Vicente Fox recibe a El Universal en el rancho San Cristóbal, donde tiene una réplica del despacho que ocupara en el periodo 2000-2006. Ahí, entre sillas de montar y acrílicos con fotografías de los jardines de Los Pinos, explica sus razones para apoyar la legalización de la marihuana.
¿Por qué hay que legalizarla?
Primero. Eso les reduciría poder económico a los cárteles. Segundo. Se vuelve un mercado abierto, los mismos capos pueden ser empresarios el día de mañana.
¿Y los delitos del pasado? ¿Borrón y cuenta nueva?
El perdón es una de las grandes virtudes del ser humano, y el perdón en política y en Gobierno es de efecto inconmensurable. Una vez que tú tienes a un “tipo” sentado en una mesa ya “fregaste”, ya de ahí “pal” real, ya es plática-plática-plática, negociación-negociación-negociación, y ya se acaban los balazos.
¿Propone una mesa de diálogo con los cárteles?
No es necesario, hay cosas que no tienes que escribir ni tienes que tratar públicamente y que suceden. Ellos (los capos) de buena manera van a cambiarse, van a empezar a decir “para qué ando aquí matándome, para qué ando arriesgando el pellejo, si puedo ganar mi dinerito de manera limpia”, y pagando altos impuestos por supuesto.
¿La legalización es la solución?
Consumir drogas en exceso nunca es bueno. La moderación en el consumo, la decisión responsable de qué me conviene y qué no, es lo que funciona, pero para eso tú le tienes que dar información al ciudadano. En cigarrillos se la estamos dando, imagínate que ya en mariguana venga eso, formidable. Las prohibiciones no funcionan.
Todos deberíamos de saber que consumir droga es malo y, sin embargo, Steve Jobs consumió por 10 años; sin embargo, los presidentes (Bill) Clinton y Barack Obama consumieron para probar de qué se trata.
¿Usted la ha consumido?
Yo no, nunca.
¿Dejaría que sus hijos la consumieran si fuera legal?
No, yo los educo para decirles “¿para qué te metes en eso?”, es que la información en casa es muy importante. Pero si al final ellos dicen “voy a probar” no los voy a agarrar a “cachetazos”.
¿Durante la transición hubo algún distanciamiento con Felipe Calderón?
No, en ese momento fue al revés, tuvimos pláticas muy constantes. Y la única diferencia, es que yo insistí en que el Ejército no debía de llevarse a la lucha en las calles contra el crimen organizado, que eso era un error.
¿Él lo planteó desde entonces?
Yo se lo dije voluntariamente, yo ya anticipaba que por ahí quería caminar y con absoluta claridad y más de tres veces le señalé mi punto de vista, y claro yo tenía que respetar el de él, pero mi punto de vista era que no resultaba conveniente meter al Ejército a hacer una tarea policiaca; lo que es más, le di una receta, muy ranchera: “si quieres más gente pues cámbiales el uniforme, si ya están preparados cámbiales del verde al azul de policías, entonces ya tienes todos los policías que quieres”.
¿Hoy cómo es su relación con el ex presidente Calderón?
Fría, fea, lejana.
¿En qué contexto se dio el distanciamiento?
A partir de mis declaraciones en dos sentidos, yo estuve insistiendo que esto del Ejército no caminaba, que más y más muertos es lo único que estaba habiendo ¿Dónde están los procesos jurídicos para cada uno de los 80 mil muertos? Simple y sencillamente se hizo una “fosa común virtual” y se aventaron ahí 80 mil muertos que nadie averiguó, no hubo Procuraduría, simple y sencillamente se les presentó como culpables, nadie lo demostró; eso fue garrafal, terrible, eso en ninguna democracia debe de suceder, no puede ser que en aras de la paz y la tranquilidad agarres a golpes a todo mundo.
¿Es equiparable a un genocidio?
Es una violación flagrante al debido proceso que nos garantiza la Constitución a cada ciudadano; es una violación flagrante a los derechos humanos, el solo hecho de presentar a una persona en cuanto la capturan como culpable ante la opinión pública es una violación flagrante a los derechos humanos.
¿Hubo en la transición algún pacto no escrito entre ustedes?
