“León del cero-uno, entra la cuenta regresiva”, soltó el capitán Victoria vía radio hacia la Torre de Control del Aeropuerto de San Carlos.
Emocionados, atendían las indicaciones el padre Valente Aranda Ramírez y Eleazar Solís, locutor de la XELG, estación de radio que retomó la comunicación y encabezó la transmisión especial.

Audio cortesía del archivo personal de Ramón Malacara Velázquez

“Correcto. Recibiendo perfectamente bien la señal”, completó Solís.

Lo mismo ocurrió con miles de católicos leoneses, quienes siguieron la transmisión en sus casas, en las oficinas y en las decenas de fábricas, que suspendieron temporalmente sus labores.

Era la mañana del martes 30 de enero de 1979, y el Papa sobrevolaba en esos momentos el territorio del Bajío.
Lo hizo en un avión DC-8 de Aeroméxico, que lo trasladó de la ciudad de México hacia Guadalajara. El Pontífice cumplía la segunda etapa de su primera visita a México.
Tras volar sobre la montaña de Cristo Rey, Juan Pablo II estaba sobre el cielo de León.
A las 11 de la mañana con 10 minutos, y a 20 mil pies de altura, el Papa dirigió un breve pero emotivo mensaje a los católicos de la región.
“Envío mi recuerdo y mis saludos (…) al pueblo fiel leonés y del Bajío”, expresó tras saludar también al Obispo, los sacerdotes, seminaristas y religiosas.
En los momentos en que el avión pasaba sobre la ciudad, las campanas de la Catedral no cesaron de repiquetear, al igual que las de las parroquias y templos de la Diócesis, que compartían el júbilo por el mensaje del Papa a través de la radio.
“Muy gustoso habría hecho una visita a vuestra querida tierra, a vosotros, pero las circunstancias no me lo han permitido”, justificó un tanto Juan Pablo II, sobre porque no se incluyó a nuestra ciudad en la agenda de esa visita.
“Os exhorto a permanecer fieles en vuestra fe, a amar a Cristo y a la Iglesia en íntima unión con vuestros pastores”, añadió.
Según el audio original, cuya copia obtuvo AM gracias al archivo personal del señor Ramón Malacara Velázquez, la transmisión de la XELG “La grande”, duró aproximadamente 30 minutos.
A la misma se sumaron la XEACN y la XELEO “La Rancherita”, y entre los patrocinadores estuvo la desaparecida cadena de tiendas Salinas y Rocha, que se ubicó en la esquina de Madero y Gante.
Minutos antes del mensaje papal, el Padre Valente Aranda Ramírez explicaba a los radioescuchas los 4 ejes de la gira apostólica. Juan Pablo II, destacaba el sacerdote leonés, tenía como centro de todas sus preocupaciones a las familias.
Además de palabras de aliento a los enfermos, y los que sufren, el Papa también agradeció el afecto hacia su persona, en especial en su fidelidad hacia “el Señor”.
Y cerró con su mensaje con una bendición a los leoneses: “Que Dios os acompañe siempre”.
“En estos momentos hay un nuevo repique de campanas, con júbilo; para demostrar esta gratitud por la bendición impartida por el Papa”, destacó el Padre Aranda Ramírez.
Concluido el mensaje papal, en la transmisión se escucha cuando Eleazar Solís salió a las calles para describir el ambiente, que sin duda “sería inolvidable” entre los fieles. Por aquellos años los estudios de la XELG estaban en el centro de la ciudad, muy cerca de Catedral.
“Nos informan que la gente está saliendo a las calles a observar el avión en donde viaja Juan Pablo”, narró el locutor.
“E incluso en forma conjunta, los obreros, envían un saludo al Sumo Pontífice agitando las manos”, expresó.
En las escuelas, las clases se interrumpieron para escuchar el mensaje.
Expectantes, otros católicos leoneses subieron a las azoteas de sus casas para “saludar”, así fuera a tanta altura, al Papa Juan Pablo II.
Otros fieles, en tanto, sacaron sus rosarios, y sus estampas con la imagen del Papa.

Da bendición a los leoneses

MENSAJE Y SALUDO DEL PAPA JUAN PABLO II A LOS LEONESES

León, Guanajuato,
martes 30 de enero de 1979.

