sus casas para ver lo que había sucedido.
Los colonos vieron que se incendiaba la casa de la familia Escoto Alba, que tenía dos años de haberse mudado a la calle Río Duero.
Enseguida sacaron de sus viviviendas cubetas con agua para intentar sofocar el fuego.
Pero el incendio se hacía cada vez más grande, por lo que llamaron a la Central de Emergencia (066).
Al lugar llegaron oficiales de Tránsito y Policía Municipal, quienes desalojaron a los vecinos debido al riesgo que corrían por el incendio.
Elementos de Tránsito Municipal acordonaron la zona del siniestro.
Seis minutos después llegaron las motobombas Eco 19, 39 y 44 de Bomberos.
Los colonos, en conjunto con los apagafuegos, continuaban sofocando las llamas con baldes de agua.
En el interior de la casa se escuchaba: “¡Por favor ayúdennos, nos estamos quemando!”.
“Los gritos eran escalofriantes, se escuchaban los niños, sus papás, mientras que unos vecinos ayudaban a los bomberos con sus cubetas”, platicó una mujer que soltó el llanto al recordar la escena.
El agua empezó a hacer su efecto y las llamas comenzaron a apagarse. Pero los gritos de ayuda ya no se escuchaban.
Hallan cuerpos
A las 2:40 de la madrugada, en la casa de los Escoto Alba se veía humo, cenizas y muebles quemados.
El subteniente de Bomberos, Julio, de 30 años, entró a la casa, luego de haber sofocado las llamas.
Encontró cuatro cuerpos en el patio trasero, muy cerca de la cocina; eran el papá, la mamá y sus hijos Luis Osvaldo y Jorge Antonio, los cuatro ya sin vida.
Al entrar a uno de los cuartos, se encontró con Juana Gabriela, quien tenía quemaduras en casi todo su cuerpo; estaba inconsciente debido al gas y humo que inhaló.
La pequeña fue trasladada al hospital T-48 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), acompañada de una tía.
El subteniente declaró que al entrar a la vivienda, detectó una fuga de gas en uno de los cilindros que estaba debajo del calentador.
Casa en cenizas
Minutos después de que la menor fue trasladada al Hospital, familiares de los Escoto Alba llegaron a la casa incendiada.
Las lágrimas de dolor se veían en el rostro de la madre de Juana Alba, y amigos de los niños estaban sorprendidos por el hecho.
La casa se veía en cenizas, la parte alta lucía a media construcción.
Abajo la sala y el comedor lucían prácticamente inservibles; en la cochera se apreciaban juguetes de los menores: una motocicleta y una mesa pequeña con la imagen de Mickey Mouse.
En una esquina de la cochera estaba el nacimiento del Niño Dios, donde los pequeños recibirían esta mañana los juguetes de los Reyes Magos.
La unidad del Servicio Médico Forense (Semefo) levantó los cuatro cuerpos y los trasladó al anfiteatro.
Los fallecidos fueron cremados durante la mañana de ayer; por la noche los restos fueron entregados a los familiares en la calle Río Mayo, en Las Margaritas.
Era una familia feliz
Durante el día de ayer, vecinos y familiares de las víctimas se dieron cita en el pórtico de la casa incendiada para dejar flores blancas o las veladoras.
Primos de Juana lloraban al ver las cenizas en que quedó la vivienda.
Según familiares, amigos y colonos, los Escoto Alba eran una familia unida y feliz.
“Los papás eran muy buenos, se les veía contentos todo el tiempo; los niños, no se diga, unos pequeños bien entusiastas; es muy lamentable lo que ha pasado, hay cosas que pasan que no tienen explicación”, finalizó una vecina mientras compraba una veladora para dejarla afuera de la casa.

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