Tiger Woods comenzó de la manera más incierta su temporada de 2014 el sábado. Por primera vez, no avanzó a la jornada dominical en el torneo de Torrey Pines
Woods registró siete hoyos seguidos con bogey o peor y terminó la tercera ronda con 79 golpes, siete sobre par de campo, para igualar su peor anotación en suelo estadounidense. Por primera ocasión en su carrera, no superó un corte en 54 hoyos, que se aplica cuando más de 78 jugadores avanzan al fin de semana.
Después de un pobre golpe de acercamiento en el hoyo ocho, par tres y su 17mo en la tercera ronda, Woods consiguió salvar el par. En el hoyo nueve, par cinco, se equivocó nuevamente en el acercamiento y terminó en par para totalizar un 79.
Cuando se le pidió que se detuviera a hacer un comentario para CBS Sports, Woods dijo, “no, terminé”.
Firmó una decena de autógrafos, ingresó a una camioneta y fue conducido fuera del club de golf.
Quizá la figura más notable de esta semana, Woods no consiguió un solo birdie en un par cinco en las tres rondas. Pero lo que hizo más impactante su mala actuación es el sitio donde ocurrió.
Woods era el campeón defensor y ha ganado ocho veces en Torrey Pines como profesional, lo cual incluye su último major en el Abierto de Estados Unidos en 2008. Ganó siendo adolescente un campeonato mundial junior en este campo público ubicado junto al océano.
Sólo había terminado fuera de los 10 primeros lugares en una ocasión en Torrey en la Gira de la PGA, y eso ocurrió en 2011, cuando su juego estaba en crisis tras un escandaloso divorcio.