El naturalista Casey Anderson encontró a dos cachorros de oso grizzli, los cuales estaban a lado de su madre muerta en las montañas de Alaska. Adoptó a los ositos pero sólo uno sobrevivió llamandolo Brutus.
Casey lo llevó a su casa, a su santuario personal de vida silvestre conocido como “The Montana Grizzly Encounter”.
Anderson ya trabajaba con animales, por lo que fue natural criar a Brutus. El oso creció como parte de la familia y con los años se convirtieron en amigos cercanos.
La conexión entre el animal y Casey fue tan especial, que el naturalista decidió que el oso fuera su padrino de bodas.

Información tomada de Tronya

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