“No se me hizo justicia, hasta que haya una sentencia”, afirma María de la Luz Salcedo Palacios después de haber ganado un amparo contra su agresor Miguel Ángel Jasso Manríquez.
“Yo no quiero venganza ni digo: ‘que se pudra en la cárcel, sólo quiero que se haga justicia y ya. ¿Cuántos años?, yo no sé de sentencias, yo no sé de eso, pero que por lo menos sí se le acrediten los delitos que comentó. Porque aunque esté el amparo, no es lo final, lo final es lo que diga el juez de que sí lo hizo él.
“Y yo creo que la justicia sería: sí lo hizo, porque es más obvio que lo hizo. Hasta entonces podría estar segura de que se me hizo justicia”, sostuvo.
El amparo que ganó el martes, obliga a que se vincule a proceso a Miguel Ángel Jasso por los delitos de tentativa de violación y secuestro.
En entrevista con am Express, la joven aclara que esto no es el fin de su juicio, sino que sólo ayudará a que no se retrase más. “Es el primer paso para el fin, eso es lo que me da más alegría”.
El amparo todavía puede ser apelado por Jasso en un plazo de 10 días hábiles. Después de eso, el juez federal tiene dos meses más para resolver dicha apelación.
Pero sus abogados de la Clínica de Interés Público del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), calculan que máximo en tres semanas podría estar la resolución.
“Se logró más de lo que esperábamos. Sí trató de matarme. Pero de eso a como estábamos antes, se logró el 200%. Con esta resolución se acreditó que yo sí iba ahí contra mi voluntad”.
Respecto a los dos retrasos en la terminación del juicio, promovidos por Héctor Corona Vieyra, abogado de Jasso Manríquez, considera: “se me hace tonto, porque qué va a decir el peritaje psicológico. Se me hace tonto que lo pida cuando no quiso hacerse el perfil criminológico”.
“EL MP INFUNDE MIEDO”
A todas las mujeres que están pasando por situaciones similares a la suya, Lucero les recomienda no tener miedo para denunciarlo.
“Les puedes dar miles de consejos, pero ¿qué es una mujer contra todo el sistema de justicia? Lo primerísimo que sepan que tienen todo el derecho de exigir todo, o sea, no les están haciendo un favor tomando su denuncia. Es un derecho, es un derecho humano que ellas puedan exigirle a la justicia.
“Que no las violenten, que no les dé miedo, porque lo que más infunde el Ministerio Público es el miedo, miedo a qué van a decir, o tu familia qué te va a decir. Porque yo he escuchado testimonios de mujeres de ¿qué vas a hacer tú perra si te matan? ¿Y qué va a hacer una mujer contra un ministerial que tiene un cuerno de chivo?”, recomienda.
También, que cuando vayan a denunciar, si no les hacen caso en una instancia, que vayan a otra donde sí les hagan caso. Pero que no lo hagan solas, que se hagan acompañar de alguien que no tenga miedo o de una organización no gubernamental.
‘SON MOCHOS Y MISÓGINOS’
Al hacer una retrospectiva de todo lo que ha tenido que soportar de las diferentes dependencias estatales, empleados públicos y del Poder Judicial en su juicio, desde el 12 de septiembre de 2012 hasta la fecha, cuando fue agredida por Jasso Manríquez, concluye que todos han actuado como “mochos”.
Considera que el sistema de justicia estatal está muy influenciado por sus propias creencias y eso influye sus decisiones. Que se vuelven muy subjetivos cuando una persona va a denunciar.
“El sistema en teoría es bueno, en la práctica está demasiado subjetivizado por la gente y por los ministeriales y el procurador. Es más, el problema es ése, que se dejan guiar por sus propios pensamientos. Los pensamientos de ¿qué hace una niña de 18 años en la noche?, ¿por qué no vive con sus papás?, ¿por qué trabaja en un bar si tiene 18?, ¿por qué estaba en un coche con dos muchachos?, ¿y por qué tan noche?
“Esos pensamientos súper mochos son los que echaron a perder el pensamiento de muchas personas que se pusieron en contra de mí. Incluso los del Poder Judicial.
“Es muy difícil porque estás peleando contra un leviatán. (…) Tal vez lo que da más miedo es que sean los jóvenes, porque tuve más apoyo de gente mayor.
“Pero sí da mucho miedo que a una mujer, aunque se busque la equidad, una mujer nunca va a ser igual. Siempre está como 10 pasos atrás del hombre. (…) Que se atrevan a juzgarla por el solo hecho de ser mujer, y se aprovechan de esa vulnerabilidad para que ellas digan: ‘no quiero nada, porque es peor estar pasando por esto que no decir nada.
“Y tercero, que sean ideas tan retrógradas y misóginas al decir: ‘tú también estabas ahí, también acepta la culpa’, Pero no tengo la culpa de nada”.
Afirma que esta forma de pensar se ve en todos lados, porque lo vio desde la primera enfermera que la atendió en el Hospital, la primer agente del Ministerio Público que le tomó la declaración, hasta el procurador de Justicia Carlos Zamarripa y el anterior presidente del Poder Judicial Alfonso Fragoso.