Tienen dos cosas en común: Son discapacitados y discriminados. A ella los conductores del transporte público no le hacen parada por utilizar silla de ruedas. Él no encuentra trabajo por problemas en los pies. 
“Voy al Hospital Central Militar porque estoy enferma de diabetes, cirrosis y hepatitis, pero el transporte está muy deficiente y no nos hacen parada los camiones”, dice María Guadalupe Marín Reyes. 
La mujer, junto con su esposo Enrique Rivera Moreno, aguardó varios minutos en Periférico Norte, casi a la altura de la desviación a San Esteban, en Naucalpan, para abordar un vehículo del transporte público. 
“Como ando en silla de ruedas no todos me quieren ayudar a subir o esperarme a que suba al transporte”, dice la mujer. Añade que “en el Distrito Federal hay más facilidades”. 
Rivera Moreno pide a las autoridades tomar medidas al respecto y “que los que son choferes no tengan tan poca abuela”. 
Esteban Álvarez Hernández, de 55 años de edad, no encuentra trabajo. Algunas empresas lo han contratado, pero luego de unos días lo despiden. 
“Como estoy discapacitado de mi pie necesito un empleo donde no esté mucho tiempo parado, donde no camine mucho”, relata, quien asistió a la Feria Nacional del Empleo realizada el pasado 3 de marzo en Cuautitlán-México. 
Declara que “en la empresa Ricolino entré, pero me dijeron que no, porque ahí utilizan zapato de casquillo y no me lo puedo poner. Estuve cuatro días y después me sacaron. Después entré a trabajar en La Mexicana, en la escuela, pero después ya no me recibieron por mi pie, que a ellos no les convenía porque dicen que me iban a indemnizar”. 
A los nueve meses de edad Álvarez Hernández se zafó el tobillo y desde entonces camina con la punta del pie. Durante 30 años laboró de albañil, hasta que se accidentó el otro pie. 
“Tengo como 12 años que no trabajo, me he dedicado a recolectar cartón, botellas, todo eso, pero necesito un empleo fijo, que tenga un salario que no me falle, porque en el cartón a veces encuentro, otras no. Al mes apenas saco 300, 400 pesos cuando mucho”, dice. 
Concluye: “He visto en el palacio municipal de Cuautitlán Izcalli que hay unos que están bien de sus pies y ahí los tienen escribiendo, anotando a los que entran. Ellos pueden trabajar en otro lado, fui a pedir ahí pero me dijeron que no, que necesito muchos requisitos. Se leer, tengo mi primaria, pero no me dieron”. 

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