Una junta de veterinarios resolvió el viernes que el último oso en cautiverio de Argentina, llamado Arturo, continúe alojado en un zoológico de la provincia de Mendoza y rechazó su trasladado a Canadá, tal como reclamaban grupos de ambientalistas, entre ellos Greenpeace, preocupados por las condiciones de vida del animal.
Los especialistas coincidieron que por su elevada edad de 28 años, tres años más de la edad promedio que vive una especie de estas características en cautiverio, Arturo corre riesgo de vida si se lo expone a un viaje al otro extremo del continente, para el cual debería ser sedado, anunció el ministro de Ambiente de Mendoza, Guillermo Elizalde.
Veterinarios de distintos zoológicos del país fueron convocados a Mendoza –1000 kilómetros al oeste de Buenos Aires– por el gobierno provincial para evaluar la salud de Arturo luego de que organizaciones ambientalistas cuestionaran las condiciones de vida del animal y lanzaran una campaña para su traslado a una reserva de Canadá.
Greenpeace alertó que era peligroso para el bienestar del oso continuar alojado en el zoológico municipal de Mendoza y expuesto a temperaturas superiores a los 30 grados en verano. Otro grupo de ambientalistas lanzó la campaña “Liberen a Arturo”, que incluyó una carta a la presidenta Cristina Fernández para que interceda a favor del traslado del animal a Canadá.
Los veterinarios también formularon recomendaciones para mejorar las condiciones de vida del oso, como la incorporación de un termómetro digital que esté a la vista y la ampliación del recinto.
“Todos dudamos de ésta evaluación y resultado de la misma, pero siempre quedará la posibilidad de que sea verdad que no estaba en condiciones de viajar…A pesar de todo, nos queda la satisfacción de haber probado con todo y de todas las formas , no recuerdo que alguien haya defendido tanto a una animal en esta provincia”, publicaron el Facebook los defensores del animal.
Arturo pertenece a una quinta generación de osos nacidos en cautiverio en Alemania. El 28 de julio cumplirá 29 años, de los cuales más de la mitad los vivió en el zoológico de Mendoza.

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