El Seminario de León, que ha sido semillero de Arzobispos, Obispos y sacerdotes, también cumple 150 años, dado que su erección fue el mismo año que la Diócesis.
En la Bula “Gravissimunm Solicitudinis” del Papa IX del 23 de enero de 1863, se erigió la Diócesis de León, aunque fue cumplimentada el 14 de febrero de 1864. Esta misma Bula Pontificia (documento Papal sellado con plomo), contenía la orden de fundar el Seminario Conciliar de la Diócesis.
La creación y fundación canónica del Seminario Conciliar de la Diócesis de León se llevó a cabo en la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en solemne ceremonia el 29 de mayo de 1864, presidida por el primer Obispo de León, José María de Jesús Díez de Sollano y Dávalos.
La invitación de la Erección y Fundación del Seminario de la Diócesis de León está fechado el 28 de mayo de 1864 y dice: “El Obispo de esta ciudad y Diócesis en unión de los diputados conciliares, suplica a usted se digne nombrar con sus asistencia el solemne acto de erección y fundación canónica del seminario Tridentino de este obispado, que tendrá lugar en la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles el día 29 del presente a las 11 de la mañana: este honroso servicio quedará profundamente grabado en su gratitud”.
De acuerdo a los archivos de la Diócesis, los primeros 76 años (de 1864 a 1940), el Seminario Conciliar Diocesano no tuvo un domicilio fijo, por lo que sus actividad se desarrolló gracias al préstamo o renta de casas y edificios, como fue el Beaterio del Niño Jesús (1864-1866), anexo al templo de los Ángeles, o el ex Convento Franciscano (1866-1914 y 1922-1926), anexo a la parroquia del Centro de la ciudad.
Los siguientes 60 años el centro de formación de los seminaristas diocesanos fue el Seminario de Belén (1940-2000), en la calle Mérida, donde actualmente se encuentra el templo de Belén.
Cuando fue construido (1939-1945) por el VI Obispo de León, Emeterio Valverde y Téllez, los terrenos estaban a la orilla de la ciudad de León.
Los edificios eran modestos, pero contaban con los servicios y las áreas necesarias para el Seminario Mayor y Menor.
Un primer proyecto y la colocación de la primera piedra fueron del séptimo Obispo de León, Manuel Martín del Campo y Padilla, el 8 de enero de 1954 en los terrenos contiguos al Seminario de Belén.
La ceremonia contó con la presencia del Nuncio Apostólico en México, Guillermo Piani.
De lo planeado sólo se pudo construir un edificio con dormitorio para teólogos.
Cuarenta años después, el IX Obispo de León, Rafael García González, también asumió el reto de construir el Seminario que demandaba la Diócesis.
El proyecto se hizo para un terreno de 10 hectáreas ubicadas al norte de la ciudad, en el kilómetro 6.5 de la carretera a San Felipe.
La ceremonia de colocación de la primera piedra fue el 2 de julio de 1994, y estuvo presidida por el Nuncio Apostólico en México, Girolamo Prigione.
La muerte del Obispo Rafael García González, cuatro meses después, no permitió la iniciación de la obra.
Hasta 1996 seguía operando el Seminario de Belén, en un edificio viejo.
El tipo de construcción y los materiales en el seminario de Belén, favorecieron a su rápido deterioro.
A pesar de sus continuas mejoras, la falta de planeación en su crecimiento lo hizo poco funcional. Por eso, a lo largo de la segunda mitad del Siglo XX, hubo varios intentos de construir un nuevo Seminario.
En el año de 1996 el Obispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, hizo una visita al Seminario de Belén para ver las condiciones en las que operaba, acompañado del constructor Jorge Videgaray Verdad, para hacer un proyecto de rehabilitación.
“Me invitó para que me diera cuenta de las condiciones en las que estaba el Seminario y los seminaristas; eran galerones, con pisos en muy malas condiciones, debido al paso del tiempo; puerta y ventanas que ya no cerraban y con los muros, en la zona de baño que amenazaban con venirse abajo. Eso para mí fue muy impactante”, revela Jorge Videgaray, quien fue el principal promotor del nuevo Seminario que ahora se localiza en la comunidad de Santa Rosa Plan de Ayala.
A raíz de esa visita afrontó el reto y el compromiso, junto con el Obispo, de construir un nuevo edificio que permitiera espacios dignos a los futuros sacerdotes.
Al tercer intento por construir un nuevo Seminario fue la vencida.
El décimo Obispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, colocó la primera piedra y se pudo celebrar la bendición y consagración del recinto.
