La presidenta Michelle Bachelet dio el lunes el primer paso para una profunda reforma tributaria que recaude un 3% del PIB para financiar cambios estructurales a la educación, que en su estado actual reproduce las desigualdades socioeconómicas chilenas.
El gobierno ingresará el martes el proyecto al Congreso, donde tiene votos de sobra para aprobarlo, aunque espera contar con el apoyo de la oposición conservadora y de centroderecha.
Uno de los principales cambios tributarios es el alza gradual, hasta el 2018, del impuesto de primera categoría de las empresas, de un 20 a un 25%, con lo que se espera recaudar un 2,5% del PIB, el resto provendrá de medidas para controlar la evasión, y de algunos impuestos verdes.
El equipo económico espera recaudar 8.200 millones de dólares, aunque algunos economistas dudan que se alcance ese monto debido a la actual desaceleración que afecta a la economía chilena.
“El sistema tributario es uno de los instrumentos que tiene Chile para impulsar aquellas condiciones que requiere el desarrollo de una democracia, equidad y creación de riqueza”, dijo Bachelet al esbozar la reforma tributaria y firmarla durante un acto en la sede de gobierno.
La reforma tributaria es uno de los tres pilares del plan de gobierno, el otro es una modificación que otorgue educación gratis al 70% de los estudiantes más necesitados durante los cuatro años de su gestión —el 100% se alcanzaría el 2020— y los cambios a la Constitución legada por el régimen militar de Augusto Pinochet.
El ministro de Hacienda, Alberto Arenas, explicó que 1.450 millones de dólares se recaudarán a través de medidas para reducir la evasión.
También afirmó que del total de las empresas, el 95% son micro y pequeñas y dados los beneficios por depreciación e incentivos, “o quedan igual o mejor”.
Bachelet también anunció una rebaja en el impuesto sobre la renta, del 40 al 35%, junto con un impuesto adicional del 5% a las autoridades del ejecutivo y a senadores y diputados, para no legislar en su propio favor. “No vamos a legislar para subirnos los sueldos nosotros mismos”, añadió.
La mandataria dijo que otro de los objetivos de la reforma, “es mejorar la distribución del ingreso, por la vía de una mayor equidad tributaria con el concepto de que los que ganan más tributan más”.
Una de las medidas más resistidas por los grandes empresarios son la eliminación, en 2018, el Fondo de Utilidades Tributarias, que es un registro de las utilidades no retiradas por los empresarios y por las que no pagan impuestos. Ahora deberán empezar a tributar a partir de ese año.
El senador opositor Hernán Larraín no comparte el alza de tributos a las pequeñas y medianas empresas, “porque puede afectar duramente la creación de empleo”, aunque advirtió que la derecha política está dispuesta a discutir el punto en el Congreso.
Bachelet prometió una educación gratuita y de calidad para todos los niveles y para todas las clases sociales, incluido los más ricos. Actualmente la enseñanza es muy superior en las escuelas particulares ricas y disminuye en calidad hacia abajo a medida que merman los ingresos. Las escuelas municipales pobres y los colegios técnico-profesionales son los peores y sus alumnos virtualmente no tienen posibilidad de escapar de la pobreza.

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