El papa Francisco encomió el sábado a las mujeres por su sensibilidad hacia los débiles y por sus “dones” como la intuición, e insistió en que asuman mayores responsabilidades en la iglesia católica al igual que en las esferas profesional y pública.
El pontífice se deshizo en elogios el talento femenino y su potencial en un discurso en la Santa Sede ante un grupo de mujeres italianas, pero no dio indicio alguno de que el rechazo del Vaticano a la ordenación sacerdotal de las mujeres pueda verse mitigado durante su papado.
Desde el día en que asumió en marzo, Francisco ha tratado de proyectar una imagen más acogedora a la iglesia, que prohíbe el sacerdocio femenino argumentando, entre otras cosas, que Jesús y sus apóstoles eran todos varones.
Francisco dejó en claro en noviembre, en un documento extenso en que trazó sus prioridades como titular de una iglesia con 1.200 millones de miembros, que la prohibición a la ordenación de las mujeres seguirá en pie. En su discurso del sábado se extremó en promover un mayor papel de las mujeres en la toma de decisiones y la asunción de responsabilidades dentro de la iglesia.
Refiriéndose a aquel documento, Francisco afirmó que había resaltado “la contribución indispensable de las mujeres en la sociedad, en particular con su sensibilidad e intuición hacia el prójimo, los débiles y los desprotegidos”. Se manifestó alentado de que “muchas mujeres compartan algunas responsabilidades pastorales con los sacerdotes en el cuidado de personas, familias y grupos” y agregó que confiaba en que “se expandan los espacios para una presencia más incisiva en la iglesia”.
En algunas parroquias, las mujeres visitan a los fieles demasiado frágiles como para asistir al templo, dirigen grupos de oración y programas de ayuda a los pobres, como también asisten en la distribución de la comunión en las misas, especialmente en las iglesias con congregaciones numerosas.
“Estos nuevos espacios y responsabilidades que se han abierto y espero firmemente que puedan abrirse más a la presencia y actividad de las mujeres, tanto en el ámbito eclesiástico como en las esferas pública y profesional”, dijo el papa, “no pueden hacernos olvidar el papel irremplazable de la mujer en una familia”.
Su público estuvo integrado por mujeres italianas, que viven en un país con una de las tasas más bajas de trabajadoras en la Unión Europea, ya que muchas dejan empleos para criar hijos y nunca vuelven a trabajar o no entran siquiera en el mundo laboral.
Francisco afirmó que las familias se benefician “con el don femenino de la delicadeza, sensibilidad especial y ternura”.
Agregó que “la presencia de las mujeres en un ambiente doméstico resulta muy necesaria para la transmisión a las generaciones futuras de principios morales sólidos y la transmisión misma de la fe”.

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