La aristocrática Plaza Altamira de esta capital parecía el lunes un muestrario de la situación de Venezuela: algunos partidarios del gobierno clamaban mano dura contra los opositores mientras éstos gritaban consignas y agitaban pancartas, la Guardia Nacional desarmaba barricadas y empleados municipales limpiaban escombros.

Mientras, un militar murió tras recibir un disparo en la cabeza durante un incidente en la ciudad centro costera de Maracay, anunciaron las autoridades.

En Caracas, durante el día los vecinos de la Plaza Altamira circulaban por el lugar y algunos dijeron estar aliviados por la intervención de la fuerza pública, que en la madrugada desalojó la plaza —epicentro de violentos choques en días anteriores— las “guarimbas”, como se les llama popularmente a las barricadas.

“Lo que no entendí fue la violencia de hacer las barricadas, de cortar la circulación de los vecinos”, dijo a The Associated Press Jorge Chayeb, de 39 años y vecino de una avenida colindante a la plaza.

Chayeb dijo que no coincidía con muchas políticas del presidente Nicolás Maduro y que otras le parecían correctas, pero criticó a la oposición por la forma de expresar el desacuerdo.

“Hay fallas (del gobierno), pero la oposición debe hacer un trabajo real, no esto”, agregó, señalando un costado de la plaza donde la Guardia Nacional había colocado objetos que sacó de las barricadas: bombas molotov caseras, alambres de púas, trapos, cartelones, piedras, mangueras.

Incluso en la noche había grupos de opositores congregados en la plaza que sólo bajaban de las aceras para protestar cuando los semáforos se ponían en rojo, pero permitían la circulación.

No se registraron enfrentamientos ni lanzamientos de gases lacrimógenos como en días anteriores.

Desde febrero Venezuela se ha visto sacudida por las protestas y enfrentamientos entre manifestantes opositores al gobierno, civiles armados y fuerzas del orden que han dejado al menos 26 muertos, uno de ellos el domingo en la ciudad de Maracay.

El capitán de la Guardia Nacional José Guillén Araque falleció el lunes por la madrugada tras ser herido de bala en la cabeza en una barriada de clase media de Maracay, capital de estado Aragua, indicó el gobernador de la entidad, Tareck El Aissami.

Cerca de la medianoche del lunes, a su salida de las exequias en capilla ardiente del capitán Guillén en Maracay, Maduro exhortó a los militares a tener “mucha fortaleza y mucha moral” para “defender esta patria”.

Maduro comparó a sus adversarios con los nazis, afirmando que a sus opositores en Venezuela los mueve “una ideología llena de odio, de racismo, de desprecio… un fenómeno igualito” al nazismo.

“Aquí lo estamos venciendo con la ley, máxima severidad en la aplicación de la ley; lo estamos venciendo con la movilización de la conciencia del pueblo, de las mayorías y lo estamos venciendo con la actitud firme de nuestra Fuerza Armada Bolivariana, (y) de la Guardia Nacional como uno de sus componentes. Si no fuera por ustedes (los militares) ellos hubieran incendiado y hubieran llevado este país a un caos”, agregó.

La Fiscalía General dijo en un comunicado que Guillén Araque, de 34 años, fue herido de bala “cuando dispersaba una manifestación” en la urbanización Calicanto, al norte de Maracay, pero no ofreció más detalles.

El sector de Calicanto amaneció el lunes en calma tras la muerte del militar. Algunas de las vías de la barriada de clase media permanecían bloqueadas con barricas de basura y desechos que colocaron manifestantes que protestas desde hace varios días contra el gobierno de Maduro.

El Aissami dijo a la televisora estatal que un hombre de origen chino fue detenido con un “arsenal de guerra” por su presunta responsabilidad en el asesinato del oficial.

El detenido fue identificado como Cheng Nga Kwan, informó la gobernación de Aragua en Twitter.

El gobernador señaló que al detenido le incautaron “un arsenal de armas, material que es utilizado para entrenamiento paramilitar y municiones de guerra. Es un mercenario que forma parte de una red internacional”, según reseñó la estatal Agencia Venezolana de Noticias (AVN).

El Aissami mostró ante las cámaras de la televisora estatal varias armas, chalecos antibala y decenas de balas que le habrían sido incautadas al detenido.

En la Plaza Altamira, ya desalojada por la Guardia Nacional, camiones limpiaban una fuente, transeúntes iban apurados de un lado a otro y grupos de personas discutían a viva voz.

“Aquí (los opositores) estaban destruyendo al país”, dijo María Vives, de 65 años, quien trabaja en las inmediaciones. Para ella “la Guardia Nacional hace su trabajo sacando a los ‘guarimberos’. Este es un gobierno del pueblo”.

Pero unos metros más allá, María José Colmenares, una maestra de 50 años, gritaba “los estudiantes no tienen cómo expresarse y por eso se radicalizaron… Este es un gobierno de corruptos”.

Universitarios y opositores, esencialmente de clase media, han protagonizado protestas callejeras contra la galopante inflación, que alcanzó en febrero una tasa anualizada de 57,3%, el desabastecimiento de bienes básicos y la creciente criminalidad.

Por la madrugada, los uniformados reaccionaron a un ultimátum de Maduro a los estudiantes y opositores para que desalojaran las barricadas.

“Estamos desplegados desde las tres de la mañana por todo el municipio”, dijo el ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, a Venezolana de Televisión. “Estamos restableciendo el derecho a miles de ciudadanos de Chacao (donde está la Plaza Altamira) que estaban resguardados en sus viviendas por las acciones violentas”.

Rodríguez dijo que se mantendrán los patrullajes para garantizar la libre circulación de los ciudadanos.

Paralelamente, la aerolínea Air Canada anunció en su portal de Internet que suspendía los vuelos hacia y desde Venezuela por no poder garantizar la seguridad de su operación.

Las líneas aéreas han estado reclamando una deuda 3.300 millones de dólares al gobierno. El viernes pasado el Maduro advirtió que cualquier compañía que suspendiera sus viajes a Venezuela enfrentaría medidas severas.

El bloque oficialista que lidera Maduro, que ganó fácilmente las elecciones municipales en diciembre, se ha mantenido cohesionado en medio de la crisis política y económica que enfrenta el país. En medio de la tensa situación Maduro ha contado con el apoyo de la Asamblea Nacional, que es controlada por el oficialismo, el Poder Judicial y las fuerzas armadas.

Durante una conferencia de prensa también el lunes, los estudiantes descartaron la oferta del fin de semana de Maduro para dialogar.

“Señor Nicolás Maduro, señor Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional) van a tener que sacar 60 millones de militares para que nosotros abandonemos las calles de Venezuela”, dijo Juan Requesens, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela.

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