El pasado 25 de enero a las 10:30 de la mañana falleció a los 75 años de edad el empresario y gran emprendedor en los negocios José Antonio Rodríguez Tirado, quien deja un gran vacío y gratos recuerdos en sus familiares y amigos.
“Fue una persona muy especial en nuestras vidas, el consentido de todos sus hermanos y el consentido de su madre”, señaló su sobrina María Fernanda Rodríguez.
José Antonio nació en la Ciudad de México el 10 de octubre de 1939; emprendió varios negocios y le dio continuidad al familiar, pues junto con su hermano Luis Rodríguez Tirado impulsaron la empresa que fundó su papá, don Antonio Rodríguez Carreño, en 1935.
Ambos crearon una empresa de éxito que siempre ha estado abierta a la capacitación e innovación para mantener los empleos sin temor a los fabricantes chinos.
José Antonio, como su padre, fue un hombre creativo y trabajador que con gran ilusión distinguió que la horma es el inicio de la fabricación de calzado.
En 1965 la familia completa llegó a esta ciudad para fabricar hormas de madera de maple donde se montaban los modelos zapateros de la época. Durante años José Antonio, al igual que sus hermanos, recibió grandes lecciones de disciplina y valores humanos de parte de su papá.
Con su gran visión en los negocios, en 1960 lograron ser pioneros en la producción de horma de plástico en toda Latinoamérica, dejando atrás la madera. Fue un reinicio difícil ante la resistencia de los zapateros al cambio.
Tras años de lucha y entrega, siguiendo los pasos y ejemplo de su padre, Luis y José Antonio hicieron de Hormas El Árbol una empresa exitosa. Pero hace dos décadas José Antonio se retiró del negocio dejando al frente de todo a Luis, su hermano menor, en quien depositó toda la confianza para administrarlo exitosamente, como ha sido hasta ahora.
Tras dejar la empresa decidió disfrutar la vida. Vivió en París, Francia, pero hace ya muchos años cambió su residencia a San Miguel de Allende, donde tenía muchos amigos y recibía frecuentes visitas de su familia.
“En todos nosotros tenía a su familia, fue el tío favorito de muchos sobrinos y además como padrino ¡fue el mejor!”, aseguró Marifer.
Era una persona culta a quien le gustaba disfrutar de las artes, el teatro, la música clásica y la pintura.
“Le gustaba mucho la jardinería y decoración y tenía una casa digna de visitarse en lo alto de San Miguel. Tenía un gusto especial por hacer siempre las cosas bien”, dijo.
“Era dedicado, alegre y muy cariñoso. Su fascinación era la cocina, tomar un buen vino y gozar de la compañía. Tenía una mirada especial y una sonrisa que enamoraba a cualquiera”, añadió.
Compartió que José Antonio siempre estuvo al pendiente de sus hermanos y le dedicaba tiempo a cada uno.
“Me llamaba para saber cómo estaban mi esposo y mi hijo y siempre sentí su cariño muy de cerca”, confesó Marifer, quien estuvo al lado de su querido tío los 20 días que estuvo hospitalizado hasta el día de su fallecimiento.
“Siempre estuvo tranquilo y murió en paz, se encariñó mucho de las enfermeras, a quienes llamaba sus ángeles; y confió en sus doctores y personal del hospital, todos le hablaban con mucho cariño pues era muy fácil quererlo”.
“Nos pidió que no lo dejáramos solo, que lo abrazáramos fuerte. Murió en paz rodeado de su familia y estoy segura que él sabía que su misión había terminado. Lo extrañaremos mucho, pues fue muy especial para todos”, finalizó.
La misa será en el templo de San Juan de los Lagos, en Jardines del Moral, mañana a las siete de la noche. Sus restos fueron depositados en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe, junto con sus padres, en el municipio de Jurica, Querétaro.
Antonio Rodríguez Tirado, el consentido de la familia
Con gran dolor y cariño, familiares y amigos despiden al empresario fundador de Hormas El Árbol, quien fuera gran emprendedor en los negocios, además