Es muy probable que haya escuchado que consumir “sal” en exceso no es bueno para la salud, sin embargo, lo primero que hay que aclarar es que sal no es lo mismo que sodio.
Julieta Ponce, nutrióloga del Centro de Orientación Alimentaria (COA) señala que a lo que se refieren entidades como la Organización Mundial de la Salud es a que el consumo de sodio debe ser moderado para evitar, especialmente, problemas de hipertensión arterial.
El sodio, detalla, es un electrolito indispensable en el cuerpo humano para equilibrar los líquidos y a su vez la presión arterial, pero cuando hay exceso bloquea el libre paso del flujo sanguíneo.
Sin embargo, aclara, la sal no es la principal “culpable”.
“Sólo 40 por ciento de la sal que se consume en las mesas de las familias es sodio”, indica.
Ello no significa que se puede agregar indiscriminadamente sal a los platillos, sino que se debe ubicar muy bien cuáles alimentos contienen altas cantidades de sodio para disminuir su consumo.
Ponce advierte: si quitas la sal de la mesa, sólo está impactando del 10 al 15 por ciento del consumo total, pero si eliminas los alimentos industrializados estás borrando de tu dieta el 75 por ciento del sodio.
Los alimentos que contienen más sodio son los precocinados porque, además de que el sodio es un buen conservador, no deja que las bacterias se reproduzcan.
Esa misma labor cumple en los embutidos y enlatados, por lo que no es conveniente consumirlos de manera continua.
De hecho, alimentos dulces, como las mermeladas y los purés de fruta tienen sodio para alargar su vida de anaquel.
Existen dos consejos que, según Ponce, hay que tener en cuenta cuando se esté haciendo el súper.
El primero es ver en las etiquetas en qué tipo de unidades está reportada la cantidad de sodio.
“Si es alta, el fabricante la pone en gramos, si no, en miligramos. No es lo mismo ver tiene 0.8 gramos de sodio, que en realidad equivale a 800 miligramos”, ejemplificó.
Y si el producto que piensa agregar a su carrito es de los que, según su publicidad, “te facilita la vida”, se debe dar por hecho que la cantidad de sodio es alta.
Eso pasa con el arroz precocido, las sopas enlatadas e instantáneas y las salsas en tetrapack, explica.
Ponce señala que con sólo eliminar los consomés en polvo que se agregan a sopas y guisados se reduce a la mitad el riesgo de desarrollar hipertensión.
“Este producto es de consumo masivo, lo puedes consumir tres veces al día”, dice.
Quienes tienen un paladar acostumbrado a los sabores salados, una estrategia para bajar el consumo de sodio es eliminar de la alacena productos con glutamato monosódico y recuperar la percepción de los sabores originales.
Después una opción es hacer mezclas de sal de grano con especias como romero asado, orégano, ajo seco o pimienta para sazonar los alimentos.
Para darse una idea
-La sal es una combinación de dos minerales: sodio (40%) y cloruro (60%)
-1 cucharada de sal equivale a 2.4 gramos de sodio
-2 gramos de sodio puede consumir una persona por día
-5 gramos de sal puede un adulto consumir máximo por día
-2.4 gramos de sodio tiene un cubo de consomé
-0.5 miligramos de sodio tiene un puré de tomate condimentado
Precaución
Personas con hipertensión deben extremar el cuidado acerca del consumo de sal:
-Usa condimentos en lugar de sal: hierbas, especias, limón, lima, vinagre.
-Consume pollo, pescado y carne magra en vez de enlatadas o ahumadas.
-De refrigerio come fruta, verduras o palomitas de maíz caseras sin sal.
-Evita comidas congeladas, sopas enlatadas y aderezos.
-Evita arroz, pastas o mezclas de cereales instantáneos o condimentados.
-Prefiere verduras frescas sin agregado de sal.
-Disminuye catsup, encurtidos y salas.