La primera piedra la presidió el Nuncio Apostólico en México, Justo Mullor García, el 13 de marzo de 1998, y en la bendición y consagración estuvo el Nuncio Apostólico Leonardo Sandri, el 7 de octubre de 2000.
La capilla del seminario, réplica del Santuario de Guadalupe
Jorge Videgaray Verdad manifestó que el proyecto del seminario implicó todo un reto, pues debería de contar con lo necesario para que la formación de los futuros sacerdote fuera la adecuada en todos los órdenes.
“Esto para mí fue un reto y lo hice con un gran entusiasmo. Durante 10 años me dediqué a trabajar, en forma conjunta con el Obispo José Guadalupe Martín Rábago, en el proyecto y el proceso de construcción, desde conseguir la donación del terreno”.
El agricultor Luis Loza donó 7.5 hectáreas para la construcción del nuevo Seminario, para luego entrar en coordinación con los sacerdotes que estaban en el área de formación para definir las nuevas áreas y vaciarlo en un proyecto, para iniciar la ejecución.
La construcción del nuevo Seminario fue de 1996 hasta el 2006.
“Fue para mí una gran satisfacción el haber participado en este proyecto, desde su inicios hasta la terminación”, señaló Videgaray.
La definición para los criterios de elaboración del Proyecto del Seminario recayó sobre el Consejo General de Coordinación, a cargo de Jorge Videgaray.
A las juntas de Consejo asistieron el Obispo José Guadalupe Martín Rábago, sacerdotes, laicos, miembros de las diferentes comisiones, así como el rector, los formadores y algunos seminaristas.
Estas reuniones se desarrollaron periódicamente a lo largo del segundo semestre del año 1996 y permitieron la elaboración de un documento sobre los criterios y necesidades que debería de tener el proyecto.
El documento base fue entregado a los representantes de los seis despachos de arquitectos que fueron invitados a presentar propuestas para seleccionar el mejor proyecto.
El jurado dio el primer lugar el 9 de mayo de 1997, a la propuesta del despacho L. M. Martínez Arquitectos.
Los principales criterios para elaborar el proyecto fueron: el conjunto arquitectónico debería de distinguirse por su carácter de seminario, de un lugar donde se forman los futuros pastores de la Iglesia.
El estilo arquitectónico debería ser conservador, no de moda, en el que se usaran materiales propios de la región,
Además de contar con acabados que favorecieran la formación de los futuros sacerdotes en un espíritu de sencillez, donde hubiera austeridad pero no estrechez de vida.
El proyecto debería ser cristocéntrico, en el que el punto de convergencia central fuera la capilla.
Contar con sitios de encuentro que propiciaran la vida comunitaria, pero con espacios que favorecieran un ambiente idóneo para la oración y el estudio.
Cada edificio del conjunto arquitectónico debería tener un uso específico, de tal manera que las actividades de un grupo de usuarios no interfiriera con el de otros.
Además se previó un crecimiento al número de seminaristas.
El proyecto tuvo un costo de 7.5 millones de pesos.
La construcción de la capilla es una réplica del nuevo Santuario de Guadalupe, en la Villa, con una menor dimensión, y fue terminada en el año 2001.
El proyecto inicial, señala Videgaray Verdad, contemplaba la construcción de una alberca. Sin embargo fue desechado al final y en su lugar de construyó el auditorio.
El conjunto arquitectónico de la primera etapa tiene 8 mil 350 metros construidos, donde se puede atender a 118 seminaristas, 40 teólogos, y 78 filósofos.
Las áreas de servicios están distribuidos en una extensión de 19 mil metros cuadrados: cuenta con estacionamiento para 100 autos; claustro de reflexión de la Virgen de la Luz; andadores de intercomunicación; áreas deportivas; 2 mil 100 metros cuadrados de áreas verdes, y una planta de tratamiento de aguas residuales.
El terreno de las 7.5 hectáreas en el que se desarrollo el proyecto está protegido con 1 mil 5010 metros lineales de barda y malla ciclónica.
Cuenta el seminario con capilla, biblioteca, auditorio, criptas y talleres, que se construyeron en lo que fue la segunda etapa. El proyecto está concluido.
“El Seminario de León se levantó como un signo de esperanza, en medio del gran dramatismo de la existencia del hombre del Siglo XXI, caracterizada por la ausencia de Dios en su vida.
“Estos edificios consagrados a la Mayor Gloria de Dios en el año 2000, son como un faro de esperanza desde la fuerza del Evangelio que ilumina al hombre del tercer milenio”, Jorge Videgaray.