La leyenda de El Santo sigue vigente, aún cuando han pasado 30 años de su partida.
Tres décadas después de perder la batalla ante la muerte, la figura del Santo sigue firme como la del ícono de la lucha libre mexicana.
La tarde del domingo 5 de febrero de 1984, mientras realizaba un acto de escapismo en el Teatro Blanquita, el ex campeón mundial Medio empezó a sentirse mal, un dolor en el pecho lo aquejaba; poco después, la vida de Rodolfo Guzmán Huerta se extinguía.
Atrás quedaba la historia del joven que luchó como el Hombre de Rojo, Rudy Guzmán y el Murciélago II.
El mismo que estuvo cerca de abdicar en varias ocasiones al ver que no lograba triunfar en la lucha libre, pero que con empeño, calidad y un carisma impresionante se convirtió en el ídolo de América Latina.
Desde su debut como el Santo, el 22 de julio de 1942 en la Antigua Arena México, hasta su despedida, el 12 de septiembre de 1982 en el Toreo de Cuatro Caminos, el Plateado fue un ejemplo de profesionalismo.
Las máscaras y cabelleras que ganó en su carrera se cuentan por docenas, pero la que lo lanzó al estrellato fue la de Black Shadow, que alcanzó el 7 de noviembre de 1952 en la Arena Coliseo en una batalla épica.
Estelarizó 51 películas y llegó a ser el actor más taquillero de México y de varios países sudamericanos, incluso, sus filmes alcanzaron varios reconocimientos.
Pese a dejar este mundo hace 30 años, el Santo aún gana batallas y deja constancia de que sus seguidores no lo olvidan.