A 467 años de su fundación, Irapuato tiene muchas historias por contar. Entre ellas las personas o lugares reconocidos al pasar de los años.
Entre esas historias por contar, se encuentran las hermanas Clarisas Capuchinas, mejor conocidas como las Madres Capuchinas, quienes llegaron a la ciudad de Irapuato hace exactamente 102 años.
Las Madres Capuchinas son conocidas en la ciudad de las fresas por la elaboración de los panes de hostia, y por su exquisito rompope, uno de los pocos que aún son elaborados con la leche recién ordeñada de la vaca, y que no tiene conservadores.
El 25 de enero de 1912, siete hermanas procedentes de Villa de Guadalupe de la comunidad de Galena, ubicada en México, fundaron este monasterio.
El origen del nombre se debe a que fue fundada por Santa Clara en el siglo XII, es así como surge el nombre de Clarisas, y Capuchinas nace a que fueron atendidas por los hermanos Capuchinos.
La principal misión de las hermanas Clarisas es la vida de contemplación, de oración, además de una vida de clausura.
A lo largo de 102 años han pasado alrededor de 30 madres como abadesas, mejor conocidas como madres superioras.
Actualmente, con 23 años dentro del convento, y 20 años de vida consagrada, María del Dulce Nombre de Jesús Martínez Martínez, es la madre superiora.
La comunidad está formada por 28 hermanas entregadas a Dios, a la oración, sus actividades comienzan a las 4:30 de la mañana, realizan oración, meditación comunitaria, escuchan misa, y después salen de la capilla para comenzar labores de casa, entre ellas la limpieza de la casa, además de la elaboración de repostería, rompope y la elaboración de las hostias, esta última es mayor fuente de ingresos.
Entre las actividades que realizan, las hermanas Clarisas se dedican a la elaboración de las hostias.
Según Teresa Vilchis, vicaria del convento de las hermanas Clarisas, al día se realizan aproximadamente 70 mil hostias, pero todo depende de cómo estén los panes, y de la demanda que se tenga. “La elaboración es un largo proceso, lo que ordinariamente ustedes conocen como obleas, nosotros los llamamos panes”, compartió la madre Teresa Vilchis.
Entre el largo proceso, después de la elaboración de los panes se meten a una mojadora que se encarga de humedecerlas y así poder cortarlos en forma de hostias, después se empacan.
Por su parte, el famoso rompope por lo que son conocidas las hermanas Clarisas, lo realizan cada 15 días. “Tenemos el privilegio de conseguir leche bronca, leche directa de las vacas, hervimos la leche con azúcar y canela, es el primer procedimiento, se hace por cantidad, lleva bastante huevo”.
De veinte a veinticinco litros es la cantidad de rompope que elabora cada quince días, pero todo depende de la demanda que tengan. “Como no usamos ningún conservador, no realizamos tanto, así no se echa a perder. En tiempos de frío el rompope puede durar un mes y medio, pero en tiempos de calor hasta un mes si lo mantiene en refrigerador”, compartió la vicaria Vilchis.
La distribución del rompope se realiza ya sea sobre pedido o bien se vende en la Central de Abastos, lugar que las hermanas Clarisas visitan cada quince días para vender este producto, y surtirse de la despensa.
Por su parte, las hostias se venden directamente en el convento o bien en la Zona Centro con las Madres Guadalupanas y en la librería de la Catedral.
Entre otros de los productos que realizan es la repostería, que sin duda son deliciosos.

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