Conocer los atractivos de esta ciudad, habitada por casi 13 millones de tokiotas, requiere más que unas horas. Sin embargo, unas cuantas paradas sirven para enganchar al viajero a sus placeres: el 95% de los visitantes regresa, de acuerdo con la Oficina Nacional del Turismo Japonés.
Bienvenida imperial
Alrededor de los cinco kilómetros del perímetro del Palacio Imperial, hogar del emperador Akihito y su esposa, es común ver decenas de corredores con lo último en ropa deportiva.
En su marcha se mezclan con los visitantes que van al puente doble o Nijunbashi. Por encima del foso que rodea el terreno del palacio, fue construido para mantener a raya a los enemigos. Está cerca de la estación de Tokio y es muy popular para la foto del recuerdo.
Visitar el Jardín del Este o Higashi Gyoen, donde están los restos del antiguo castillo de Edo, complementa la visita. El palacio abre al público para celebrar el Año Nuevo o durante el cumpleaños del Emperador, el 23 de diciembre.
Toma nota: frente a la estatua del samurái Kusunoki Masashige, a pocos pasos del palacio, prueba los helados de té verde, o vainilla negra.
Hora de arte
Las olas de vidrio y acero que caracterizan la fachada de The National Art Center, diseñado por el arquitecto Kisho Kurokawa, están inspiradas en las montañas y el mar. Se trata del quinto museo nacional de Japón y fue estrenado en 2007.
La luz natural se cuela por las ventanas y la iluminación artificial es mínima, en armonía con sus estrategias de energía sustentable. Aunque no posee una colección propia, su área de exhibición (14 mil metros cuadrados), es la más extensa de Japón.
En 2013 sumó a su propuesta una librería y alcanzó los 2.3 millones de visitantes, quienes además del arte lo frecuentan por su restaurante elevado, Brasserie Paul Bocuse Le Musée, y sus cafeterías.
Toma nota: en Japón se come a mediodía, aprovecha que estás en el área de Roppongi para ir al restaurante Tsurutontan, especializado en Udon.
Nueva clásica
Sólo a 350 metros de altura, en el primer mirador de la torre de telecomunicaciones Tokyo Skytree, se comienza a tener una idea clara de la enormidad de la capital japonesa. Cien metros más arriba, en el segundo observatorio, las alucinantes vistas compiten con el Punto Sorakara, un sitio a 451.2 metros donde la gente se autorretrata entre espejos iluminados que multiplican su imagen.
Desde su estreno en mayo de 2012, esta torre -que mide 634 metros- se ha convertido en una de las principales atracciones del país, además de un símbolo de resistencia y esperanza para los japoneses, tras sobrevivir sin contratiempos el terremoto que ocurrió en 2011.
Pantallas táctiles que despliegan información sobre lo que se ve, y una parte con piso de cristal (para quienes no sufren acrofobia), forman parte del recorrido.
Toma nota: los boletos para ingresar a los miradores de la torre están a la venta por internet o en las taquillas. Junto está el centro comercial Solamachi, que tiene un acuario.
Meca de las compras
Los mismos tokiotas se esmeran en su arreglo cuando se trata de pasear por Ginza, aunque no vayan a comprar nada en particular en alguna de las lujosas tiendas de varios pisos que caracterizan al distrito: desde icónicos almacenes japoneses como Matsuya, o la juguetería Hakuhinkan, y otras marcas internacionales.
Cada domingo la avenida principal se cierra al tránsito de vehículos entre las 13:00 y las 17:00 horas, convirtiéndose en una especie de pasarela de varias cuadras, donde algunas personas aprovechan para almorzar en las mesas que se colocan en la calle.
En el área está el Teatro Kabukiza, el principal foro dedicado al kabuki en Japón, reestrenado el año pasado tras varios meses de trabajos de renovación.
Toma nota: muy cerca está el Mercado de Tsukiji, el más grande de pescado en el mundo, famoso por sus subastas de atún y la variedad de platillos que se pueden probar en las calles aledañas.
El principio del placer
Para los mexicanos, Tokio es la puerta de entrada para su travesía nipona, por lo que te sugerimos qué puedes visitar.