Un día después de que el Gobierno de Nicolás Maduro denunciara que las manifestaciones obedecen a intentos golpistas, ayer miles de jóvenes volvieron a ganar las calles de Caracas y de otras ciudades del País en protestas contra el régimen.
El corredor Altamira y varias autopistas que circundan la capital venezolana se encontraban anoche cerradas por los manifestantes, al tiempo que miles de estudiantes marcharon hacia la delegación de la Organización de Estados Americanos para reclamar por los muertos, los heridos y los casi 90 detenidos que aún se alojan en dependencias tras la violenta jornada del miércoles.
Las nuevas protestas estuvieron acompañadas por sendos llamados del Alto Comisionado para la Paz de las Naciones Unidas y de la Conferencia Episcopal venezolana. La ONU reclamó que se enjuicie a los responsables de la masacre del miércoles. “Los autores de estas muertes deben ser enjuiciados y sancionados con las penas adecuadas”, según el alto comisionado, Ropert Coluille, desde Ginebra, Suiza.
Por su parte, Monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal, reclamó que no se sigan medidas de amedrentamiento a la disidencia y cuestionó que se deje “armados a algunos grupos mientras se habla de desarme”.

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