El presidente Barack Obama ha presentado en este año de elecciones un proyecto de presupuesto que apenas menciona la reducción del déficit federal, al mismo tiempo que pide un billón de dólares en nuevos impuestos y centenares de miles de millones en nuevos gastos federales para atraer al electorado en apuros económicos, en lugar de los legisladores opuestos a los números rojos.
Pocas, si no todas, las propuestas que envió Obama al Congreso el martes serán aprobadas antes de los comicios de noviembre. Empero, no es ese el objetivo.
La razón es política en lugar de legislativa: un largo compendio de propuestas que dé a los candidatos legislativos demócratas una agenda electoral cuando la disparidad económica preocupa a millones de personas afectadas por la peor recesión en décadas.
Las propuestas del año pasado para reducir el déficit “siguen en la mesa de negociaciones” indica el presupuesto, en referencia muy indirecta a los recortes recomendados en el crecimiento de los beneficios de la seguridad social. Indicando la renuencia “de los republicanos a negociar un acuerdo justo para reducir el déficit a largo plazo”, agrega, el presidente contempla ahora “la mejor forma para crear crecimiento y oportunidad para todos los estadounidenses”.
El cambio de prioridades crea un presupuesto que nunca tendrá números negros a lo largo de la próxima década, ignora los límites de gastos que acordaron la Casa Blanca y el Congreso el año pasado e impone nuevos impuestos a los más acaudalados para financiar más gastos que benefician a los más pobres. La enseñanza, la capacitación laboral, cuidados infantiles, transporte, exenciones fiscales para millones de estadounidenses con bajos impresos y otros apartados recibirán más fondos.
Según la Casa Blanca, su estrategia —incluyendo elevar el salario mínimo— es “la mejor forma de crear crecimiento y oportunidad para todos los estadounidenses.
Los republicanos tienen la opinión contraria.
“El presidente optó una vez más por el golpe de efecto político en un presupuesto más inclinado a entusiasmar a las bases del presidente en año de elecciones que solucionar los desafíos más persistentes a largo plazo de la nación”, dijo el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, dijo que los legisladores ofrecerán una alternativa que “equilibra, promueve oportunidades, reforma el código fiscal, mantiene los programas de la red de salvamento social crítica y da prioridad a la creación de puestos de trabajo, no más gobierno”.
El representante Paul Ryan, presidente de la Comisión Presupuestaria de la cámara baja, dominada por los republicanos, indicó que desea cambiar el sistema de bienestar social.
Por ahora, los demócratas están dispuestos a criticar cualquier oferta de los republicanos.