Absolutamente no, somos dos caracteres totalmente diferentes, como el agua y el aceite. Maquiavelo decía “tú ganas el respeto de la gente ejerciendo de manera fortuita el poder”, y entonces la gente te respeta por miedo; mi héroe, San Ignacio de Loyola, decía “tú ganas el respeto de la gente por la vía del amor, del diálogo y el convencimiento”. Este es mi estilo, el de Calderón, que es de “mecha corta”, es el otro estilo. Creo que Calderón armó de nuevo la “presidencia imperial”.
¿Está el crimen organizado detrás de la muerte de los dos secretarios de Gobernación?
Tengo que quedarme con la idea de que fueron accidentes, mientras no se demuestre lo contrario. Si la lucha de Calderón contra el crimen se alimentó por su enojo, su deseo de venganza, por eso (su lucha habría sido) peor aun.
Durante la campaña presidencial usted apoyó abiertamente al candidato del PRI (Enrique Peña Nieto), porque dijo que era la mejor opción. ¿Qué lo motivó a hacer eso?
No fue una decisión gratuita, fue muy reflexionada y comentada con él.
Reflexionaba primero, porque venía ya un desgaste importante en la capacidad del PAN de sacar adelante las reformas. Veníamos de una votación de 43%-42.5%, la mía; una votación de 36%, la de Calderón, y si bien le hubiera ido a Josefina, de 32% en su caso. ¿Cómo gobiernas un país con 32% de los votos? Entonces, mi primer punto era cómo buscamos consenso… En ese análisis se suma además que la campaña del PAN iba muy mal estratégicamente, estaba dividida, pues el presidente Calderón quería otro candidato. Por tanto nada apuntaba a que lográramos un triunfo que diera capacidad de conducir.
Por el otro lado, el PRI mostraba esa capacidad, y más que el PRI —que yo no estoy con el PRI para nada, ni seré priísta jamás, ni lo apoyaré— estoy apoyando a una persona con la cual tuve muchos tratos y negociaciones de gobernador a Presidente y de Presidente a gobernador y que todas fueron buenas. Yo tenía una magnífica impresión de él como nueva generación del PRI, nada en el cuerpo de él ni en la mente de él es el viejo PRI, como mucha gente pretende endilgarle a Enrique Peña.
Entonces a través de ese conocimiento y de la posibilidad real de dar un “lulaso”, en alusión al Presidente Lula, donde podía alcanzar una mayoría suficiente para llevar a cabo los cambios, le dije: “Enrique yo puedo apoyar aquí siempre y cuando tengas el compromiso de que vas a llevar a cabo las reformas”, y él me dijo: “por total convicción las voy a hacer, voy a hacer la reforma fiscal, voy a hacer la reforma de energía y voy a hacer la reforma educativa”.
¿Se comprometió con alguna otra reforma?
Esas son las que yo veía indispensables para el país, sin eso seguiríamos el camino al precipicio. Ahora, las reformas tampoco fueron el non plus ultra, me quedé bastante insatisfecho con la fiscal, ahí era claro que la reforma debió haber sido el IVA a todos los productos y seguir reduciendo el Impuesto Sobre la Renta. Ahí que me disculpe el presidente Peña, pero no fue la mejor. La educativa está bien apuntada aunque tiene más terreno que recorrer: se necesita infraestructura de calidad y cambiar los contenidos educativos radicalmente. Y en el caso de la energética, me parece el mejor logro, espero que la secundaria amplíe más, y que no se deje (Peña Nieto) impresionar por el PRD y por (Cuauhtémoc) Cárdenas, ya que si la secundaria no va a fondo, la inversión no va a llegar.
¿Quién buscó a quién? ¿Usted buscó al hoy Presidente? ¿Él a usted? ¿Cómo se dio el encuentro?
Las dos cosas. Él vino aquí al Centro Fox, y yo lo busqué, precisamente buscando tener información para poder evaluar de manera razonada lo que iba a ser mi voto, y más allá de mi voto lo que iba a ser mi respaldo. Sé y sabía que me iba a llevar la etiqueta de traidor del PAN, pero no pienso en un partido, pienso en mi querido México.
La alianza con el hoy Presidente, ¿es sólo por estas tres reformas o hay algo más a largo plazo?
Nada más, y es digamos espiritual, no hay ningún arreglo pragmático-material de ninguna especie, yo no he vuelto a hablar con él directamente desde que asumió la Presidencia.
¿Tiene alguna relación su familia con Oceanografía?
Absolutamente ninguna relación, ninguna información, nada que tenga que ver con el caso de Oceanografía, ni en la cuestión de los contratos ni mucho menos en cualquier otra insinuación calumniosa. En la familia, la propia y la ampliada, estamos muy tranquilos, cero preocupación.
