“Los Tres Mosqueteros”, la famosa novela de Alexandre Dumas, sirvió como fuente de inspiración para que los arquitectos Carlos Lassala Mozo y Guillermo R. Orozco y Orozco le dieran vida a su propuesta residencial.
En el proyecto escogieron una formación compuesta por tres volúmenes que, de acuerdo con los creativos, representa a Athos, Porthos y Aramis, tres de los personajes claves en la historia publicada en 1844.
“La cubierta delgada es la capa de D’Artagnan, que abriga de una u otra forma -sin ser mosquetero- a sus fieles amigos. Como cada volumen es un mosquetero, cuando se ve cortado -como en el caso del acceso a los cuartos y a la parte del vestíbulo-, fue interpretado como una herida producto de los duelos o batallas”, explicó Lassala Mozo. 
Un estanque une el conjunto arquitectónico al iluminarse en rojo, lo que recuerda simbólicamente el vino Rose D’ Anju, que en repetidas ocasiones deleitara a los tres caballeros, así como a su inseparable compañero D’Artagnan, a lo largo de la novela.
No obstante, los creativos vinculan a la casa dentro de un estilo mexicano contemporáneo al considerar que conserva una identidad de nacionalidad que le va muy bien.
“El terreno está muy cerca de los 700 metros cuadrados, y la construcción, en los 550, pero parece mayor. Lo que sí diferencia la vivienda son las alturas del entrepiso, que, aunado a hacer más fresca la casa, también hace sentir sus espacios de forma muy distinta”, señaló el artífice.

Integración y acabados
la fachada interior responde a una solicitud expresa del propietario, que era la de integrar la estancia, el comedor y el bar a la terraza y el jardín sin que las puertas interfieran con la vista o libre paso.
Por otro lado, la parte frontal de la residencia se buscó hacer muy geométrica, de líneas simples y pocos materiales. Por ello, la barda de acceso se desarrolló a base de piedra galarza en tonalidades claras, con puertas y marcos en fierro oxidado barnizado y acabados con aplanado arena de color almendra y cristales tipo duovent.
Como parte del diseño interior, se cuidó el diálogo entre el volumen arquitectónico, las superficies internas, la iluminación y la colocación de los muebles que se funden en un solo espacio integral que va acorde con el estilo.    
“El mobiliario y la decoración fueron realizadas por Mauricio Leroy e Íker Lanzagorta, quienes especificaron el manejo de cada una de las piezas. Los muebles, fijos en vestidores y otros espacios, así como la barra del bar fueron creadas por nosotros en base a las necesidades del propietario”, añadió el creativo.
Toda la vivienda está diseñada en cuanto a su iluminación decorativa a base de lámparas de bajo consumo, en su mayoría LEDs y tubos fluorescentes de luz cálida.
En el desarrollo de la obra participaron también los arquitectos Eduardo Lassala, Diego Mora, Leonardo Schoeneck y Nazdira Rodríguez bajo la dirección de los otros dos artífices, quienes dirigen Lassala+Orozco Taller de Arquitectura, en la capital tapatía.

Aspectos que la enriquecen
– Para los pisos se optó por diferentes materiales, como mármoles, porcelanatos y madera.
– En cuanto a los plafones, se utilizó tablarroca con pasta y pintura color almendra, concreto y cristal translúcido.
– La mayoría de las piezas de arte –tanto los cuadros como las esculturas– son parte del acervo del propietario.
– Cuando las puertas del cancel corren y quedan escondidas en los muros, el jardín se integra hacia el interior.
– Calentadores solares y sistemas automatizados de riego son parte de los aspectos sustentables.

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