El Papa Francisco condenó “los numerosos escándalos” que han azotado a la Iglesia, al reconocer que son una vergüenza, publicó la agencia religiosa ACIprensa.
“¿Nos avergonzamos? Tantos escándalos que yo no quiero mencionar singularmente, pero que todos sabemos cuáles… escándalos, en los que algunos han tenido que pagar caro: ¡Y eso está bien! Se debe hacer así… ¡La vergüenza de la Iglesia!”, exclamó el Papa durante la homilía  en la residencia Santa Marta.
E insistió: “¿Pero nos hemos avergonzado de estos escándalos, de estas derrotas de sacerdotes, obispos, laicos?”.
Según Su Santidad, los responsables “no tenían una relación con Dios. Tenían un posición en la Iglesia, una posición de poder, y también de comodidad, pero no la palabra de Dios”, repudió.
“La Palabra de Dios en aquellos escándalos era una cosa rara; en aquellos hombres y en aquellas mujeres la Palabra de Dios ¡era rara! ¡No tenían un lazo con Dios! Tenían una posición en la Iglesia, una posición de poder, también de comodidad. ¡Pero no la Palabra de Dios!
“Pero, yo tengo una medalla’; ‘Yo llevo la Cruz’… ¡Si, como esos llevaban el arca! ¡Sin la relación viva con Dios y con la Palabra de Dios! Me viene a la mente aquella Palabra de Jesús para aquellos por los cuales vienen los escándalos… Y aquí el escándalo ha venido: toda una decadencia del pueblo de Dios, hasta la debilidad, a la corrupción de los sacerdotes”.
“Deseo expresar mi compasión y asegurar mi oración a cada una de las víctimas de los abusos sexuales y a sus familias” , escribió el Papa en su discurso.
El Papa Francisco les pidió además que sigan apoyando a las víctimas “en el doloroso camino de curación, que conducen con valor”.
También el Pontífice, según Radio Vaticano, recalcó que los escándalos en la Iglesia ocurren porque no hay una relación viva con Dios y con su Palabra. De esta forma, los sacerdotes “corruptos”, en vez de dar el pan de la vida, dan comida envenenada al santo pueblo de Dios
“Cuando los sacerdotes son corruptos, los que sufren son los fieles: “¡Pobre gente! ¡Pobre gente! No damos de comer el pan de la vida; no damos de comer -en aquellos casos – ¡la verdad! Y hasta damos de comer comida envenenada, tantas veces!”.

Tunde ONU al Vaticano

La Santa Sede recibió duras críticas de un comité de la ONU ayer por su manejo del escándalo global de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, en el interrogatorio público más intenso al que haya sido sometida acerca de las denuncias de que protegió a curas pedófilos a expensas de las víctimas.

