Con un mensaje en WhatsApp Lupita Ortiz supo que su hermano Cristóbal Manuel estaba en Ixtapa, a donde viajó sin avisar.
“Estoy acá, ya no se preocupen, en la playa”. Ella le contestó: “Acá voy a hacer cuentas contigo”, pero no pudo hacerlo porque el joven murió ahogado la semana pasada en la “playa blanca”, en Ixtapa.
Ahora en la casa de Sara Torres, abuela del joven, hay un altar con la foto de Cristóbal, una veladora y un vaso de agua.
“Mi muchacho, que siempre sale bien y se ve bien”, dijo mientras veía la foto de su nieto que adorna el altar.
De acuerdo a sus conocidos la víctima tenía “toda la energía para comerse el mundo”, por lo que su viaje a Ixtapa no sorprendió a nadie.
La versión de las autoridades guerrerenses asegura que Cristóbal, de 20 años, y Tomás Becerra Ríos, de 41, fueron arrastrados por una ola y murieron. Seis turistas leoneses más fueron rescatados por salvavidas y tuvieron crisis nerviosas.
José de Jesús, papá de Cristóbal, trabaja como chofer en un camión del transporte público; su mirada refleja tristeza por la muerte de su hijo.
“Me enteré porque mi hija me estaba buscando, yo estaba en el taller cuando me dijeron que si tenía el carro disponible, pensé ‘ya valió’”.
La familia recuerda al joven por su porte, alegría y gentileza con los vecinos.
Cristóbal vivió en la colonia Las Arboledas, cerca un parque donde jugaba de niño; sus papás están separados y él hizo lo que era mejor para él, sus dos hermanas y su mamá, con quienes vivía.
“Era mi hijo, estudió hasta la preparatoria, tenía planeado seguir pero quería trabajar, siempre trabajó y eso enorgullece… era buen muchacho”, dijo su papá.