Estados Unidos y la comunidad internacional no reconocerán el resultado de la votación en Crimea sobre si la estratégica península desea separarse de Ucrania, anunció el viernes el secretario de estado norteamericano, John Kerry.
Crimea realizará el domingo una votación para decidir si esa región prorrusa se separa de Ucrania y quizá se una a Rusia, en respuesta al descontento por la llegada de un nuevo gobierno que quiere vincularse económicamente con Europa.
Kerry viajó el viernes a Londres para reunirse con el canciller ruso Sergey Lavrov y hacer un esfuerzo de último minuto que impida agravar la crisis en Ucrania.
Kerry dijo que en seis horas de conversaciones presentó varias ideas a su colega ruso sobre cómo respetar la soberanía de Ucrania y tener en cuenta también las preocupaciones de Moscú, pero que Lavrov dejó claro que el presidente ruso, Vladimir Putin, no tomaría ninguna decisión hasta después de la consulta del domingo.
Con pocas esperanzas de evitar la votación del domingo, occidente se prepara para imponer severas sanciones a Rusia a partir del lunes por lo que funcionarios estadounidenses describen como la insistencia de Moscú en socavar el nuevo gobierno central ucraniano.
Autoridades y expertos señalan que la votación en Crimea parece decidida de antemano y casi seguramente resultará en la separación de esta región de Ucrania.
Un reducido grupo de manifestantes ucranianos con carteles que decían “OTAN salva a Ucrania” recibió a Kerry cuando llegó a la residencia del primer ministro británico David Cameron y el canciller William Hague, antes de su encuentro con Lavrov.
Cameron puso de manifiesto la amenaza de sanciones en su reunión con Kerry, a quien dijo que “deseamos ver progreso tanto como ustedes”.
“Queremos ver que los ucranianos y los rusos se comuniquen entre sí”, agregó. “Y si no lo hacen entonces deberá haber consecuencias”.
Kerry agradeció al anfitrión y dijo que “esperamos no ser empujados a tener que hacer todo esto, pero veremos qué ocurre”.
Líderes europeos y estadounidenses han instado repetidamente a Moscú que retire sus fuerzas de Crimea y deje de estimular a las milicias locales que presentan la votación como una opción entre recuperar vínculos antiguos con Rusia y caer en los vestigios del fascismo de la era ucraniana durante la Segunda Guerra Mundial, cuando algunos residentes colaboraron con los ocupantes nazis.
Funcionarios occidentales dijeron que pidieron a Rusia entablar relaciones diplomáticos con Kiev como un modo de mitigar las tensiones.
La canciller alemana Angela Merkel ha dicho que Rusia se arriesga a consecuencias políticas y económicas “masivas” si se niega a flexibilizar su posición frente al nuevo gobierno en Kiev.