Monseñor Charles Scicluna, el ex fiscal de la curia en materia de delitos sexuales, reconoció que la Santa Sede había respondido con lentitud a la crisis, pero dijo que ahora estaba empeñada en hacerlo.
Alentó a los fiscales a tomar medidas contra los que obstruyen la justicia, una insinuación de que los obispos que trasladaron a sacerdotes de una diócesis a otra para protegerlos deben responder por ello.
“La Santa Sede comprende”, dijo Scicluna. “No digamos si es demasiado tarde o no. Pero hay ciertas cosas que se deben hacer de otra manera”.
El comité de la ONU lo sometió a un duro interrogatorio sobre el hecho de que la Santa Sede violó un tratado que obliga a los firmantes a tomar todas las medidas apropiadas para proteger a los niños.
Existen denuncias de que la Iglesia, con tal de proteger su reputación, permitió la violación de miles de niños al proteger a los sacerdotes pedófilos.
La investigadora del comité en asuntos de derechos humanos, Sara Oviedo, insistió en el hecho de que los sacerdotes abusivos eran trasladados y no entregados a la policía. Dada la política de “tolerancia cero” de la policía, preguntó, por qué se hicieron “esfuerzos para encubrir y ocultar esta clase de casos”.
Otro miembro de la comisión, la psicóloga y sicoterapeuta italiana Maria Rita Parsi, insistió en ese aspecto: “Si se sigue ocultando y encubriendo estos hechos, ¿hasta qué punto se verán afectados los niños?”
Grupos defensores de las víctimas y de los derechos humanos presentaron al comité testimonios escritos de los denunciantes y pruebas reveladoras de la escala global del problema.
Sus informes citan estudios realizados en México y Gran Bretaña, conclusiones de juzgados investigadores en Estados Unidos e investigaciones gubernamentales en Canadá, Irlanda y otros países para demostrar cómo la cultura del secreto y el miedo al escándalo que impera en el Vaticano agravaron el problema.
La Santa Sede sostiene desde hace años que no es responsable de los delitos cometidos por los sacerdotes. Alega que los curas no son empleados del Vaticano sino ciudadanos de los países donde residen y están sujetos a las fuerzas policiales locales. También dice que los responsables de los sacerdotes son los obispos de las Diócesis, no el Papa.
Pero los grupos defensores de las víctimas y de los derechos humanos proporcionaron al comité de la ONU documentos del propio Vaticano que demuestran cómo desalentó a los obispos de denunciar a los abusadores a la Policía.
Otro miembro del comité, el profesor de Derecho Internacional Jorge Cardona Llorens, preguntó cómo el Vaticano elaboraría “criterios específicos” para dar prioridad a los intereses de los niños, ya que no existían aún.
Scicluna dijo que la Santa Sede quería ser un modelo de protección de los niños y la atención a las víctimas.
“Creo que la comunidad internacional busca esa orientación en la Santa Sede. Pero no bastan las palabras, tiene que existir un compromiso concreto”, concluyó.

Aplauden la cita, critican respuesta

El sabor que deja la comparecencia de la Santa Sede ante Naciones Unidas es agridulce para las víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos.

Celebran el carácter histórico de la cita, en la que por primera vez el Vaticano fue cuestionado por un organismo internacional sobre los casos de pederastia en el seno de la Iglesia, pero critican las respuestas “ambiguas y evasivas” del representante de Roma en Ginebra, monseñor Silvano Tomasi.
El Vaticano ha reconocido que “hay abusadores entre los miembros del clero”, pero “sigue sin asumir su responsabilidad como institución, que es la gran cuenta pendiente con las víctimas”, dijo el ex sacerdote mexicano Alberto Athié al término de la sesión.
Desde primera hora de la mañana, miembros de organizaciones de víctimas de abusos de todo el mundo trataron de caldear el ambiente con una protesta a las puertas de la sede del Comité de los Derechos del Niño de la ONU en Ginebra, pero la policía impidió cualquier tipo de manifestación.
“Sacamos pancartas con algunas fotos de víctimas, pero la protesta no duró más de cinco minutos. Sólo pedimos justicia y que se detenga el encubrimiento de los casos de pederastia”, explicó Fátima Moneta, miembro de la organización mexicana Católicas por el Derecho a Decidir.
Al término de la sesión, portavoces de organizaciones de víctimas de Estados Unidos, México y España coincidieron al calificar la jornada de histórica y aplaudieron la labor de los miembros del Comité, que a lo largo de las ocho horas que duró la sesión hicieron preguntas directas y no dudaron en repreguntar cuando las respuestas no fueron claras.
“Incluso mostraron irritabilidad ante las evasivas”, dijo Athié. “Hoy los miembros del Comité fueron nuestra voz y lo hicieron de una forma excelente”, aseguró Megan Peterson, víctima de violación de un sacerdote en Estados Unidos cuando tenía 14 años.
El portavoz del Vaticano, que reconoció que se habían dado casos de religiosos pederastas “como los hay en todas las profesiones”, trató de hacer ver que los abusos sexuales son un caso del pasado y que ya existen directrices para que estos no se vuelvan a suceder.
“No quieren que haya rendición de cuentas ni transparencia. Nos preguntamos seriamente si la Santa Sede se debe considerar un Estado miembro de la ONU si no es capaz de garantizar los derechos de niñas y niños”, afirmó Moneta.

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