(Trasmitido desde el radio del avión DC-8 de Aeroméxico a los micrófonos de estaciones de radio, encabezadas por la XELG La Grande, cuando sobrevoló el cielo de la ciudad rumbo a Guadalajara, Jalisco)

“En el momento en que sobrevuelo el territorio de León para dirigirme hacia Guadalajara en mi viaje apostólico, envío mi recuerdo y mis saludos más cordiales al Pastor de la Iglesia de León, a los sacerdotes, a los religiosos, religiosas, seminaristas y pueblo fiel leonés y del Bajío.
“Muy gustoso habría hecho una visita a vuestra querida tierra, a vosotros, pero las circunstancias no me lo han permitido.
“Os exhorto a permanecer fieles en vuestra fe, a amar a Cristo y a la Iglesia en íntima unión con vuestros pastores.
“Junto con una oración por vosotros, especialmente para los enfermos y los que sufren, os mando como prueba y gran afecto una especial bendición agradeciéndoles vuestro afecto al Papa y vuestra fidelidad al Señor.
“Que Dios os acompañe siempre”.

Recibe Papa Viajero regalo de leoneses

El santo Papa Juan Pablo II recibió regalo de los leoneses como agradecimiento del mensaje que envió por radio cuando sobrevoló León en su primera visita a México.

El 18 de abril de 1979 una comitiva de 160 peregrinos leoneses encabezada por el padre Valente Aranda Ramírez (qepd), y el padre Ramón Esparza Salas, en representación del Obispo de León, monseñor Anselmo Zarza y Bernal (qepd), visitaron El Vaticano para entregarle al Sumo Pontífice un busto de bronce.
Era un busto de bronce que pesaba 30 kilos y que hizo el fotógrafo y escultor aficionado Agustín Dávalos (qepd).
“El pretexto para ir a Roma y visitar al Papa Juan Pablo II fue llevarle una escultura, como regalo en agradecimiento del mensaje que envió al pueblo de León en su primera visita a México, cuando sobrevolaba la ciudad al dirigirse a Guadalajara”, señala el hijo del escultor, Agustín Dávalos Aguilera.
Fue un regalo que se le entregó al Santo Padre a nombre de la Diócesis y del pueblo de León.
Tenían pensado que se recibiera a los leoneses en una audiencia especial con el Pontífice el martes 17 de abril de 1979. Sin embargo no se concretó debido a que el Papa estaba descansando en Castel Gandolfo luego de una agotadora jornada de Semana Santa.
El Papa Juan Pablo II regresó al Vaticano el miercoles 18 de abril para llevar a cabo la audiencia pública en la Basílica de San Pedro y dar su mensaje de Pascua.
“Recuerdo como si fuera ayer. Después de que el Papa dio su mensaje de Pascua, salió de la Basílica y bajo por la escalinata para saludar a los enfermos, y tuvimos el privilegio de que nos permitieran acercarnos a él. Fue el padre Valente, mi padre y yo”, dice Agustín.
El Papa los recibió con mucha amabilidad y sonriendo, recordando su primer viaje a México.
Luego de ver la escultura, en tono de broma fue cuando dijo el Papa Juan Pablo: “Es un retrato bueno de un Papa malo”.
Revela que estuvieron ante la presencia del Santo Padre 18 minutos, que han sido los más emotivos de su vida.
“Sólo recuerdo que me extendió sus manos para que yo se las tomara y luego puso sus manos sobre mi cabeza para darme la bendición. Fue algo que me marcó para siempre. Fueron 18 minutos inolvidables”, revela.
El Papa Juan Pablo le hizo tres regalos: le autorizó al padre Valente que por la tarde celebrara una misa concelebrada en la Basílica de San Pedro con el grupo de leoneses, en la capilla del Perpetuo Socorro.
El segundo regalo que hizo al escultor fue una medalla que aún conserva en una foto-pintura del Pontífice. El tercer regaló fue un rosario.
Agustín conserva la foto-pintura con la firma del Papa Juan Pablo, como una gran reliquia y un verdadero tesoro en su vida.
Don Agustín Dávalos murió coincidentemente un martes 17 de abril de 1990, un día de Pascua, 11 años después de haber estado con el Santo Padre.
La señora María Carmen Aranda Ramírez, hermana del padre Valente, conserva como un tesoro la foto donde está su hermano con el Santo Padre.
“Yo esperaba a mi primer hijo y fue muy emotivo el que el Santo Padre los recibiera”, dice.

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