Champ Bailey es un jugador de la vieja escuela: preciso, astuto y sutil. Una década más joven, Richard Sherman es casi igual de listo y calculador como su rival de Denver, también cornerback, de 35 años.
Sherman obtiene pistas sobre sus contrincantes al pasar horas incontables en la sala de video. Su objetivo es engañar a los quarterback en el día del partido.
Lo que distingue al cornerback superestrella de Seattle es que tiene más estatura que Bailey, y gusta de las declaraciones imprudentes. Suele prometer que tendrá un gran partido, y normalmente lo cumple.
Bailey dice que admira a Sherman.
“Es un buen jugador. Me he descubierto mirándolo más este año”, comentó. “Cuando comienzan a surgir algunos jugadores, les prestas más atención. Es un buen jugador, hace muchas cosas bien en el campo. Cada semana realiza una jugada para ganar el partido”.
Bailey tampoco tiene problemas con las declaraciones de Sherman, que acapararon la atención de la prensa durante la semana. Momentos después de que los Seahawks derrotaron a los 49ers en la final de la Conferencia Nacional, Sherman tachó de mediocre a un receptor rival y habló a gritos con una reportera de la televisión.
“Todos tenemos personalidades diferentes. No tengo problemas con su personalidad”, dijo Bailey. “Si no quieres que alguien hable, hay que darle un motivo para que no lo haga. Probablemente, hablará de todos modos, pero así es él. Me gusta su forma de jugar”.
Bailey está listo para las comparaciones inevitables durante la semana del Super Bowl. Sherman es casi ocho centímetros (tres pulgadas) más alto, pesa tres kilos (seis libras más) y se caracteriza por ser mucho más locuaz.
Ante esas comparaciones, Bailey promete no quejarse. De hecho, no piensa lamentarse por nada, ni siquiera por las condiciones gélidas de esta semana en la zona de Nueva York.
Ha esperado este momento toda su vida.
En esta época del año, Bailey suele disfrutar del sol, el “surf” y la arena en Hawai. El jugador, 12 veces electo para el Pro Bowl, es el defensive back más condecorado en la historia de la NFL.
Le ha llevado 15 temporadas llegar a su primer Super Bowl, en la campaña más desafiante de todas. Se perdió 11 partidos y partes de otros dos por un esguince del pie derecho que sufrió originalmente en la pretemporada, el 17 de agosto, nada menos que en Seattle.