Los huesos crujen, los desgarros se presentan, la falta de aire es evidente. 
Pero la clase queda, y la añoranza se vuelve fuerza en estos momentos en lo que vale es el recuerdo, más allá del marcador. Los veteranos de Cruz Azul se enfrentaron a los del Pachuca, en el festejo de los 50 años del equipo cementero en Primera División. 
Y en la tribuna, Guillermo Álvarez Cuevas, presidente del equipo, ve a los veteranos de tantos años, con lágrimas en los ojos, recordando los buenos viejos tiempos y esperando que los buenos que han de llegar, ya no tarden tanto. 
“Fue el 19 de enero, aquí, en este estadio, con tribunas de madera que ganamos el ascenso, fue algo inenarrable”, menciona “Billy” en las tribunas del 10 de diciembre, envuelto entre la multitud que le pide un autógrafo. 
Allá en la cancha, Rodolfo Montoya muestra un poco de esa clase que lo hizo uno de los mejores extremos de su época, mientras que el “Gorras Guerrero” trata que sus casi 70 años no se noten en la cancha. 
—¿Por qué Cruz Azul creció tanto? 
“Es difícil pensar por qué hubo tal trascendencia. Es verdad que cuando nos vamos al DF, comienza la internacionalización, pero antes, en la temporada 68-69 fuimos campeonísimos, porque nos llevamos los títulos de Liga y de Copa, y lo hicimos aquí, en el estadio 10 de diciembre. Creo que era necesario trasladarnos a la capital del país para internacionalizarnos, crecer más”. 
Y en el juego el cachirul Andrés Chitiva destroza a la defensa cementera, en donde el más joven es Marco Mendizábal, hermano del Wendy, quien dirige. Marco se queja porque antes de iniciar el partido le ordenaron: “No te barras, y si yo no me barro, pues no siento el futbol”. Chitiva mete tres goles, y es que la diferencia de épocas se nota. 
Los recuerdos siguen llegando a Álvarez Cuevas en cascada: “Los logros del equipo han sido eso trabajo de equipo: jugadores, directivos, todos hemos trabajado para conseguir esto. Mi padre (Guillermo Álvarez Macías), que inició con esto, y don Domingo Ávila, que en el año del ascenso era el presidente de la sección de futbol. Era un tipo muy curioso, en la primera charla que tuvimos nos dijo que “de perdida, queden en el primer lugar. 
“Se ha criticado mucho al equipo por tantas finales perdidas —menciona Guillermo Álvarez—. No es cosa que no nos duela, pero también hay que reconocer el poder del para levantarse de tantas frustraciones”. 
El juego termina con marcador de 4-2. Los veteranos son aplaudidos y se van a una comida organizada por la directiva. Ahí los espera “Nacho” Trelles. “Qué bueno que llegaron, ya iba a empezar sin ustedes”. 

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