¿Esto tiene relación con la reforma energética?
El gobierno federal necesita desahogar este tema, está perjudicando seriamente los temas de las reformas en energía que tanto trabajo le costó sacar al presidente Peña. Todo mundo afuera se pregunta qué vamos a hacer con un Pemex que sigue en corrupción y metido en problemas.
¿Se usa como moneda de cambio por la reforma?
El PAN ha perdido la brújula, ha perdido los principios, ha perdido las convicciones. Es absolutamente claro que el PAN debe de respaldar a fondo esta reforma en energía y por supuesto debe respaldar a fondo la transparencia, la rendición de cuentas.
¿Ha visto la serie “House of Cards”?
No, pero platícamela.
Es una serie de televisión estadounidense donde un congresista y su esposa comparten un ideal de vida, e independientemente de las críticas o de la ética y de la moral buscan a toda costa lograr sus objetivos.
Me describes a Marta (Sahagún) y a mí con esa pequeña historia, la cohesión de Marta y mía está fundamentada en el amor, en compartir el sueño, el propósito, el objetivo, la meta, de manera muy cohesionada, como un muégano. De hecho ambos estábamos en las filas del sector privado y coincidentemente en la misma época nos movimos a la brega política porque queríamos hacer algo por nuestro país, porque queríamos luchar por los pobres, y eso nos dio esta gran cohesión y esta gran unidad de propósito, que se ha mantenido a lo largo del tiempo, antes de casarnos, y de casados, y yo creo que hoy puedo afirmar que hasta que muramos. Siguen las críticas, siguen las zancadillas, pero nosotros no nos desviamos de ese camino.
¿Cuál es su relación actual con el ex presidente Salinas?
Es una relación distante pero creo que al paso del tiempo uno va ganado madurez. Hoy, una cosa que jamás hubiera hecho mientras estaba en la brega y en la lucha, puedo reconocer acciones muy importantes que Salinas hizo a favor de México. Desde luego el Acuerdo de Libre Comercio, ese fue una hombrada, ese fue luchar contra todo, a viento y marea, y sacar adelante eso que hoy para México ha sido uno de los instrumentos de desarrollo. Así que hay que reconocerle lo que es reconocible, hay que también ver que sus últimos dos años dejaron muchísimo que desear, se le salió el país de control y cayó en el mareo permanente de todos los priístas que no saben mantener los pies en la tierra y se les sale de control el país o de plano lo destrozan. Ahí está la historia de (José) López Portillo.
Nadie le ha causado más mal a este país que (Luis) Echeverría por un lado y que Lázaro Cárdenas por el otro.
El que haya habido un distanciamiento entre usted y Salinas, y uno entre Zedillo y Salinas, ¿los unió y los identificó?
No, yo no veía personas en ese momento, yo veía una causa, tenía una fijación clara: sacar al PRI de Los Pinos, no me importaba quién estuviera ahí, no me importaba el comportamiento, la imagen. Entonces como un buen “golpeador”, buscando que cayera el fruto, a “Zedillín” le pegué una y otra vez que pude. A Salinas hoy puedo reconocerle algunas cosas, otras no; Zedillo lo mismo, hoy puedo reconocerle muchas cosas buenas que hizo, y sobre todo su cierre, ese acto de majestad, ese acto de visión, él sale y hace el reconocimiento, dice: “Se acabó, ganó Vicente, así que los agresivos y las huestes violentas del PRI apláquense porque ya nos tocaba entregar el poder”. Ya estaba muy desgastado el PRI, ya no tenía nada más que ofrecerle a México, y mira lo que ha pasado, hoy los tenemos de regreso, esa es la democracia.
En el proceso de transición entre Zedillo y usted ¿por qué no hubo, a diferencia de otros sexenios, una investigación a fondo de la gestión de los funcionarios? ¿Hubo algún pacto con Zedillo…?
Mira, lo haces (las investigaciones), pero el que hace tropelías en este país las hace bien, y las ha hecho bien históricamente. Casi todas las denuncias tienen propósitos políticos, así fue La Quina, así fue La Maestra, así fueron todos los que han caído en la desgracia, ha sido porque había necesidad de un hecho político. Hay muchos culpables en la calle, está atascada de gente multimillonaria, de ex funcionarios públicos, y ahí están tranquilos.